La pérdida mineral ósea es un efecto secundario de la terapia antirretroviral. Además de frecuente, a menudo empeora en nosotros, las personas con VIH, produciendo lo que se llama osteoporosis.

Como algunos de vosotros, yo también tengo esta pérdida de hueso, diagnosticada en 2008. Llevo 21 años viviendo con VIH. Inicialmente, me prescribieron calcio y vitamina D, pero en vista de que la densitometría ósea —un bombardeo de rayos X de cadera hacia arriba durante 10 minutos— mostraba apenas una leve estabilización del calcio, optaron por recetarme ibandronato de sodio (Bonviva®).
Yo soy de los que gusta saber algo más sobre mi huésped permanente, me refiero al VIH, ¡mal pensados! Viendo que sus efectos secundarios eran algo agresivos, a mi parecer, excepto que ese bifosfanato no contiene hormonas (¡con lo a gusto que me siento siendo homosexual!), manifesté a mi doctora que no lo iba a tomar. Pero he aprendido acerca de la importancia de una buena relación médico-paciente. Así que le propuse una alternativa: una dosis semestral intravenosa de zolendronato.
Ella aceptó de buena gana. De paso, quiero dar las gracias a vuestra revista LO+POSITIVO y al boletín diario La Noticia del Día, pues fuisteis vosotros quienes me proporcionasteis estas herramientas de conocimiento que tanto me han ayudado, como a muchos, a colaborar en el control de nuestro VIH y por tanto, a favorecer una posible mejor calidad de vida.
Hace poco tiempo, tuve mi revisión anual: Las cosas han mejorado en la columna vertebral y la osteoporosis se ha estabilizado en mis caderas. Como pago de esta mejoría, ahora mido 3 centímetros menos.
Pasar de 1,73 a 1,70cm a mis 55 años, la verdad, no me afecta mucho. Quizá sea porque acepto la responsabilidad de mi enfermedad. He dedicado tiempo y esfuerzo a conocerla por dentro (es decir, en mí) y por fuera (es decir, tratando de colaborar en beneficio de todos nosotros).
Puede que esa sea mi receta, a pesar de mis otras múltiples afecciones. Una sugerencia: Incluid en vuestra dieta alimentos ricos en calcio y, si lo consideráis oportuno, dosis extras de vitamina D, con frecuencia bimestral. En cualquier caso, es bueno hablar con vuestro médico sobre esta cuestión. Una fractura ósea, en nuestro caso, es algo bastante serio que podría complicarnos más la vida de lo que ya la tenemos. ¡Cuidaros y adelante!
Comentar
Nota: No serán publicados los comentarios ofensivos, los que puedan resultar inapropiados para personas de otras confesiones religiosas ni los que contengan datos personales. gTt no se hace responsable de las opiniones publicadas.
No hay comentarios aún ¡Sé el primero en dejar uno!
Enviar un comentario nuevo