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  1. Lo+Positivo 41, otoño 2008
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Acción universal ¡ya!

El pasado mes de agosto, se celebró en Ciudad de México la XVII Conferencia Internacional del Sida (CIS), una de las citas más multitudinarias en la agenda del VIH. Bajo el lema Acción Universal ¡Ya!, casi 25.000 personas se dieron cita en la capital mexicana para mostrar al mundo que, en la respuesta a la pandemia del VIH, no valen paños calientes.

Pocos días antes de la conferencia, ONUSIDA dio a conocer la situación mundial de la epidemia a través de su informe anual: en 2007, treinta y tres millones de personas vivían con VIH/sida, dos millones fallecieron a causa del sida y 2,7 millones se infectaron por VIH. A todas luces, estas cifras continúan siendo inaceptables.  

Muchos y muchas activistas de América Latina y el Caribe habían depositado sus esperanzas en esta conferencia, aunque no exentos de ciertos reparos y una pizca de escepticismo respecto al impacto real que pudiera tener este macroevento mundial sobre ambas regiones. Y no era para menos: era la primera vez que un acontecimiento de tal calado se desarrollaba en un país latino.
FOTO: Manifestación durante la Conferencia México 2008
La historia del VIH en Latinoamérica y el Caribe ha estado marcada desde sus inicios por el estigma y la discriminación. La mayoría de los gobiernos no fueron capaces de implementar políticas valientes que superaran los obstáculos impuestos por sociedades conservadoras y que salvaguardaran los derechos de las personas con VIH. Como consecuencia, el estigma sigue siendo en América Latina un mal endémico que campa a sus anchas y la situación de la epidemia, una emergencia en la región.

Sin embargo, los organismos internacionales y las potencias mundiales no consideran tal situación de emergencia, si se comparan los datos epidemiológicos con otras regiones con mayores índices de prevalencia e incidencia. Los estadistas se basan en datos macroeconómicos, muchas veces maquillados, que engloban a la región como un todo bajo el epígrafe de países de renta media y, por tanto, las acciones de ayuda internacionales se derivan, principalmente, a las regiones más necesitadas. La realidad de cada país, de cada pueblo y de cada persona está muy alejada de las grandes cifras. Por ejemplo, mientras que en Europa y otros paí­­ses ricos luchamos por mejorar aún más nuestra calidad de vida y los servicios sociosanitarios y disponer de los fármacos de última generación, en América Latina y el Caribe todavía continúan ­reclamando algo tan ­elemental y básico como el acceso universal al tratamiento, la atención sanitaria, el refuerzo de la prevención y políticas frente al estigma y la discriminación de las personas con VIH.

La Conferencia de México no se recordará por los grandes avances científicos en el campo del VIH. Hubo, una vez más, muchas promesas, buena voluntad y algunos compromisos, como el anuncio de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, de que España aportará 10,2 millones de euros a ONUSIDA y más de 460 millones de euros al Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria para el periodo 2008-2012. Es de agradecer que, en tiempos de recesión económica mundial, algunos gobiernos sigan apostando por políticas sociales y de cooperación internacional. No obstante, de España se esperaba un compromiso similar, o incluso mayor, desde hacía ya tiempo. Aunque tarde, la sociedad civil organizada, que llevamos mucho tiempo tratando de transmitir a nuestra clase política la importancia de incrementar la ayuda económica contra el sida en relación con el producto nacional bruto del país, aplaudimos la iniciativa. Todavía estamos algo lejos de alcanzar este objetivo, pero, poco a poco, nos vamos aproximando.

También durante la Conferencia, el ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, anunció que el tratamiento reparador de la lipoatrofia facial asociada al VIH será gratuito en España, una medida de la que se beneficiarán unas 14.000 personas. La inclusión de la reparación facial en la cartera común de servicios del Sistema Nacional de Salud ha sido otra de las reivindicaciones que la sociedad civil organizada ha reclamado con más insistencia a lo largo de estos años. La implantación de esta medida, que no incluye, por ahora, la cobertura de la lipohipertrofia (acumulación de grasa en determinadas zonas), no será un camino fácil. El movimiento asociativo seguirá el proceso muy de cerca, para asegurar que se cumple el mandato del Gobierno y que en todas las comunidades se ofrece esta prestación en las mismas condiciones.
   
La próxima conferencia mundial se celebrará en Viena (Austria) en 2010. Hasta entonces, la comunidad internacional velará por que las buenas palabras, las grandes declaraciones y los compromisos tibios adoptados en México se traduzcan en acciones concretas capaces de generar cambios en la respuesta al VIH/sida.  

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