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Hola tod@s. Precisamente hoy hace un mes que supe que era seropositivo, ya me había hecho la prueba otras veces y desde hacía tiempo contemplaba la posibilidad de que, como a cualquiera, me pudiera tocar también a mí. En el hospital cogí un ejemplar de vuestra revista pero, francamente, no fue hasta ayer que la abrí con ánimo de leerla y no sólo hojearla como había hecho el primer día. Me la leí entera, hasta la última frase de la contraportada. Os escribo esta carta porque quiero agradeceros la ayuda, la información, el soporte que me habéis hecho llegar a través de unas hojas de papel. Siempre he pensado que no estaba solo pero al leer vuestra revista lo he sentido realmente: me ha hecho reír y llorar, me ha hecho pensar... me gustó especialmente el artículo en que dos chicos hablan de su experiencia reciente como seropositivos pues de alguna manera yo soy como ellos.
Una de las cosas que más me preocupaba después de recibir la noticia... era que me lo había tomado muy bien, muy tranquilo, como si no sintiera nada; todo yo era (y todavía lo soy) un mar de dudas pero a la vez parecía que todo pasaba por encima de mí, aunque sin tocarme. Me da rabia, pero ya no se puede retroceder el tiempo...
El día 17 tengo que ir al hospital para ver los resultados de la analítica. Me gustaría muchísimo no tener que tomar todavía medicación... me gustaría que pasaran años sin tener que hacerlo y en ello confío. Uno de los chicos de la entrevista decía que no esperaba tener que tomar medicación tan pronto y que al final tuvo que hacerlo; que incluso lo que más le fastidiaba era el hecho de tomar pastillas más que el ser positivo. En esto me vi muy reflejado, aunque lo que más mal he llevado siempre han sido las agujas y ahora sé que tengo que acostumbrarme a que me pinchen de vez en cuando.
Mi pareja es positiva desde hace más de veinte años; me gustaría como mínimo llevarlo como él lo ha llevado hasta ahora y sueño, ahora más que nunca, con una solución para esta enfermedad que a veces parece que se ría de nosotr@s a la espalda. Siento mucha impotencia hacia el SIDA, desde que comenzó la epidemia; he visto morir gente que lo único que quería era ser libre y vivir.
Ahora siento mucho más que rabia, siento muchas ganas de vivir. A pesar de que llore a veces sin razón aparente, en cualquier momento.... quiero vivir.
Muchísimas gracias por vuestra atención y por vuestra labor: sois imprescindibles.
Un fuerte abrazo.
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