lo más negativo
En febrero de 1999 cinco enfermeras búlgaras y un médico palestino fueron acusad@s y encarcelad@s en Libia por haber infectado a más de 400 niñ@s con VIH en un hospital de Bengasi. El pasado 19 de diciembre de 2006 el Tribunal Penal de Libia ratificó la pena de muerte para est@s sanitari@s.
En 2004, nos hacíamos eco en esta misma sección de LO+POSITIVO de la situación de est@s profesionales de la salud, que, tras cuatro años de un juicio aparentemente manido y sin garantías de imparcialidad, habían sido condenad@s a la pena de muerte. Sin embargo, como consecuencia de las presiones de la Unión Europea (UE) y de la comunidad internacional para impedir el cumplimiento de dicha condena, dos años más tarde aún sigue el pulso entre la justicia Libia y la Unión Europea.
Para los tribunales libios, l@s acusad@s infectaron a l@s niñ@s deliberadamente con VIH durante un experimento fallido que buscaba la cura del SIDA, según informaba la agencia Europa Press a principios de 2007.
Para occidente, este juicio no es más que una cortina de humo por parte de Libia para tapar las deficientes condiciones higiénicas del hospital que, previsiblemente, fueron los factores que coadyuvaron a que l@s niñ@s se infectasen con productos derivados de la sangre contaminados con VIH. Durante el juicio la defensa argumentó que las infecciones ya se habían producido con anterioridad a la llegada de l@s sanitari@s.
Tanto la Comisión Europea como la propia presidencia de la Unión Europea han pedido a Libia la liberación inmediata de l@s condenad@s y le han advertido de que este caso podría empeorar las relaciones europeas con Trípoli. Por otra parte, el propio Parlamento Europeo ha solicitado directamente a Muammar el Gaddafi que ejerza su poder como presidente de Libia y libere con máxima urgencia al personal médico condenado.
Precisamente Gaddafi, desde que la ONU en 1999 suspendiera el embargo económico que recaía sobre este país africano hasta la fecha está llevando una estrategia de apertura controlada para intentar aminorar la visión que se tiene en el mundo de su régimen.
Una apertura que conviene tanto al país árabe como a occidente por una serie de razones que van desde lo geopolítico a lo económico. Entre los países europeos que realizaron visitas oficiales a Libia en su proceso de apertura se encuentra España (durante la presidencia de José María Aznar) y Gran Bretaña.
Esta situación particular pone entre la espada y la pared a Gaddafi, ya que si intercede en el proceso para liberar a l@s condenad@s, por un lado se podría crear una imagen de debilidad ante su propio régimen, las facciones religiosas y los sectores más conservadores de la sociedad, y por otro, el descrédito tanto del sistema judicial como del sistema sanitario libios. En cambio, si se niega o simplemente no hace nada, las relaciones con Europa y el resto del mundo occidental, necesarias para seguir validando su gobierno y facilitar su apertura, se verán seriamente afectadas.
Por otra parte, resulta paradójico ver cómo el país que ahora está acusado de violar los derechos humanos de cinco personas fuera elegido en 2003 para dirigir la Comisión de Derechos Humanos ante la ONU. Este último hecho es importante, puesto que, poco después del encarcelamiento de l@s procesad@s, ést@s expresaron haber sido sometid@s a interrogatorios vejatorios y haber sido torturad@s para obligarles a hacer declaraciones falsas autoinculpándose de los hechos. Una imagen muy alejada de lo que se espera de un país que ha presidido tal Comisión.
Ahora, a principios de este año, el Parlamento Europeo en una resolución conjunta reitera su profunda preocupación con respecto a las falsas acusaciones en las que se basó la condena de l@s sanitari@s, al trato que se les dio durante su periodo de prisión preventiva y la excesiva demora del proceso. Por este motivo, pide a las autoridades libias competentes que adopten «las medidas necesarias para la revisión y revocación de la condena a muerte y abran la posibilidad de una resolución del caso».
No obstante, la Cámara expresa su plena solidaridad con las víctimas infectadas en Bengasi, y solicita a la Comisión, al Consejo y a los Estados miembros que sigan prestando ayuda para aplicar el plan de acción contra el VIH, con el fin de aliviar el sufrimiento de l@s niñ@s infectad@s y de sus respectivas familias, así como de ayudar a las autoridades a impedir la infección por VIH y a luchar contra su propagación en el país.
En esta materia, el Gobierno español ha ofrecido al Gobierno libio acoger a algun@s de l@s niñ@s infectad@s de forma temporal para darles los tratamientos y la atención médica necesarios. Lo mismo han hecho otros países comunitarios. Aunque todavía no se ha concretado la cantidad de niñ@s que podrían acoger.
Fuente: Servicio de prensa del Parlamento Europeo; Europa Press.
En 2004, nos hacíamos eco en esta misma sección de LO+POSITIVO de la situación de est@s profesionales de la salud, que, tras cuatro años de un juicio aparentemente manido y sin garantías de imparcialidad, habían sido condenad@s a la pena de muerte. Sin embargo, como consecuencia de las presiones de la Unión Europea (UE) y de la comunidad internacional para impedir el cumplimiento de dicha condena, dos años más tarde aún sigue el pulso entre la justicia Libia y la Unión Europea.
Para los tribunales libios, l@s acusad@s infectaron a l@s niñ@s deliberadamente con VIH durante un experimento fallido que buscaba la cura del SIDA, según informaba la agencia Europa Press a principios de 2007.
Para occidente, este juicio no es más que una cortina de humo por parte de Libia para tapar las deficientes condiciones higiénicas del hospital que, previsiblemente, fueron los factores que coadyuvaron a que l@s niñ@s se infectasen con productos derivados de la sangre contaminados con VIH. Durante el juicio la defensa argumentó que las infecciones ya se habían producido con anterioridad a la llegada de l@s sanitari@s.
Tanto la Comisión Europea como la propia presidencia de la Unión Europea han pedido a Libia la liberación inmediata de l@s condenad@s y le han advertido de que este caso podría empeorar las relaciones europeas con Trípoli. Por otra parte, el propio Parlamento Europeo ha solicitado directamente a Muammar el Gaddafi que ejerza su poder como presidente de Libia y libere con máxima urgencia al personal médico condenado.
Precisamente Gaddafi, desde que la ONU en 1999 suspendiera el embargo económico que recaía sobre este país africano hasta la fecha está llevando una estrategia de apertura controlada para intentar aminorar la visión que se tiene en el mundo de su régimen.
Una apertura que conviene tanto al país árabe como a occidente por una serie de razones que van desde lo geopolítico a lo económico. Entre los países europeos que realizaron visitas oficiales a Libia en su proceso de apertura se encuentra España (durante la presidencia de José María Aznar) y Gran Bretaña.
Esta situación particular pone entre la espada y la pared a Gaddafi, ya que si intercede en el proceso para liberar a l@s condenad@s, por un lado se podría crear una imagen de debilidad ante su propio régimen, las facciones religiosas y los sectores más conservadores de la sociedad, y por otro, el descrédito tanto del sistema judicial como del sistema sanitario libios. En cambio, si se niega o simplemente no hace nada, las relaciones con Europa y el resto del mundo occidental, necesarias para seguir validando su gobierno y facilitar su apertura, se verán seriamente afectadas.
Por otra parte, resulta paradójico ver cómo el país que ahora está acusado de violar los derechos humanos de cinco personas fuera elegido en 2003 para dirigir la Comisión de Derechos Humanos ante la ONU. Este último hecho es importante, puesto que, poco después del encarcelamiento de l@s procesad@s, ést@s expresaron haber sido sometid@s a interrogatorios vejatorios y haber sido torturad@s para obligarles a hacer declaraciones falsas autoinculpándose de los hechos. Una imagen muy alejada de lo que se espera de un país que ha presidido tal Comisión.
Ahora, a principios de este año, el Parlamento Europeo en una resolución conjunta reitera su profunda preocupación con respecto a las falsas acusaciones en las que se basó la condena de l@s sanitari@s, al trato que se les dio durante su periodo de prisión preventiva y la excesiva demora del proceso. Por este motivo, pide a las autoridades libias competentes que adopten «las medidas necesarias para la revisión y revocación de la condena a muerte y abran la posibilidad de una resolución del caso».
No obstante, la Cámara expresa su plena solidaridad con las víctimas infectadas en Bengasi, y solicita a la Comisión, al Consejo y a los Estados miembros que sigan prestando ayuda para aplicar el plan de acción contra el VIH, con el fin de aliviar el sufrimiento de l@s niñ@s infectad@s y de sus respectivas familias, así como de ayudar a las autoridades a impedir la infección por VIH y a luchar contra su propagación en el país.
En esta materia, el Gobierno español ha ofrecido al Gobierno libio acoger a algun@s de l@s niñ@s infectad@s de forma temporal para darles los tratamientos y la atención médica necesarios. Lo mismo han hecho otros países comunitarios. Aunque todavía no se ha concretado la cantidad de niñ@s que podrían acoger.
Fuente: Servicio de prensa del Parlamento Europeo; Europa Press.
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