“Existen nuevos patrones en lo que se refiere al consumo de drogas”, explica el psicólogo Raúl Izquierdo. “Ya no se utiliza tanto la jeringuilla y el VIH se transmite más por otras vías.
Pero se consume muchísima cocaína y esto conduce a trastornos mentales graves”. Él es uno de los responsables de la asociación Dual (patologiadual.com), que trabaja con personas doblemente diagnosticadas: con un trastorno adictivo y un trastorno mental.
“Los afectados por una patología dual muchas veces no encuentran su lugar en los recursos para personas con problemas de salud mental o de drogas, debido, sobre todo, a la naturaleza específica de cada una de las redes”, lamenta el psicólogo. Es por eso que, desde el año 2000, se impulsan recursos diseñados para estos pacientes.
Ahora, están a punto de abrir un piso con ocho plazas para personas con patología dual, que funcionará con capital privado. Para los que no necesitan una atención continuada, ofrecen un piso con tres plazas, con la supervisión de un educador y un psicólogo, que gestionan mediante solicitud de subvenciones.
La asociación también es responsable del Centro de Rehabilitación Clínico y Psicosocial de Patología Dual con 99 plazas. “Se trata de un recurso ambulatorio que combina la asistencia clínica y psicosocial en un mismo espacio”, detalla su responsable.
En su catálogo de servicios añadieron, en 2004, un Servicio de Información y Orientación para afectados, familiares y profesionales. También han formado a 600 profesionales que trabajan en el circuito de la red de drogas y en el de salud mental.
En alguno de sus proyectos reciben apoyo institucional, pero se lamentan de que sea irregular. “Si dependes de capital público, es difícil planificar. Más ahora, con las dificultades económicas. Esto nos preocupa mucho”.
Ellos trabajan para personas que necesitan un seguimiento constante e individual. “El piso tradicional destinado a personas con VIH no es el adecuado si se padece un trastorno dual. En muchos recursos asistenciales se hace lo que humanamente se puede y más. Pero no suele existir un programa específico para esta situación, ni el personal adecuado. Disponemos de un estudio que demuestra que el 53% de los pacientes atendidos en estas redes presentan un cuadro compatible con una patología dual”.
Izquierdo es crítico, asimismo, con los centros que funcionan con personal voluntario. “Muchas veces, son profesionales no remunerados”, denuncia. “Nos hemos acostumbrado a funcionar con lo mínimo. La Administración deja de hacer los deberes si no le exigimos”.
Aboga para que el usuario disponga de toda la información y sea consciente. “Hay pacientes con trastornos graves, por ejemplo, en el grupo de psicosis, que no tienen consciencia del problema. No quieren ir a un sitio donde traten ‘locos’ porque no creen necesitar un tratamiento que implica unos efectos secundarios. No se puede rehabilitar a alguien que no sabe lo que tiene. Defender esto no es ideológico, es un fundamento médico”.
“Los afectados por una patología dual muchas veces no encuentran su lugar en los recursos para personas con problemas de salud mental o de drogas, debido, sobre todo, a la naturaleza específica de cada una de las redes”, lamenta el psicólogo. Es por eso que, desde el año 2000, se impulsan recursos diseñados para estos pacientes.

La asociación también es responsable del Centro de Rehabilitación Clínico y Psicosocial de Patología Dual con 99 plazas. “Se trata de un recurso ambulatorio que combina la asistencia clínica y psicosocial en un mismo espacio”, detalla su responsable.
En su catálogo de servicios añadieron, en 2004, un Servicio de Información y Orientación para afectados, familiares y profesionales. También han formado a 600 profesionales que trabajan en el circuito de la red de drogas y en el de salud mental.
En alguno de sus proyectos reciben apoyo institucional, pero se lamentan de que sea irregular. “Si dependes de capital público, es difícil planificar. Más ahora, con las dificultades económicas. Esto nos preocupa mucho”.
Ellos trabajan para personas que necesitan un seguimiento constante e individual. “El piso tradicional destinado a personas con VIH no es el adecuado si se padece un trastorno dual. En muchos recursos asistenciales se hace lo que humanamente se puede y más. Pero no suele existir un programa específico para esta situación, ni el personal adecuado. Disponemos de un estudio que demuestra que el 53% de los pacientes atendidos en estas redes presentan un cuadro compatible con una patología dual”.
Izquierdo es crítico, asimismo, con los centros que funcionan con personal voluntario. “Muchas veces, son profesionales no remunerados”, denuncia. “Nos hemos acostumbrado a funcionar con lo mínimo. La Administración deja de hacer los deberes si no le exigimos”.
Aboga para que el usuario disponga de toda la información y sea consciente. “Hay pacientes con trastornos graves, por ejemplo, en el grupo de psicosis, que no tienen consciencia del problema. No quieren ir a un sitio donde traten ‘locos’ porque no creen necesitar un tratamiento que implica unos efectos secundarios. No se puede rehabilitar a alguien que no sabe lo que tiene. Defender esto no es ideológico, es un fundamento médico”.
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