en persona
Resulta difícil plasmar en la palabra ‘contento’ la intensidad con la que a Xavier se le abrían e iluminaban sus profundos ojos claros con tan sólo pronunciarla. Este barcelonés que colabora con la asociación Gais Positius accedió muy amablemente a ser entrevistado como ya lo hiciera para el número 8 de LO+POSITIVO (invierno 1998/1999) para dar su testimonio como hombre gay seropositivo. En su momento, la visibilidad de los cuatro hombres entrevistados supuso un acto de valentía ante una doble estigmatización a todas luces evidente.
Desde los inicios de la epidemia, en el movimiento asociativo de lucha contra el SIDA el papel de la comunidad homosexual fue «básico: la comunidad gay es la que más ha trabajado por esto, los que han estado más pendientes de promocionar el tema de prevención e información, quizá porque ha sido la más implicada», apunta Xavier que conoce bien el activismo en VIH por la labor que desempeña en Gais Positius. Sin embargo, también manifiesta sus reservas a la hora de valorar los logros conseguidos y apunta que quizá exista un desajuste entre la información que se transmite y la forma en que la sociedad procesa esa información: «Se está bajando la guardia. Mucha gente desde que existen los medicamentos se ha relajado bastante. Parece como si hubiese la opinión de que por existir los medicamentos se vaya a curar el SIDA. No entienden que los medicamentos sirven para cortar el avance de la enfermedad y que no progrese, pero no curan.»
Para Xavier, en el seno de la propia comunidad gay el VIH continúa siendo un tabú que genera actitudes de rechazo por parte de algunos hombres gays. «El otro día uno me dijo: ‘¿no serás seropositivo?’. Le contesté que no, porque si dices que sí se apartan de ti. No quieren saber nada.» Y si la relación tiene cierto tinte de ir a más: «Cuando se enteran de que eres seropositivo te dejan. Todo el mundo dice que muy bien, etc. pero a la hora de la verdad te dejan, por un motivo u otro.»
En su opinión, la comunidad gay parece estar igual o peor concienciada, e incluso informada, sobre el VIH que hace cinco años y lo puede comprobar en el día a día de la asociación donde colabora: «A Gais Positius vienen a veces jóvenes preguntando cosas que son muy obvias pero de las que no tienen conocimiento: transmisión, prácticas de riesgo, etc.» Sin embargo, no quiere culpabilizar de ello al trabajo realizado por las ONG, sino más bien al miedo endémico de nuestra sociedad respecto al VIH, «miedo que también se traspasa a la comunidad gay. La comunidad gay no es diferente al resto de la sociedad, somos personas iguales. El miedo es irracional, ante el miedo no se piensa y te apartas».
Xavier, cinco años después, se siente igual de satisfecho y optimista y sobre todo feliz de estar vivo. Esta actitud vitalista se ha visto reforzada este tiempo por lo que ha aprendido y por la gente que ha ido perdiendo por el camino. «Hace un momento, antes de venir, estaba mirando el cielo y estaba dando gracias de estar vivo.»
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