El Reiki es un sistema para canalizar energía a través de las manos. Una sesión de Reiki consiste en que la persona que lo da transmite energía a la persona que llamamos paciente, y con esto trata de armonizar y equilibrar cualquier bloqueo energético que se encuentre en su cuerpo.
Durante este tiempo, lo único que tendrá que hacer el receptor es permanecer con los ojos cerrados, respirando suavemente, sintiendo su cuerpo y disfrutando de ese rato de relajación.

Durante el tiempo en que se está recibiendo el tratamiento, no hay que concentrarse en nada, ya que el Reiki no sigue dogmas filosóficos ni religiosos.
Los terapeutas de Reiki no emitimos ningún diagnóstico sobre el estado físico de la persona (no somos médicos), ni hablamos de modificaciones de los
tratamientos que pueda estar siguiendo, aunque si la mejora es evidente, el facultativo es el que determinará los cambios y pautas a seguir en la medicación.
El Reiki no ofrece garantías de sanación (ningún sistema las ofrece), si bien miles de pacientes avalan su eficacia y más de quinientos hospitales en EE UU utilizan esta técnica como medicina complementaria. En España, se ha introducido en el Hospital 12 de Octubre y en el Ramón y Cajal de Madrid, y próximamente se hará en el Hospital Infanta Sofía y La Paz, donde hasta el momento está dando excelentes resultados con enfermos del servicio de Oncología. En la provincia de Barcelona, en concreto en el Hospital de Mataró, se ha habilitado una planta para realizar la experiencia piloto con terapias complementarias (incluido el Reiki), con la finalidad de realizar un estudio para determinar su eficacia con vistas a su posterior implantación para ser aplicadas en pacientes con cáncer, VIH, en postoperatorios, etc. La experiencia piloto se ha efectuado sobre tres mil pacientes con un éxito considerable.
Una sesión normalmente se realiza con la persona tumbada en una camilla y sin calzado. El terapeuta impone sus manos en distintas zonas del cuerpo del paciente y las mantiene durante unos minutos. El paciente no experimenta ninguna clase de dolor; en general, suele conseguir un estado profundo de relajación o incluso llega a quedarse dormido. Según el grado de sensibilidad del paciente, éste podrá tener diferentes sensaciones, aunque en las primeras sesiones puede que no llegue a sentir nada. Hay que hacer hincapié en que no se trata de una píldora que tomas y te sana. Las liberaciones de energía pueden continuar días después de haber recibido la sesión. De manera habitual, con unas cuatro sesiones separadas en varias semanas, el paciente nota alguna mejoría.
En ciertos casos se pueden sufrir la llamada “crisis de sanación”, lo que significa que, en el proceso de mejoría, el paciente empeora de los síntomas de su enfermedad. Esto hay que tomarlo como un éxito, ya que significa que el paciente está reaccionando bien al Reiki y mejorando de su dolencia.
Cuando un paciente se somete a unas sesiones de Reiki para la mejora de un determinado tipo de afección, la solución no siempre es la que espera. El Reiki siempre proporciona lo mejor para el paciente. A modo de ejemplo, si alguna persona desea solucionar un problema de pareja, es posible que el desenlace sea una ruptura, aunque ésta se producirá de forma armoniosa, porque eso era lo mejor para ella. Por este motivo, con frecuencia se dice que “El universo no siempre te da lo que quieres”.
El Reiki es capaz de equilibrar a tres niveles:
- Nivel físico: Sirve para relajar dolores de tipo físico, inflamaciones, problemas de la piel, lesiones, fracturas, ansiedad, efectos secundarios provocados por medicación, etc.
- Nivel mental o emocional: También sirve para subsanar problemas emocionales como ansiedad, depresión, insomnio, agresividad, infelicidad, tristeza, desamor...
- Nivel espiritual: Sirve para encontrar la armonía, la paz y el equilibrio, etc.

¿Cómo iniciar una terapia de Reiki?
El tratamiento consiste en el seguimiento y proceso de equilibrio de la persona. La sesión dura alrededor de una hora; el número de sesiones depende del paciente y de la dolencia que le afecte. Con el Reiki se pueden mejorar toda clase de afecciones, enfermedades físicas o psicológicas y hábitos perjudiciales.Durante el tiempo en que se está recibiendo el tratamiento, no hay que concentrarse en nada, ya que el Reiki no sigue dogmas filosóficos ni religiosos.
Los terapeutas de Reiki no emitimos ningún diagnóstico sobre el estado físico de la persona (no somos médicos), ni hablamos de modificaciones de los
tratamientos que pueda estar siguiendo, aunque si la mejora es evidente, el facultativo es el que determinará los cambios y pautas a seguir en la medicación.
El Reiki no ofrece garantías de sanación (ningún sistema las ofrece), si bien miles de pacientes avalan su eficacia y más de quinientos hospitales en EE UU utilizan esta técnica como medicina complementaria. En España, se ha introducido en el Hospital 12 de Octubre y en el Ramón y Cajal de Madrid, y próximamente se hará en el Hospital Infanta Sofía y La Paz, donde hasta el momento está dando excelentes resultados con enfermos del servicio de Oncología. En la provincia de Barcelona, en concreto en el Hospital de Mataró, se ha habilitado una planta para realizar la experiencia piloto con terapias complementarias (incluido el Reiki), con la finalidad de realizar un estudio para determinar su eficacia con vistas a su posterior implantación para ser aplicadas en pacientes con cáncer, VIH, en postoperatorios, etc. La experiencia piloto se ha efectuado sobre tres mil pacientes con un éxito considerable.
¿Qué espera el paciente de una sesión de Reiki?
Algo a tener en cuenta cuando nos sometemos a una sesión de Reiki es que el terapeuta no es quien nos equilibra. Él es un mero canal de energía, la cual entra por su Chakra corona y sale por sus manos.Una sesión normalmente se realiza con la persona tumbada en una camilla y sin calzado. El terapeuta impone sus manos en distintas zonas del cuerpo del paciente y las mantiene durante unos minutos. El paciente no experimenta ninguna clase de dolor; en general, suele conseguir un estado profundo de relajación o incluso llega a quedarse dormido. Según el grado de sensibilidad del paciente, éste podrá tener diferentes sensaciones, aunque en las primeras sesiones puede que no llegue a sentir nada. Hay que hacer hincapié en que no se trata de una píldora que tomas y te sana. Las liberaciones de energía pueden continuar días después de haber recibido la sesión. De manera habitual, con unas cuatro sesiones separadas en varias semanas, el paciente nota alguna mejoría.
En ciertos casos se pueden sufrir la llamada “crisis de sanación”, lo que significa que, en el proceso de mejoría, el paciente empeora de los síntomas de su enfermedad. Esto hay que tomarlo como un éxito, ya que significa que el paciente está reaccionando bien al Reiki y mejorando de su dolencia.
Cuando un paciente se somete a unas sesiones de Reiki para la mejora de un determinado tipo de afección, la solución no siempre es la que espera. El Reiki siempre proporciona lo mejor para el paciente. A modo de ejemplo, si alguna persona desea solucionar un problema de pareja, es posible que el desenlace sea una ruptura, aunque ésta se producirá de forma armoniosa, porque eso era lo mejor para ella. Por este motivo, con frecuencia se dice que “El universo no siempre te da lo que quieres”.
- Nota importante: El Reiki jamás debe ser usado como sustituto de tratamientos médicos o psicológicos.
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Hola, quiero saber si una persona que tenga HIV, puede ser Reikista.
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