las más positivas
En la última CROI (siglas en inglés de Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas) que tuvo lugar en San Francisco el pasado mes de febrero, diferentes presentaciones sirvieron para aportar un poco más de claridad a temas como los relacionados con el bajo peso corporal, la densidad mineral ósea y la hipertensión.
Bajo peso corporal
Debido al continuo aumento del VIH en mujeres y a que muchas de ellas se mantienen sintomáticas, con peso corporal reducido y un estado muscular general deficiente, se ha intentado probar la seguridad, tolerabilidad y eficacia de la administración de testosterona para abordar este problema.
Se realizó un estudio doble ciego controlado con placebo en 57 mujeres seropositivas con unos niveles de testosterona inferiores a la media, con un peso del 90% del peso ideal y con una función muscular reducida.
El tratamiento con testosterona produjo un aumento significativo de los niveles de testosterona sin que mostrara efectos adversos sobre la función inmunitaria, los lípidos, la glucosa, la función hepática, la composición corporal o la aparición de hirsutismo. La masa muscular tendió a aumentar y la flexión del hombro y el codo y la flexión y extensión de la rodilla mejoraron en el grupo de testosterona en comparación con el grupo placebo.
El estudio confirmó que la administración de testosterona es bien tolerada y que aumenta la fuerza muscular en mujeres seropositivas con bajo peso corporal. Se muestra, pues, que puede ser una terapia útil para mantener la función muscular en mujeres sintomáticas con VIH.
Resultados de WIHS en la CROI
El WIHS (siglas en inglés de Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres) es un estudio prospectivo, multicéntrico sobre VIH en mujeres que se inició en 1994 en Estados Unidos con la creación de una amplia cohorte de mujeres con VIH y sin VIH en situación de riesgo, y que desde entonces realiza la recogida de datos a través de visitas semestrales de control de las mujeres incluidas. WIHS es uno de los estudios que está aportando más datos sobre los efectos del VIH y su tratamiento en mujeres, como demuestran las dos presentaciones siguientes.
Densidad mineral ósea (DMO)
Este estudio se diseñó teniendo en cuenta la existencia previa de informes sobre la presencia de osteoporosis y osteopenia en hombres infectados con VIH pero que no establecían con claridad si esta circunstancia era consecuencia del uso de TARGA. Se echaba de menos la existencia de datos que indicaran el efecto de la infección por VIH o su tratamiento en la DMO en mujeres seropositivas.
Se estudió un subgrupo de mujeres incluidas en el estudio WIHS a las que se realizaron mediciones de la densidad mineral ósea mediante DEXA (absorciometría dual por rayos X) en 3 sitios, columna, trocánter femoral y cuello femoral, y se analizaron los resultados con respecto a la infección por VIH y al tratamiento, ajustando los valores en función de edad, raza, índice de masa corporal y recuento nadir de células CD4 previo al inicio del tratamiento.
El resultado de este análisis fue concluyente: la DMO baja y la osteopenia u osteoporosis en mujeres estaban asociadas con la infección por VIH y con algunos fármacos ARV, lo que sugiere que el grupo de mujeres premenopáusicas pueden estar en riesgo aumentado de fracturas óseas.
El uso prolongado de nevirapina estuvo asociado con mayor DMO; en cambio, abacavir se asocia a menor DMO. También se comprobó que son factores asociados con baja DMO la raza blanca, un bajo índice de masa corporal y la postmenopausia.
Hipertensión
Se realizó un análisis en el que se evaluó la cohorte original de 2.046 mujeres seropositivas y 564 seronegativas del WIHS con el fin de determinar la presencia de hipertensión (definida la sistólica como superior o igual a 140mmHg y la diastólica superior o igual a 90mmHg).
Los resultados obtenidos mostraron que la edad más elevada, pertenecer a la raza afroamericana, menor nivel de educación, el tabaquismo, el aumento del índice de masa corporal y el uso de TARGA eran factores asociados con hipertensión. Todo esto confirma el aumento de la incidencia de hipertensión en las mujeres del WIHS y sugiere que es un hecho independiente del estadio de la infección, siendo posible que esté relacionado con el uso de TARGA. Aunque el análisis apunta hacia un posible efecto protector del AZT, no se ha determinado aún el mecanismo de actuación en este sentido.
Referencias: 11ª Conferencia de la CROI (abstracts 50, 741, 744).
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