opina. Este verano conocí, fuera de mi ciudad, a una mujer que parecía superenrollada, de izquierdas —lo sé, no quiere decir nada—, colaboradora de ONG, del sector sanitario, abierta de miras, siempre con una sonrisa, etc.

Por cortesía hacia la demás gente, tuve que mirarla algún rato más. No podía creerlo; no pude dormir en toda la noche.
¡Esto sigue siendo un calvario! Mi pareja me dice que es que soy muy cerrada con la gente, que tengo una coraza, que no me fío. ¡Qué rabia!
Comentar
Nota: No serán publicados los comentarios ofensivos, los que puedan resultar inapropiados para personas de otras confesiones religiosas ni los que contengan datos personales. gTt no se hace responsable de las opiniones publicadas.
No hay comentarios aún ¡Sé el primero en dejar uno!
Enviar un comentario nuevo