El debate continúa: México es escenario de un nuevo capítulo en esta polémica
Desde que en la XV Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI), celebrada en febrero de 2008 en Boston, saltara la sorpresa al asociarse abacavir con un aumento del riesgo cardiovascular, no han parado de sucederse las publicaciones que respaldan o cuestionan dicha asociación.
La caja de los truenos se abrió en la pasada CROI con la presentación de los datos del D:A:D (siglas en inglés de Recopilación de datos sobre efectos adversos de los fármacos anti-VIH), un gran estudio prospectivo realizado con más de 33.000 pacientes con VIH de once cohortes en Europa, Australia y EE UU, que vinculaba el uso reciente de abacavir (Ziagen®, y coformulado en Kivexa® y Trizivir®) y didanosina (ddI, Videx®) con un mayor riesgo de infarto de miocardio.
Como era de esperar, tras la publicación de estos datos, la compañía responsable de abacavir, GlaxoSmithKline (GSK), no tardó en responder. Tras revisar los estudios clínicos realizados y los informes de efectos secundarios, no encontró ningún incremento en el riesgo cardiovascular vinculado a este análogo de nucleósido.
Esta aparente contradicción se trasladó al ámbito de las recomendaciones clínicas. Así, mientras el borrador de la Asociación Británica del VIH (BHIVA, en sus siglas en inglés) relegaba Kivexa® (abacavir más lamivudina) desde la posición preferente que compartía con Truvada® a una opción alternativa, la versión final de 2008 volvía a dejar las cosas como estaban. No obstante, la BHIVA pareció dar con una solución de compromiso al aconsejar precaución en el empleo de abacavir a las personas que presentaban de antemano un “riesgo significativo” de desarrollar enfermedad cardiovascular.
Al cierre de esta edición, hemos conocido la noticia de que en las directrices estadounidenses de tratamiento del VIH de 2008 abacavir ha pasado a pauta alternativa en lugar de preferente para tratar a personas que inician tratamiento por primera vez.
Llega agosto y el escenario se traslada a la Conferencia Internacional de México, donde el debate continúa sin llegar a una conclusión definitiva. Por una parte, GSK presentó el análisis pormenorizado de la revisión de la base de datos de ensayos clínicos efectuados bajo el patrocinio de la compañía, los cuales ratifican la ausencia de un mayor riesgo de acontecimientos cardiacos ligados a abacavir.
Con resultados opuestos, en la misma conferencia se presentó un análisis observacional sobre los datos procedentes del estudio SMART (siglas en inglés de Estudio sobre estrategias para el manejo de la terapia antirretroviral), un gran ensayo clínico de distribución aleatoria que, con 5.472 participantes con VIH repartidos en 33 países, comparó un tratamiento antirretroviral continuo con otro de tipo intermitente.
En línea con las conclusiones del estudio D:A:D, el análisis de SMART encontró que el uso de abacavir (pero no el de didanosina) sí estaba asociado a un mayor riesgo cardiovascular en comparación con otros análogos de nucleósido/ nucleótido. Asimismo, sugirió como posible explicación la asociación entre abacavir y el aumento de ciertos biomarcadores de inflamación vascular.
No obstante, los resultados de este análisis también parecen indicar que el supuesto riesgo para el corazón de abacavir sólo sería clínicamente relevante en aquellas personas con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular previo.
Cabe esperar que los diversos estudios en marcha ayuden a aclarar definitivamente esta cuestión.
Referencias:
Cutrell A, Hernández J, Brothers C, Yeo J, Burkle W, Spreen W. Is abacavir (ABC)-containing combination antiretroviral therapy (CART) associated with myocardial infarction (MI)? No association identified in pooled summary of 54 clinical trials. Program and abstracts of the 17th International AIDS Conference; August 3-8, 2008; Mexico City, Mexico. Abstract WEAB0106.
Lundgren J, Neuhaus J, Babiker A, et al. Use of nucleoside reverse transcriptase inhibitors and risk of myocardial infarction in HIV-infected patients enrolled in the SMART study. Program and abstracts of the 17th International AIDS Conference; August 3-8, 2008; Mexico City, Mexico. Abstract THAB0305.
Origen de la polémica

Como era de esperar, tras la publicación de estos datos, la compañía responsable de abacavir, GlaxoSmithKline (GSK), no tardó en responder. Tras revisar los estudios clínicos realizados y los informes de efectos secundarios, no encontró ningún incremento en el riesgo cardiovascular vinculado a este análogo de nucleósido.
Esta aparente contradicción se trasladó al ámbito de las recomendaciones clínicas. Así, mientras el borrador de la Asociación Británica del VIH (BHIVA, en sus siglas en inglés) relegaba Kivexa® (abacavir más lamivudina) desde la posición preferente que compartía con Truvada® a una opción alternativa, la versión final de 2008 volvía a dejar las cosas como estaban. No obstante, la BHIVA pareció dar con una solución de compromiso al aconsejar precaución en el empleo de abacavir a las personas que presentaban de antemano un “riesgo significativo” de desarrollar enfermedad cardiovascular.
Al cierre de esta edición, hemos conocido la noticia de que en las directrices estadounidenses de tratamiento del VIH de 2008 abacavir ha pasado a pauta alternativa en lugar de preferente para tratar a personas que inician tratamiento por primera vez.
Continuación en México

Con resultados opuestos, en la misma conferencia se presentó un análisis observacional sobre los datos procedentes del estudio SMART (siglas en inglés de Estudio sobre estrategias para el manejo de la terapia antirretroviral), un gran ensayo clínico de distribución aleatoria que, con 5.472 participantes con VIH repartidos en 33 países, comparó un tratamiento antirretroviral continuo con otro de tipo intermitente.
En línea con las conclusiones del estudio D:A:D, el análisis de SMART encontró que el uso de abacavir (pero no el de didanosina) sí estaba asociado a un mayor riesgo cardiovascular en comparación con otros análogos de nucleósido/ nucleótido. Asimismo, sugirió como posible explicación la asociación entre abacavir y el aumento de ciertos biomarcadores de inflamación vascular.
No obstante, los resultados de este análisis también parecen indicar que el supuesto riesgo para el corazón de abacavir sólo sería clínicamente relevante en aquellas personas con un alto riesgo de enfermedad cardiovascular previo.
Cabe esperar que los diversos estudios en marcha ayuden a aclarar definitivamente esta cuestión.
Referencias:
Cutrell A, Hernández J, Brothers C, Yeo J, Burkle W, Spreen W. Is abacavir (ABC)-containing combination antiretroviral therapy (CART) associated with myocardial infarction (MI)? No association identified in pooled summary of 54 clinical trials. Program and abstracts of the 17th International AIDS Conference; August 3-8, 2008; Mexico City, Mexico. Abstract WEAB0106.
Lundgren J, Neuhaus J, Babiker A, et al. Use of nucleoside reverse transcriptase inhibitors and risk of myocardial infarction in HIV-infected patients enrolled in the SMART study. Program and abstracts of the 17th International AIDS Conference; August 3-8, 2008; Mexico City, Mexico. Abstract THAB0305.
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