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Hoy en día se están investigando más de 60 microbicidas: sustancias (por ejemplo, un gel) que aplicadas tópicamente conseguirían prevenir el VIH pese a entrar en contacto con el virus. En el mejor de los casos, si se sigue adelante con los compuestos actualmente en desarrollo, muchos de los cuales ya han llegado a los ensayos de Fase II o III, la investigación en curso mostrará que estos compuestos son capaces de impedir la infección por VIH. Entonces dispondríamos de uno o varios productos que permitirán, especialmente a las mujeres, disfrutar de un nivel superior de control sobre la exposición y la prevención del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS).
Se calcula que con un microbicida con un 60% de eficacia, se podría reducir el número de infecciones a 2,5 millones en 3 años. En la actualidad, cada año hay aproximadamente 5 millones de nuevas infecciones, el 50% de las cuales se producen en mujeres.
Si bien los esfuerzos iniciales en el desarrollo de candidatos para microbicidas de uso vaginal se centraban en eliminar el VIH desactivando la membrana del virus o en formar una capa para bloquear la entrada del mismo, los avances realizados en el conocimiento de cómo se transmite el VIH plantean la posibilidad de investigar estrategias de protección más sofisticadas que se basarían en las células. El interés de este planteamiento reside en el hecho de que aunque la mejor manera de eliminar el virus es desactivando sus membranas, los productos en investigación con este objetivo presentan también el riesgo de ser activos en las otras membranas y reducir la protección al fragilizar la barrera epitelial. Dicho esto, la pregunta es si se tiene que seguir adelante con las tres estrategias o abandonar las dos primeras a favor de la tercera. En cualquier caso, no se espera que esté disponible cualquier producto desde aquí hasta dentro de 5 a 7 años, y ninguno de ellos será el 100% eficaz.
Si los ensayos con los productos actualmente en desarrollo fallan y no se demuestra ninguna eficacia o muy poca, puede que se desplome toda la confianza en esta nueva tecnología de prevención que un grupo reducido de defensores tales como la Campaña Global por los Microbicidas o el Acuerdo Internacional para los Microbicidas (IPM, en sus siglas en inglés) consiguió erigir hasta ahora a base de esfuerzos incalculables y al cabo de muchos años.
La otra posibilidad es que se decida enfocar todos los esfuerzos en la respuesta celular. La consecuencia inmediata de tal decisión sería una demora considerable en la búsqueda de un producto eficaz, puesto que esta estrategia está todavía en fase muy precoz de investigación. Incluso la mayor parte de estos productos no han ido más allá de las pruebas preclínicas, en parte debido a la falta de fondos.
Pero existe una tercera alternativa, la más probable, que consistirá en una combinación de las tres estrategias de acción contra VIH. Esta fórmula se ha mostrado eficaz para el tratamiento oral de la infección por VIH y las combinaciones de antirretrovirales de clases distintas han permitido a muchas personas controlar la infección contener la proliferación del virus en las diferentes etapas de su ciclo vital. Asimismo, un microbicida de combinación eficaz permitiría bloquear el VIH por medio físico (al romper la membrana lipídica del VIH para desactivarlo), químico (al mantener el entorno ácido normal de la vagina y crear así una barrera natural contra el VIH) y medicinal ( promover la liberación de anticuerpos contra el VIH).
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