opina
Este es un tema personal pero que, según mi criterio, es relevante para la historia del avance de los derechos de las personas con VIH.
Ayer por motivos personales, que nada tienen que ver con el VIH, me enteré de que el médico Ignasi Fina estaba en una situación de salud muy crítica (tema cardíaco). Hoy, al abrir el periódico he leído la noticia de su muerte, ocurrida ayer por la tarde.
Much@s de vosotr@s ignoraréis quién era este médico y por qué escribo esta nota, pero para mí es una obligación explicar algo acerca de él.
Ignasi tenía un gran amigo, Jordi Riba, que fue de las primeras personas con VIH que se atrevió a dar la cara ante los medios de comunicación españoles y a decir muy claro cuál era su situación serológica.
Jordi Riba fue un gran activista de la lucha a favor de las personas con VIH, fundador de Actúa y ATOS y pionero, junto con otros, de las manifestaciones de Act Up en las calles de Barcelona, tanto en las Ramblas como frente al Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya, a la prisión Modelo de Barcelona, y pegando pasquines en conocidas casas de vestidos de novia. Seguro que de muchas más cosas pero que en este momento no me vienen a la cabeza.
Jordi, que vivía con VIH y VHC, se descompensó de su hepatitis, viajó a Estados Unidos, donde le dijeron que la única posibilidad que tenía para sobrevivir a la hepatitis C era un trasplante hepático.
De regreso a España empezamos a investigar si este tipo de trasplantes se podía efectuar en nuestro país. Como much@s sospechábamos las personas con VIH no podían acceder al trasplante hepático.
Se fundó ATOS (Asociación Trasplante de Órganos a Seropositivos) y nos enfrascamos en una lucha legal y social que, a pesar de que no sirvió para salvar la vida a Jordi, si consiguió cambiar los criterios para que las personas con VIH pudieran acceder al trasplante de hígado.
Necesitábamos un médico capaz de dar la cara en defensa del derecho de las personas que convivían con el VIH y VHC y que explicara los motivos por lo cuales una persona seropositiva podía ser receptora de un hígado. Ignasi Fina fue el único médico que participó en ruedas de prensa, que nunca dudó de la viabilidad del trasplante en personas coinfectadas y que, desde su anonimato, nos ayudó a conseguir que se dejara sin efecto la normativa que hacía incompatible el trasplante en personas con VIH.
Estuvo presente en otros muchos frentes en defensa de los derechos de l@s trabajadores y salud laboral, pero nadie o casi nadie conoció su apoyo incondicional a las personas con VIH.
Ayer por motivos personales, que nada tienen que ver con el VIH, me enteré de que el médico Ignasi Fina estaba en una situación de salud muy crítica (tema cardíaco). Hoy, al abrir el periódico he leído la noticia de su muerte, ocurrida ayer por la tarde.
Much@s de vosotr@s ignoraréis quién era este médico y por qué escribo esta nota, pero para mí es una obligación explicar algo acerca de él.
Ignasi tenía un gran amigo, Jordi Riba, que fue de las primeras personas con VIH que se atrevió a dar la cara ante los medios de comunicación españoles y a decir muy claro cuál era su situación serológica.
Jordi Riba fue un gran activista de la lucha a favor de las personas con VIH, fundador de Actúa y ATOS y pionero, junto con otros, de las manifestaciones de Act Up en las calles de Barcelona, tanto en las Ramblas como frente al Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya, a la prisión Modelo de Barcelona, y pegando pasquines en conocidas casas de vestidos de novia. Seguro que de muchas más cosas pero que en este momento no me vienen a la cabeza.
Jordi, que vivía con VIH y VHC, se descompensó de su hepatitis, viajó a Estados Unidos, donde le dijeron que la única posibilidad que tenía para sobrevivir a la hepatitis C era un trasplante hepático.
De regreso a España empezamos a investigar si este tipo de trasplantes se podía efectuar en nuestro país. Como much@s sospechábamos las personas con VIH no podían acceder al trasplante hepático.
Se fundó ATOS (Asociación Trasplante de Órganos a Seropositivos) y nos enfrascamos en una lucha legal y social que, a pesar de que no sirvió para salvar la vida a Jordi, si consiguió cambiar los criterios para que las personas con VIH pudieran acceder al trasplante de hígado.
Necesitábamos un médico capaz de dar la cara en defensa del derecho de las personas que convivían con el VIH y VHC y que explicara los motivos por lo cuales una persona seropositiva podía ser receptora de un hígado. Ignasi Fina fue el único médico que participó en ruedas de prensa, que nunca dudó de la viabilidad del trasplante en personas coinfectadas y que, desde su anonimato, nos ayudó a conseguir que se dejara sin efecto la normativa que hacía incompatible el trasplante en personas con VIH.
Estuvo presente en otros muchos frentes en defensa de los derechos de l@s trabajadores y salud laboral, pero nadie o casi nadie conoció su apoyo incondicional a las personas con VIH.
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