SI eres una persona recién diagnosticada con infección por VIH y aún no has tenido tu primera visita con el o la especialista, lo más aconsejable es que intentes hacerlo cuanto antes. Esta primera visita no sólo será el punto de partida para una extensa evaluación de tu estado de salud, sino también el principio de una relación de colaboración entre tú y tu médic@ que bien podría prolongarse durante muchos años.
Es frecuente que las personas VIH+, y más aún si están en el período de shock que suele seguir al diagnóstico de la infección, se sientan particularmente ansiosas y confusas durante las primeras fases de su relación con el sistema sanitario y con el o la especialista en VIH. Si éste es tu caso, puede que sientas que el/la médic@ adopta una actitud tipo “manos a la obra”, y que no te da la cantidad o calidad de información que tú necesitas en esos momentos. Es muy posible que tales diferencias entre tus preocupaciones y expectativas y las de tu médic@ vayan limándose con el tiempo, el conocimiento mutuo y la buena voluntad de amb@s, pero eso es algo que en última instancia sólo tú podrás valorar.
Sea como sea, es importante que recuerdes que queda de tu parte preguntar lo que no entiendes para que te lo expliquen mejor, y obligación de tu médic@ dar respuestas comprensibles a tus preguntas. Muchas personas encuentran útil preparar de antemano una lista con sus dudas para así asegurarse de que no se olvidarán de plantearlas durante la consulta.
Como posiblemente ya sepas, una persona VIH+ recién diagnosticada puede encontrarse en cualquiera de los puntos que van desde la infección completamente asintomática hasta la inmunodeficiencia avanzada. En cualquiera de los casos, el o la especialista VIH que asuma tu seguimiento clínico indicará la práctica de pruebas iniciales de suma importancia para la evaluación general de tu estado de salud y para su seguimiento.
En términos generales, la evaluación inicial de la persona VIH+ recién diagnosticada habrá de basarse en:
1. La historia completa, que a su vez incluirá:
2. Un examen físico, que puede incluir:
3. Una multitud de pruebas que servirán no sólo para saber en qué fase se encuentra la infección por VIH sino para contribuir a la toma de decisiones sobre:
a) El plan de seguimiento y de posibles inmunizaciones o vacunas.
b) Si es necesario prescribir tratamientos profilácticos (de prevención de enfermedades oportunistas asociadas al VIH).
c) Si conviene comenzar a usar Tratamientos Antirretrovirales de Gran Actividad (TARGA).
Para que te hagas una idea, aquí tienes un listado (no necesariamente exhaustivo) de las pruebas que tu médic@ podría solicitar para ti:
|
|
|
La mayor parte de estas pruebas son de laboratorio, o sea, que necesitan una muestra, normalmente de tu sangre, para llevársela y analizarla. Algunas, como las de los recuentos de linfocitos CD4 o las de la carga viral, habrán de repetirse regularmente tanto si tomas como si no tomas tratamiento para el VIH. Otras sólo se harían al principio (por ejemplo las de varicela o citomegalovirus). Otras más, finalmente, habrán de repetirse al cabo de determinados períodos de tiempo dependiendo del resultado de la primera, de tu riesgo concreto en relación con lo que examine la prueba en cuestión o de las indicaciones clínicas correspondientes.
Ten en cuenta que el resultado de estos análisis o pruebas se reflejará en las hojas de tus resultados (analíticas) en lenguaje estrictamente médico. Eso significa que verás muchas iniciales, números o abreviaturas que, a menos que tengas conocimientos médicos específicos, pueden despistarte mucho.
Si te interesa tener más información y aprender a “leer” mejor tus analíticas, adopta una actitud activa: busca otros materiales informativos y léelos, habla con las ONG del VIH en tu zona y con otras personas VIH+ y haz preguntas a tu propi@ médic@ y personal de enfermería. Recuerda que es tu derecho obtener siempre una fotocopia de tus análisis y que es conveniente que la pidas siempre. De esa forma, puedes ir construyendo tu propio informe médico y tenerlo contigo siempre que lo necesites.
CATEGORÍAS CLÍNICAS | |||||||||
CATEGORÍAS DE CD4 | A.Asintomática o aguda | B.Sintomática | C.Condición indicadora de SIDA | ||||||
1. >/= 500 (>/= 29%) | A1 | B1 | C1 | ||||||
2. 200–499 (14%–28%) | A2 | B2 | C2 | ||||||
3. < 200 (< 14%) | A3 | B3 | C3 |
Uno de los objetivos de la evaluación inicial de la persona VIH+ es determinar en qué estadio o fase se encuentra la infección por VIH. La clasificación más utilizada y aceptada es la de los Centros para el Control de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC en sus siglas en inglés), un sistema que utiliza, por un lado, los recuentos de linfocitos o células CD4 y, por otro, una clasificación de categorías clínicas.
La tabla que aparece al principio de esta página resume la clasificación descrita. Las fases en negrita (A3, B3, C1, C2 y C3) serían las consideradas como SIDA.
La aproximación clínica global al/la paciente VIH+ recién diagnosticad@ no debería acabarse en tus cifras, en la determinación de tu fase de enfermedad por VIH o en la decisión de prescribir tal o cual tratamiento farmacológico. De hecho, el primer encuentro con tu médic@ es también una oportunidad para identificar tus necesidades más amplias y para obtener información sobre tus recursos y posibilidades de búsqueda de ayuda en el propio hospital o en otros puntos de la red sociosanitaria y de ONG. La educación sobre la transmisión del VIH y sobre prácticas sexuales o de inyección de sustancias más seguras, la conveniencia de que te pongas en contacto con tu ONG local para obtener información extra o apoyo psicológico y/o social o la necesidad de contactar con el o la trabajadora social de tu hospital por temas laborales, familiares o de prestaciones sociales, son algunas de las situaciones que podrían empezar a definirse desde tu primera consulta con tu especialista en VIH.