De las personas con VIH que trabajan, apenas un 20% comunica su estado serológico a sus compañeros y superiores, según datos del último estudio FIPSE sobre integración laboral.
La razón es evidente: una de cada cuatro afirma haber sufrido algún tipo de discriminación, ya sea mediante el rechazo o, directamente, con el despido.
A pesar de estos datos, más de la mitad de las personas con VIH que no trabajan están deseando incorporarse al mundo laboral. Sus principales motivaciones son económicas (81,7%), por los beneficios personales y psicológicos tales como sentirse útil (78,3%) y normal (69%), y por los beneficios sociales al contribuir a la sociedad (59%).
Las principales barreras con las que se encuentran son la discriminación (71,9%), el miedo de dar a conocer su situación (72,6%) y las preocupaciones derivadas de los cambios de salud (84,9%).
“Las personas con VIH se encuentran con importantes barreras tanto para la incorporación como para el desarrollo de una actividad profesional normalizada. Cabe destacar, por su relevancia, los prejuicios y la discriminación percibida”, señala una de las autoras y editoras del trabajo, Mª José Fuster.
“Hay que lograr una mayor estabilidad laboral para las personas con VIH. Las medidas deben ir dirigidas a la sensibilización y formación en el mundo del trabajo y a la capacitación de las personas con VIH, entre otras”.
El estudio, Integración laboral de las personas con VIH. Estudio sobre la identificación de las necesidades laborales y la actitud empresarial, fue realizado por la Coordinadora Estatal del VIH-Sida (CESIDA), junto con la Universidad del País Vasco y la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y financiado por FIPSE, la Fundación privada para la Investigación y la Prevención del Sida en España.
Puede descargarse el informe aquí:
www.cesida.org/images/stories/elinformefipse.pdf
A pesar de estos datos, más de la mitad de las personas con VIH que no trabajan están deseando incorporarse al mundo laboral. Sus principales motivaciones son económicas (81,7%), por los beneficios personales y psicológicos tales como sentirse útil (78,3%) y normal (69%), y por los beneficios sociales al contribuir a la sociedad (59%).
Las principales barreras con las que se encuentran son la discriminación (71,9%), el miedo de dar a conocer su situación (72,6%) y las preocupaciones derivadas de los cambios de salud (84,9%).
“Las personas con VIH se encuentran con importantes barreras tanto para la incorporación como para el desarrollo de una actividad profesional normalizada. Cabe destacar, por su relevancia, los prejuicios y la discriminación percibida”, señala una de las autoras y editoras del trabajo, Mª José Fuster.
“Hay que lograr una mayor estabilidad laboral para las personas con VIH. Las medidas deben ir dirigidas a la sensibilización y formación en el mundo del trabajo y a la capacitación de las personas con VIH, entre otras”.
El estudio, Integración laboral de las personas con VIH. Estudio sobre la identificación de las necesidades laborales y la actitud empresarial, fue realizado por la Coordinadora Estatal del VIH-Sida (CESIDA), junto con la Universidad del País Vasco y la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y financiado por FIPSE, la Fundación privada para la Investigación y la Prevención del Sida en España.
Puede descargarse el informe aquí:
www.cesida.org/images/stories/elinformefipse.pdf
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