La llegada del buen tiempo despierta las ganas de realizar actividades al aire libre. De hecho, es un buen momento para hacer ejercicio moderado en el exterior, muy saludable de cara a la mejora de la salud cardiovascular y para reducir los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa, todos ellos problemas frecuentes en el proceso de envejecimiento, sobre todo en el de personas con VIH.

En la playa
La playa es un lugar idóneo para la realización de ejercicio, solo se trata de encontrar un lugar no masificado que te permita moverte de forma cómoda.El ejercicio “playero” de menor intensidad es pasear por la arena, ideal si tu forma física es limitada, pretendes comenzar poco a poco o, simplemente, no deseas practicar ejercicios que impliquen demasiada fatiga. Caminar por la orilla —alternando tierra seca y mojada e, incluso, sumergir un poco los pies en el agua— activa la circulación de tus extremidades inferiores, incrementando los beneficios cardiovasculares del paseo.
Si queremos un ejercicio de mayor intensidad, podemos correr por la orilla o con los pies sumergidos, lo cual dificultará el movimiento, incrementando la dureza del ejercicio. Es fundamental ser conscientes de nuestro estado físico, ya que en la arena y en el agua los ejercicios exigen una mayor condición física que en otros terrenos. Quizá una solución intermedia sería realizar algún tipo de actividad en grupo, como jugar a palas o con un disco.
Por último, la natación es uno de los deportes más completos que existen, por lo que nadar en la playa es otro tipo de ejercicio a tener en cuenta. Es esencial evaluar nuestra condición física y nuestra capacidad técnica en la natación, dado que el mar es mucho más exigente que la piscina. Las olas dificultan nuestra progresión, por lo que recorrer una determinada distancia en el agua requiere mucho más consumo de energía que en la piscina.
Como norma general, es básico tener presente el impacto del sol en cualquier ejercicio que efectuemos en la playa. El uso de crema solar con un elevado factor de protección, la ropa blanca o de colores claros que refleje parte de los rayos solares, proteger nuestra cabeza con sombreros o gorras y gafas de sol para nuestra vista, además de beber agua con frecuencia para evitar la deshidratación, son factores a los que tendría que prestarse atención. En horas de elevado impacto solar —como al mediodía o durante las primeras horas de la tarde—, deberíamos abstenernos de realizar ejercicios intensos en la playa.
En la montaña
Una alternativa importante al entorno playero es la montaña, normalmente menos masificada y con un entorno a menudo más natural que la mayoría de las playas.Una de las actividades físicas montañeras más practicada y asequible para personas sin una condición física muy desarrollada es el senderismo. Esta actividad deportiva se practica realizando rutas a pie a través del sistema de vías de comunicación tradicional, no transitables por la mayoría de vehículos y, en muchos casos, con balizas que indican el camino y/o el kilómetro de vía en el que nos encontramos. Además de hacer ejercicio, suelen ser rutas con interés cultural, por lo que implican una interesante fusión cuerpo-mente.
Si no tienes experiencia en el mundo del senderismo, puede ser preferible hacer tu ruta por un sendero homologado, puesto que este tipo de senderos se encuentran bajo el mantenimiento de organismos públicos y presentan diversas características que facilitan nuestra actividad:
- Son aptos para la gran mayoría de población
- Se encuentran debidamente señalizados por medio de un sistema de marcas normalizado
- Poseen interés paisajístico, cultural o medioambiental
- No tienen grandes desniveles ni riesgos
- No precisan de técnicas o materiales especiales para su recorrido
Los senderos homologados pueden encontrarse en las conocidas como “topoguías”, publicaciones que describen dichos senderos y a las que se puede acceder mediante los servicios de información turística locales o por medio de internet.
Si pretendes llevar a cabo un ejercicio montañero de mayor intensidad, las opciones son muy variadas, ya que la popularización de los conocidos como “deportes de aventura” ha sido muy destacada durante los últimos años. Escalada, barranquismo, piragüismo y rafting, entre otras, son disciplinas que cada día tienen más adeptos. Suele tratarse de actividades que, a no ser que ya domines sus técnicas, deben ser guiadas por un monitor, aparte de precisar de un equipo adecuado para su realización.
En conclusión, en el mar o en la montaña, existen numerosas actividades físicas al aire libre. Además, pasear en parques u otros entornos naturales dentro de espacios urbanos puede ser una buena opción para personas que no quieren o no pueden salir de la ciudad. Lo importante es moverse, ya sea por los beneficios físicos o por los psicológicos, dado que la actividad física también reduce el estrés y facilita nuestra posterior relajación.
Referencias:
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Me ha servido para compaginar ejercicio y dieta de acuerdo a la edad y resistencia además me diagnósticaron un cáncer maligno mamarios hace dos meses nivel 2 . Gracias.
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