al margen
Las personas que toman Terapia Antirretroviral de Gran Actividad (TARGA) tienen muchas buenas razones para adoptar un abordaje integral de reducción de lípidos (grasas) en sangre, aunque decirlo es más fácil que hacerlo. La pasada Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI, en sus siglas en inglés) celebrada en Boston arrojó más luz sobre esta, cada día más compleja, materia. Estos hallazgos, sin embargo, plantean aún más preguntas. Dos cosas sí están claras: las personas que toman TARGA presentan un riesgo mayor de sufrir un ataque de corazón, y las elevaciones de lípidos en sangre desempeñan un papel, aunque poco entendido, en el síndrome llamado lipodistrofia.
Una de las manifestaciones de la lipodistrofia es la acumulación grasa en lugares no habituales, como la grasa visceral en el interior del abdomen, o la famosa "giba de búfalo". Por lipoatrofia se entiende el adelgazamiento de la capa grasa que está debajo de la piel. Algunas personas han erotizado la imagen de músculo y venas prominentes que caracterizan la pérdida de grasa subcutánea, pero la mayor parte de nosotr@s evitamos mirarnos al espejo, en especial si nuestras mejillas han desaparecido.
Determinar la causa del problema
Los niveles de lípidos elevados son sólo un factor subyacente de los desórdenes metabólicos que puede llevar a la aparición de acúmulos o pérdida de grasa. El desarrollo de resistencia a la insulina, cuando el cuerpo no es capaz de procesar la glucosa, podría representar un papel, así como la toxicidad mitocondrial o daño en la habilidad de las células para producir energía y procesar material de desecho. La alteración de estos procesos metabólicos, debidos en cierta medida a la toxicidad farmacológica, parece estar ligada a la causa subyacente de los cambios corporales, pero todavía carecemos de la información suficiente para señalar fármacos específicos o para descartar el papel de la propia infección por VIH.
Varios estudios presentados en Boston avanzan en el conocimiento del papel de las elevaciones de lípidos en la aparición de los cambios corporales. El estudio DAD (cuyas siglas en inglés responden a recopilación de datos sobre efectos adversos de los fármacos anti- VIH), un estudio observacional prospectivo que incluye a 23.500 personas con infección por VIH y en terapia antirretroviral, ha observado un incremento del 27% del riesgo de ataque de corazón por cada año de exposición a TARGA hasta siete años. Este dato por sí solo es suficiente para considerar la reducción de lípidos. Esta investigación identificó otros riesgos que podrían tener más peso que la terapia antirretroviral como la edad, el sexo masculino, los factores genéticos (historia familiar de riesgo cardiovascular), diabetes, consumo de tabaco y alcohol. Obviamente el riesgo puede reducirse limitando estos dos consumos.
Si crees que puedes presentar riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular, te convendría hablarlo con tu médic@. Hay muchos ataques de corazón que han sido infradiagnosticados porque l@s médic@s se han centrado en el virus y no en la totalidad de la persona.
Actualización del estudio FRAM
En Boston se ofrecieron también datos actualizados del estudio FRAM (sobre la redistribución de grasas y cambios metabólicos en la infección por VIH) diseñado para averiguar qué factores contribuyen al desarrollo de los cambios corporales en las personas con VIH. L@s investigadores del FRAM están calculando la prevalencia de la redistribución de grasas, de la resistencia a la insulina, de la hiperlipidemia (elevación de lípidos en sangre) en una encuesta transversal a 1.200 pacientes con VIH que tomaban inhibidores de la proteasa (IP) comparados con otros 300 VIH negativos de un estudio distinto (CARDIA).
Los datos preliminares causaron revuelo en la XIV Conferencia Internacional del SIDA del pasado año en Barcelona al revelar una desconexión entre la acumulación típica en el abdomen o la parte trasera del cuello y la pérdida de grasa general. A pesar de ello, médic@s y delegad@s de la comunidad señalaron la dificultad de llegar a esta conclusión por las muchas limitaciones que tiene este estudio, como la falta de datos en mujeres. Además se trata de un estudio transversal, como una fotografía fija en el tiempo que no nos dice cómo estas personas llegaron al punto en el que informaron de los cambios que habían observado en ell@s mism@s. Ello requeriría un estudio longitudinal en el que se siguiera a las personas durante el tiempo y usando mediciones objetivas.
Sin embargo, en Boston el título del estudio FRAM fue que la lipoatrofia es el cambio corporal predominante que experimentan las personas con VIH. Al irse analizando más datos parece que, contrariamente a lo que podamos pensar o ver, la pérdida de grasa subcutánea sería más significativa que la acumulación de grasa. L@s investigadores siguen todavía evaluando los datos de este estudio.
Qué puedes hacer al respecto
Si estás considerando tomar tratamiento antirretroviral, puedes hablar con tu médic@ para evitar fármacos de los que se sabe que elevan los lípidos. Busca un régimen que ofrezca "un buen perfil lipídico". Si ya estás en tratamiento y tienes el colesterol total elevado, o si la proporción de LDL (el colesterol malo) respecto a HDL (el colesterol bueno) es demasiado alta, y los triglicéridos están también altos, puedes pensar en cambiar a un régimen con un mejor perfil lipídico. Hay noticias alentadoras, por ejemplo, sobre el nuevo inhibidor de la proteasa atazanavir que no aparece aumentar los lípidos. Todavía no está aprobado en España, pero se puede acceder a él a través de un programa de acceso expandido.
Puede que no seas capaz de eliminar la causa subyacente de las elevaciones de lípidos fácilmente cambiando de tratamiento y no hay nada infalible para los excesos de grasa en el cuerpo pero puedes probar de mejorar la salud de tu corazón y obtener beneficios que pueden proporcionarte una vida más larga e intensa. Todos sabemos esto pero optamos por ignorarlo cuando estamos deprimidos o faltos de motivación. No es necesario que abandones todas tus costumbres de golpe, pero no te sorprenda si un hábito adecuado te lleva a otro.
Puedes escoger una forma de ejercicio que te divierta. Intenta combinar ejercicio de levantamiento de peso que ayuda a prevenir la osteoporosis y aumenta la masa muscular y ejercicio aeróbico para aumentar tu capacidad cardiorespiratoria. El ejercicio físico reduce el colesterol.
Puedes escoger también una dieta saludable, comiendo mucha fruta y verdura, incluyendo productos lácteos bajos en grasa y comidas bajas en grasas saturadas, grasas totales y colesterol. Cuanto más procesado está un alimento, menos probabilidades tiene de que sea sano para el corazón. Puedes aprender a leer las etiquetas y evitar los aceites y margarinas con grasas parcialmente hidrogenadas que contienen ácidos grasos trans, y optar por los aceites monoinsaturados como los de oliva o girasol.
Los frutos secos son buenos. Las almendras, los coquitos del Brasil, los anacardos, las nueces, las pacanas y los cacahuetes tostados contienen gran cantidad de fibra y pueden reducir el colesterol.
Los estudios epidemiológicos sugieren que la gente que consume té negro tienen menos probabilidades de experimentar ataques de corazón.
Las personas que consumen mucho pescado también tienen un riesgo inferior de enfermedad cardiovascular. Los ácidos grasos omega-3 del pescado pueden reducir los niveles de triglicéridos. Estas grasas "buenas" están también disponibles en forma de suplemento en caso de que creas que tu ingesta es insuficiente.
La miel oscura es una buena fuente de antioxidantes, así como una manera de satisfacer las necesidades de azúcares. La cera de abeja o policosanol, disponible en forma de suplemento, es una mezcla de los alcoholes grasos derivados de la cera de las abejas obreras. Estas sustancias activas reducen el colesterol en el hígado. El policosanol parece que ha sido bien estudiado en ensayos clínicos en los que se ha comparado con fármacos reductores de lípidos.
Existe un consumo creciente de niacina puesto que baja el colesterol LDL y los triglicéridos. Aunque se obtiene fácilmente y es barata, puede ser tóxica. Sobre un 40% de las personas que la toman tienen que interrumpir el tratamiento debido a efectos adversos como sofocos, náuseas, vómitos, pruritos, dolor abdominal y de cabeza. No está recomendada para aquellas personas que beben alcohol o con diabetes, úlceras, daño hepático o gota. Otro estudio presentado en la CROI sugiere que el riesgo de desarrollar diabetes no debe ser tomado a la ligera, visto que las personas que han estado tomando TARGA durante mucho tiempo muestran, cada vez más, signos de intolerancia a la glucosa.
Hablar con l@s profesionales de la salud
Es importante hablar con un/a nutricionista o naturópata, así como con tu médic@, antes de empezar un plan para reducir los niveles de lípidos, porque mezclar fámacos, hierbas y vitaminas pude entrañar riesgos. Muchas personas con VIH y niveles altos de grasas en sangre posiblemente relacionados con su terapia antirretroviral optan por tomar fármacos hipolipemiantes (reductores de lípidos) como atorvastatina o gemfibrocilo. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH, en sus siglas en inglés) de EE UU sugieren que se tome atorvastatina cada día a la misma hora y que se evite el consumo de alcohol, ya que puede comportar daño hepático. También recomiendan que se tomen precauciones si se toma niacina con atorvastatina ya que pueden incrementarse los efectos adversos de la niacina en el músculo y propiciar problemas renales.
No hay nada infalible para los excesos de grasa en el cuerpo pero puedes probar de mejorar la salud de tu corazón y obtener beneficios que pueden proporcionarte una vida más larga e intensa. |
Un abordaje integral no significa que tengas que dejarlo todo para ocuparte del problema, sino que consiste en examinar las distintas opciones, consultar con profesionales sanitarios, escuchar tu cuerpo y tomar el tiempo necesario para descubrir qué es lo que funciona en tu caso. El abordaje integral no es una panacea. La lipodistrofia no revertirá inmediatamente, aunque pienso que tiene sentido eliminar las causas subyacentes en la medida de lo posible. Gradualmente, es posible que veas alguna mejora, aunque podría llevar tanto tiempo como los cambios corporales tardaron en aparecer por primera vez.
*RON ROSENES ES MIEMBRO DE LA JUNTA DEL CONSEJO CANADIENSE DE ACCIÓN EN TRATAMIENTOS.
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