A manera de apéndice, aquí tenéis la tercera y última parte de la miniserie sobre cuestiones dermatológicas en personas con VIH, redacta por el activista y médico Márcio Serra, de Río de Janeiro.
Independientemente de la infección por el VIH, algunos cuidados son fundamentales para el aumento y mantenimiento de la salud, entre ellos la alimentación.
Una alimentación equilibrada se refleja en una piel saludable. Se debe evitar carbohidratos en exceso (pastas, cereales, azúcares, etc.), dar preferencia a grasas insaturadas (aceites vegetales, margarina) y evitar frituras en general. Consumir carnes magras como fuente de proteína (pollo, pescado, cortes de vaca con poca grasa), y siempre añadir legumbres y verduras que son excelentes fuentes de vitaminas y sales minerales y facilitan el tránsito intestinal.
Se debe evitar el humo, puesto que, al disminuir la circulación periférica, causa la aceleración del envejecimiento de la piel cutánea, y provoca el aumento del riesgo de enfermedades cardíacas, sin hablar de la mayor incidencia de cáncer de pulmón entre l@s fumadores.
La práctica de ejercicios físicos debe ser una constante, ya que más que las dietas los ejercicios aeróbicos disminuyen los niveles de triglicéridos (efecto colateral común en algunos antirretrovirales), y la complementación con ejercicios de peso (musculación), que ayudan en la mejora de la apariencia de los miembros superiores e inferiores en l@s pacientes con lipodistrofia, además de disminuir el riesgo de dolencias cardíacas. Hoy en día los ejercicios físicos son tan importantes como los remedios en el tratamiento del/la paciente seropositiv@ por el VIH.
Para completar se debe evitar la exposición al sol en exceso, pues éste además de causar cáncer de piel y aumentar su incidencia, causa resecación y envejecimiento cutáneo, modificando su textura y elasticidad.
La mayor parte de afecciones cutáneas que aparecen en pacientes con VIH/SIDA no ofrece riesgo de transmisión a excepción de las infecciones bacterianas, principalmente las que presentan secreción, y las infecciones virales, como la varicela. En estos casos se debe evitar el contacto con la sangre y secreciones, utilizando guantes al manipular estas lesiones.
Un cuidado muy importante es lavar siempre las manos antes y después de la realización de las curas.
Cuando el/la paciente y/o la pareja presenta micosis en la ingle, o candidiasis en el pene o en la vagina, se debe siempre tratar al/la compañer@.
Conviene siempre acordarse del uso del preservativo, que además de prevenir la transmisión del VIH, evita una serie de enfermedades sexualmente transmisibles, como el herpes y el condiloma. El mayor cuidado hacia el/la compañer@ sexual es recordar que el mejor tratamiento para el VIH es no infectarse.