el sur
Cuando se observa la situación de las personas viviendo con VIH en Bolivia, sin soluciones a la mano para salvar sus vidas, o cuando nos enfrentamos como l@s venezolan@s a la impotencia del desabastecimiento inexplicable de tratamientos o a la lucha de l@s argentin@s por la calidad de los fármacos que reciben, nos viene a la mente algunas preguntas: ¿Respetan nuestros gobiernos realmente la vida? ¿Son los compromisos internacionales firmados sólo un conjunto de “buenas intenciones” o expresan un verdadero compromiso con los derechos fundamentales: vida y salud? .
Hace menos de un año, entre el 5 y 7 de junio de 2003, se llevó a cabo en Lima, la ciudad en la que vivo y en la que apenas 1.500 personas con VIH tienen acceso a tratamiento, el Proceso de Negociación Conjunta para el Acceso a Tratamientos Antirretrovirales, proceso liderado por el ex Ministro de Salud del Perú y al que se plegaron los países de la Región Andina (Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia) además de Argentina, México, Paraguay, Chile y Uruguay.
Esta cita tuvo como objetivo definir junto con los laboratorios que producen tratamientos ARV, tanto de marca como genéricos, y con las compañías productoras de insumos para laboratorio (CD4 y carga viral), un precio único de referencia para los diez países, tomando como base el precio más bajo obtenido en la región y en las negociaciones de Centro América y el Caribe. El proceso, que se caracterizó por la solidaridad y firmeza demostrada por los gobiernos para lograr un precio regional, fue un importante paso “político” que bien interpretado podría significar una manifestación evidente de voluntad política favorable frente a la problemática del acceso. Sin embargo, un paso de esta envergadura puede quedarse también en el plano de lo meramente declarativo si no va acompañado de un compromiso de compra sostenida, de una definición de una partida presupuestal adecuada y de la adopción de medidas concretas que van desde la exoneración de aranceles e impuestos hasta el control irrestricto de la calidad de los medicamentos.
Como testigo excepcional del proceso quisiera señalar desde mi percepción como persona que vive con VIH (PVVS) y activista, las fortalezas y debilidades que presenta y los desafíos para el movimiento de activistas viviendo con VIH.
Las Fortalezas:
Por primera vez 10 gobiernos latinoamericanos reconocieron que la falta de acceso a tratamiento es un problema en la Región y que hacen falta medidas de urgencia para solucionarlo.
El Proceso superó a la Iniciativa de Acceso Acelerado de ONUSIDA, en la que seis laboratorios de la Industria Innovadora negocian con los gobiernos tomando como criterios el índice de desarrollo humano o el nivel de ingresos, lo que en la práctica excluye a algunos países; y “abrió” el mercado al convocar a los productores de genéricos y de insumos de laboratorio.
Se negoció un precio único para todos los países, independientemente de otros factores como el nivel económico o el volumen de las epidemias.
Se logró una reducción de precios del 30% al 92% en tratamientos de primera línea y del 5% al 16% en tratamientos de rescate, lo que significa para algunos países, tratamientos entre 350 y 1.500 dólares persona/año. Esto implica también un aumento de la cobertura en los países que compren en el marco de la negociación.
Las Debilidades:
La estrategia de comunicación con la industria innovadora no fue la más apropiada (esto es un punto de vista personal y subjetivo) lo que generó que las compañías productoras de ARV de marca, excepto Abbott, no estuviesen en condiciones de presentar un precio regional.
El Acuerdo de Intención es sólo por 12 meses (1 año), es decir, si en este lapso de tiempo no se compra, habría que realizar un nuevo acuerdo.
Los laboratorios participantes fueron invitados por los gobiernos, en algunos casos fueron invitados laboratorios cuestionados por temas de calidad (los laboratorios argentinos y uno peruano).
La legislación en materia de calidad es irregular o inexistente en la mayoría de nuestros países: sólo México y Argentina tienen procedimientos nacionales para hacer las pruebas de calidad y aun en estos países el funcionamiento de estos sistemas tiene problemas.
El escenario de la negociación está compuesto en un 99% por productos similares o genéricos.
Se negoció sólo un precio, no la voluntad de compra expresa, un precio sin voluntad de compra no soluciona el problema del acceso.
Los DESAFIOS:
El Acuerdo de Intención firmado por nuestros gobiernos puede ser un instrumento muy útil para demostrar que el problema no es sólo el dinero, sino la voluntad de hacer algo. Ahora que tenemos precios accesibles, ¿a qué estamos esperando?
Recordar a nuestros gobiernos que en varios de nuestros países existen sentencias judiciales y medidas cautelares que les obligan a dar tratamiento a las PVVS. Ahora que los precios están a la alcance No hay excusa.
Vigilar por que los estándares de calidad sean los mejores se relaciona con abogar por la modificación o promulgación de leyes que garanticen control de calidad no sólo desde los proveedores del medicamento sino desde las Direcciones Nacionales de Medicamentos. Merecemos el Mejor tratamiento ....
El tiempo de comprar es ahora, en 12 meses el escenario político puede cambiar por eso tenemos que movilizarnos.
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