Las últimas investigaciones en profilaxis pre-exposición y microbicidas apuntan a mejores resultados con la combinación de fármacos.
Ahora que la perspectiva de contar con una vacuna preventiva contra el VIH parece alejarse una vez más, la atención se centra en otras medidas de prevención, como la profilaxis pre-exposición (PPrE). Ésta consiste en el uso de fármacos antirretrovirales en personas sin VIH para evitar que contraigan el virus en caso de una posible exposición al mismo. A pesar de que los microbicidas podrían entrar también en esta definición, generalmente por PPrE se entiende la que se toma por vía oral (igual que el tratamiento).
Aunque en la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida se comentó que la profilaxis pre-exposición sería rentable siempre que su eficacia superase el 50%, lo cierto es que la eficacia y la seguridad de esta estrategia aún no están del todo demostradas. Así pues, se espera que los ensayos clínicos que están en marcha puedan ofrecer respuestas a estas cuestiones, ya que no se trata de un enfoque carente de problemas. De este modo, no puede obviarse el riesgo de que se desarrollen resistencias a los fármacos (en caso de que se produzca la infección a pesar de la PPrE) y de que, en consecuencia, tenga lugar la transmisión a terceras personas de estos virus resistentes.
No obstante, ya se dispone de algunos datos que invitan a la esperanza. Así, un estudio en el que se desarrolló un modelo matemático para predecir los resultados de un programa de PPrE en hombres gays demostró que se podría prevenir un elevado número de infecciones en esta población, puesto que sus efectos protectores no se limitarían a las personas que la toman, sino a terceros, que se beneficiarían de forma indirecta del descenso de la prevalencia del VIH en la comunidad.
Son varias las voces en el mundo de los microbicidas que consideran que es demasiado optimista pretender que el uso de un único fármaco sirva para proteger frente a las distintas variantes del VIH, y que afirman que, al igual que nadie se plantearía el empleo de una monoterapia para tratar la infección, debería plantearse la utilización de combinaciones de fármacos para evitarla.
En este sentido, también en la Conferencia de México, se presentaron los resultados de un estudio con monos en el que se empleó un microbicida de segunda generación (es decir, que contiene sustancias activas específicas contra el VIH) que usaba los fármacos antirretrovirales presentes en la pastilla combinada Truvada® (tenofovir y emtricitabina). En el estudio, este microbicida consiguió proteger por completo a los monos frente a la infección por una variedad del VIH modificada genéticamente para ser infecciosa en esos animales.
Respecto a la cuestión de la emergencia de resistencias (una posibilidad en el caso de que la persona tenga el VIH sin saberlo y se produzca una absorción en sangre de los fármacos empleados), al menos en este ensayo se comprobó que los niveles de antirretrovirales en sangre eran muy inferiores a los que podrían provocar una presión selectiva sobre el virus que originase la aparición de cepas resistentes; un dato que invita al optimismo.
Por su parte, los estudios de la PPrE en monos también han ofrecido mejores resultados cuando se empleó una combinación de fármacos en lugar de sólo uno. Como resultado, excepto en un caso, casi todos los estudios referentes a la profilaxis pre-exposición ya en marcha o en fase de preparación están utilizando, o han cambiado a, combinaciones de fármacos.
Referencia:
Parikh UM, et al. Complete protection against repeated vaginal SHIV exposures in macaques by a combination emtricitabine and tenofovir topical gel. XVII International AIDS Conference, Mexico City, abstract THAC0503, 2008.
Aunque en la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida se comentó que la profilaxis pre-exposición sería rentable siempre que su eficacia superase el 50%, lo cierto es que la eficacia y la seguridad de esta estrategia aún no están del todo demostradas. Así pues, se espera que los ensayos clínicos que están en marcha puedan ofrecer respuestas a estas cuestiones, ya que no se trata de un enfoque carente de problemas. De este modo, no puede obviarse el riesgo de que se desarrollen resistencias a los fármacos (en caso de que se produzca la infección a pesar de la PPrE) y de que, en consecuencia, tenga lugar la transmisión a terceras personas de estos virus resistentes.
No obstante, ya se dispone de algunos datos que invitan a la esperanza. Así, un estudio en el que se desarrolló un modelo matemático para predecir los resultados de un programa de PPrE en hombres gays demostró que se podría prevenir un elevado número de infecciones en esta población, puesto que sus efectos protectores no se limitarían a las personas que la toman, sino a terceros, que se beneficiarían de forma indirecta del descenso de la prevalencia del VIH en la comunidad.
Combinaciones de fármacos
Son varias las voces en el mundo de los microbicidas que consideran que es demasiado optimista pretender que el uso de un único fármaco sirva para proteger frente a las distintas variantes del VIH, y que afirman que, al igual que nadie se plantearía el empleo de una monoterapia para tratar la infección, debería plantearse la utilización de combinaciones de fármacos para evitarla.
En este sentido, también en la Conferencia de México, se presentaron los resultados de un estudio con monos en el que se empleó un microbicida de segunda generación (es decir, que contiene sustancias activas específicas contra el VIH) que usaba los fármacos antirretrovirales presentes en la pastilla combinada Truvada® (tenofovir y emtricitabina). En el estudio, este microbicida consiguió proteger por completo a los monos frente a la infección por una variedad del VIH modificada genéticamente para ser infecciosa en esos animales.
Respecto a la cuestión de la emergencia de resistencias (una posibilidad en el caso de que la persona tenga el VIH sin saberlo y se produzca una absorción en sangre de los fármacos empleados), al menos en este ensayo se comprobó que los niveles de antirretrovirales en sangre eran muy inferiores a los que podrían provocar una presión selectiva sobre el virus que originase la aparición de cepas resistentes; un dato que invita al optimismo.
Por su parte, los estudios de la PPrE en monos también han ofrecido mejores resultados cuando se empleó una combinación de fármacos en lugar de sólo uno. Como resultado, excepto en un caso, casi todos los estudios referentes a la profilaxis pre-exposición ya en marcha o en fase de preparación están utilizando, o han cambiado a, combinaciones de fármacos.
Referencia:
Parikh UM, et al. Complete protection against repeated vaginal SHIV exposures in macaques by a combination emtricitabine and tenofovir topical gel. XVII International AIDS Conference, Mexico City, abstract THAC0503, 2008.
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