Ante la inevitable expansión de la gripe nueva o gripe A, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en EE UU [CDC, en sus siglas en inglés] hicieron públicas, el jueves 30 de abril, unas directrices sobre la información de que se disponía acerca del virus de la influenza A de origen porcino (H1N1) en adultos y adolescentes con infección por VIH.

Las infecciones por el virus H1N1 de origen porcino se identificaron por primera vez en humanos en abril de 2009 en una serie de casos, algunos de ellos mortales, en México y EE UU. A los pocos días, otros países, entre ellos España, Canadá y Nueva Zelanda, comunicaban también nuevos casos de gripe porcina en personas que habían viajado recientemente a México y los primeros casos de contagio entre humanos fuera del país azteca.
Gravedad moderada
A partir de ahí, la gripe nueva o gripe A se fue extendiendo hasta ser declarada pandemia. Según una nota emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 11 de junio se habían notificado casi 30.000 casos confirmados en 74 países. De todos modos, la OMS considera que la gravedad es moderada, similar a la observada en los períodos de gripe estacional local, puesto que la mayoría de personas afectadas se recuperan sin necesidad de hospitalización ni atención médica.
Sin embargo, advierten las directrices estadounidenses, es bien sabido que las personas adultas y adolescentes con VIH, sobre todo aquéllas con bajos recuentos de células CD4, tienen un riesgo mayor de contraer infecciones virales y bacterianas del tracto respiratorio inferior y neumonías recurrentes.
¿Cuáles serían los síntomas esperables de la gripe nueva o gripe A en personas con VIH? En principio, serían similares a los observados en la población general: enfermedad típica respiratoria aguda (por ejemplo, tos, dolor de garganta, rinorrea), fiebre o estado febril, cefalea y dolor muscular. Para algunas personas con VIH, especialmente aquéllas con recuentos bajos de células CD4, la enfermedad podría progresar con rapidez y complicarse con la aparición de infeccionas bacterianas secundarias, como por ejemplo neumonía.
Tratamiento y profilaxis

Estas recomendaciones para el tratamiento y la profilaxis de la gripe A en personas con VIH son las mismas que se utilizan en otras que también se encuentran en alto riesgo. Asimismo, según estas recomendaciones, el tratamiento antiviral con zanamivir u oseltamivir debería iniciarse lo más pronto posible, tras la aparición de los síntomas gripales.
Se aconseja una duración del tratamiento de cinco días y, en la profilaxis, de diez días tras la última exposición. Las terapias con oseltamivir y zanamivir y con los regímenes profilácticos que se recomiendan para las personas con VIH son las mismas que se proponen para aquéllas que tienen gripe estacional.
Según el documento de los CDC, los médicos deberían controlar muy de cerca a los pacientes tratados y considerar la posibilidad de extender la terapia sobre la base del curso de la enfermedad. Las recomendaciones sobre el empleo de antivirales para la gripe en personas con VIH podrían cambiar conforme se disponga de datos adicionales sobre los beneficios y los riesgos de este tratamiento en tal población de pacientes.
Interacciones con antirretrovirales
No se han comunicado efectos secundarios en personas con VIH que han recibido oseltamivir y zanamivir. Por lo que respecta a las potenciales interacciones entre estos antivirales y los medicamentos antirretrovirales, los expertos sugieren un seguimiento estrecho de los pacientes con VIH con cualquier grado de insuficiencia renal que reciben análogos de nucleósido que se excretan por vía renal y oseltamivir. De la misma manera, hasta que no haya más datos disponibles, los pacientes que toman rimantadina y medicamentos antirretrovirales que se metabolizan a través del hígado (los inhibidores de la proteasa, los no análogos de nucleósido, maraviroc y raltegravir) deberían controlarse más estrechamente.
Todavía no se dispone de una vacuna para prevenir la gripe nueva o gripe A. La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que ésta esté disponible en la Unión Europea en diciembre de este año, una vez se definan cuáles son los grupos más vulnerables y se concluyan los ensayos clínicos con estas poblaciones. Mientras se desarrolla, se pueden tomar ciertas medidas preventivas, como por ejemplo limitar potenciales exposiciones a personas con infecciones respiratorias. Otras formas posibles para reducir el riesgo incluyen lavarse las manos, utilizar mascarillas y minimizar el contacto con otras personas que podrían tener gripe A.
Por último, las autoridades sanitarias estadounidenses recuerdan que mantenerse saludables es una medida crucial para reducir el riesgo de gripe A y mejorar la capacidad del sistema inmunitario para hacer frente a cualquier infección que pudiera producirse. En este sentido, recomiendan que las personas que están actualmente tomando terapia antirretroviral o profilaxis contra infecciones oportunistas se adhieran de forma escrupulosa al tratamiento prescrito como medida para minimizar el riesgo.
Referencia:
- The US Centers for Disease Control and Prevention (CDC). HIV-Infected Adults and Adolescents: Considerations for Clinicians Regarding Swine-Origin Influenza A (H1N1) Virus. April 30, 2009.
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