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Liz Taylor la estrella que nunca dejará de brillar

El pasado 23 de marzo falleció en Los Ángeles Elizabeth Taylor, una de las últimas representantes de la generación de estrellas de cine más rutilantes y glamurosas que jamás haya pisado Hollywood.

Más allá de su brillante carrera cinematográfica —con más de 70 películas y múltiples premios—, su apasionada vida sentimental —con ocho matrimonios, dos de ellos con Richard Burton— y sus idas y venidas al Centro Betty Ford —para tratar sus problemas de adicción y sobrepeso—, para muchas personas Liz será recordada, sobre todo, por su gran compromiso humanitario en la respuesta frente al VIH.

Foto: Liz Taylor y Rock Hudson en una foto de estudio para la promoción de la película Gigante.Eran los primeros años de la década de los 80. El VIH irrumpe en la historia de la humanidad con la intención de quedarse y pronto comienzan a hacerse visibles los estragos de la epidemia: la enfermedad y muerte de los afectados, la desesperación de sus familiares, la impotencia de los médicos, el miedo de la sociedad, la discriminación hacia los afectados, y la pasividad de la clase política.
“Continuaba viendo todas esas noticias sobre la nueva enfermedad y no podía dejar de preguntarme por qué nadie estaba haciendo nada. Y entonces me di cuenta de que yo era como ellos. Yo tampoco estaba haciendo nada para ayudar”. La toma de conciencia sobre la gravedad de la situación y el fallecimiento a causa del sida de su gran amigo Rock Hudson bastaron para que Elizabeth Taylor tomase la firme de determinación de implicarse en primera línea en la respuesta frente al VIH.

En 1985, la intérprete de Cleopatra participa, junto con un pequeño grupo de médicos y científicos, en la creación de la American Foundation for AIDS Research (amfAR, en sus siglas en ingles; ‘Fundación Americana para la Investigación en Sida’), una organización que nace con el objetivo de acelerar la investigación más innovadora en la respuesta frente al virus de la inmunodeficiencia humana.

En calidad de presidenta y portavoz de amfAR, Liz Taylor supo atraer la atención de los medios de comunicación y conmover a millones de americanos gracias al magnetismo que, como figura indiscutible del séptimo arte, irradiaba. De hecho, su contribución fue tan importante que, para muchos estadounidenses, fue la primera personalidad en colocar el tema del VIH en la agenda política.

Imagen: Destacado de textoSu discurso, cercano y conmovedor al tiempo que crítico contra la hipocresía de la sociedad y contra la discriminación de las personas con VIH, fue el contrapunto del mutismo y la pasividad oficial de la Administración estadounidense, y del (entonces) propio presidente Ronald Reagan, que hacían caso omiso a la gravedad de la enfermedad y a las decenas de ciudadanos de EE UU que estaban falleciendo por causa del sida.

En 1986, protagonizó una serie de anuncios de televisión producidos por amfAR e hizo innumerables apariciones públicas en nombre de la fundación. Su labor, como portavoz de esta entidad, le permitió captar numerosos fondos para la organización, además de sus propias donaciones, como por ejemplo, la venta en subasta del vestido que lució en la gala de los Óscar de 1969, por un valor de 167.500 dólares.

Ese mismo año, Liz Taylor testificó ante el Congreso para apoyar la Ley Ryan White CARE, que tomó el nombre de una adolescente hemofílica que contrajo el VIH a través de una transfusión y que fue expulsada de la escuela debido a la enfermedad. El proyecto de ley finalmente fue aprobado en el año 1990 y, desde entonces, ha permitido financiar la atención de los pacientes con VIH estadounidenses de ingresos bajos.

En 1991, fundó su propia organización, la Fundación contra el Sida Elizabeth Taylor, con el objetivo de apoyar la provisión de servicios de atención directa para personas con VIH y complementar el trabajo de amfAR. En este sentido, en los últimos años, y a pesar de sus graves problemas de salud, apoyó los esfuerzos de esta última organización por promover los programas de intercambio de jeringuillas como parte de una estrategia de prevención del VIH integral.
Se calcula que Taylor, en su labor como activista del sida, ayudó a recaudar unos 100 millones de dólares destinados a combatir la enfermedad.
Foto: Liz Taylor y Paul Newman en una escena de La Gata sobre el tejado del zinc.
La Gata sobre el tejado del zinc agotó su última vida el pasado mes de marzo. Su defensa de la justicia social y de los derechos humanos han hecho de Liz Taylor una de las personalidades más comprometidas con la respuesta frente al VIH. Como solía decir, “la fama no es algo que viene exento de responsabilidad… Si puedo contribuir todavía más a una buena causa, simplemente prestando mi voz, entonces siento que ese es mi lugar para hacerlo”.

Muchas han sido las celebridades que han seguido y seguirán la estela solidaria de Liz Taylor. No obstante, ninguna de ellas podrá llegar a eclipsar la luz de una estrella que brillará por siempre en el recuerdo de todos.

Referencia: www.amfar.org

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