mens sana
COMO ya es habitual en esta sección, queremos facilitarte herramientas que te permitan incidir directamente en el manejo y control de tu propia energía corporal con la finalidad de reutilizarla como elemento reparador y restaurador de tu propio sistema inmunitario ante los factores tanto endógenos como exógenos que te pueden afectar día a día. En esta ocasión, hablaremos del Chikung o Qi Gong, una práctica de la medicina tradicional china constituida por una extensa gama de ejercicios físicos y mentales que combinan la respiración, la concentración mental y el movimiento físico. El Chikung es considerado como un método terapéutico.
A través del Chikung se puede lograr una mejor circulación sanguínea, soltar las articulaciones, alivio de dolores crónicos, control de la hipertensión y arteriosclerosis, algunas enfermedades del corazón, los trastornos respiratorios, problemas digestivos, manejo del estrés, trastornos sexuales, entre otros.
Dentro del Qi Gong se encuentra la técnica comúnmente llamada "técnica del árbol", dado que se practica de pie y consiste en desarrollar raíces como un árbol. Esta técnica se divide en dos etapas que se indican a continuación.
Primera etapa de los ejercicios
Elige una silla y siéntate confortablemente al borde de ésta con la finalidad de mantener una postura erguida y adquirir la estabilidad física y psíquica adecuada.
Cierra los ojos y asegúrate de que las plantas de los pies no toquen el suelo, sólo los talones como punto de apoyo.
Empuja el vientre hacia delante con el fin de dirigir la columna vertebral hacia lo alto. Tus manos deben situarse sobre los muslos, y las palmas de las manos se dirigen hacia el cielo para captar simbólicamente la energía celeste. Tu conciencia debe estar centrada en las palmas de las manos en un punto llamado Lao Gong.
Tu cabeza encuentra su equilibrio en un punto situado en lo más alto del cráneo (como si estuvieras suspendid@ del cielo). Imagina que un hilo te tira hacia arriba como para estirar tu espalda. Esto ayuda a reducir la tensión de la misma. Trata de permanecer un rato en esta posición y de relajarte por completo.
Una vez logrado este punto, trata de abandonar tus preocupaciones diciéndote que no forman parte de la realidad, que hay otros niveles de conciencia a experimentar que son mucho más interesantes que nuestros problemas cotidianos.
Respira lentamente con el vientre, utilizando preferentemente la nariz.
Es importante acostumbrase a respirar a través de la nariz. Si experimentas alguna dificultad para hacerlo, espira por la boca muy lentamente dejando un pequeño orificio para dejar salir el aire, como si quisieras silbar.
Tu respiración se hace imperceptible, tu cuerpo esta cada vez más relajado. No dejes que tu respiración suba hasta el tórax, concéntrate para que se quede en el estómago lo más bajo posible. No olvides que tu inspiración debe ser pasiva. Sólo tu espiración requiere un esfuerzo, mete el estómago al máximo imaginando que toca la columna vertebral y espira muy profundamente.
Si piensas que ya no tienes aire para espirar, visualiza que aún tienes aire que está saliendo, presiona fuertemente el abdomen hacia la columna vertebral mientras que imaginas que el aire contaminado sale de tu cuerpo.
En este momento deja de hincharse el estómago sin ningún esfuerzo por tu parte. Deja pasar las ideas sin prestar atención y permite que las tensiones desciendan por tu cuerpo como si se eliminaran a través de las extremidades de tus miembros (dedos de la mano y pies) hacia la tierra.
Haz este ejercicio preliminar cuantas veces sea posible durante la semana. Sólo necesitas una silla y voluntad, ¡eso es todo!
Segunda etapa de los ejercicios
En esta posición, una vez relajad@, estira tus brazos a lo largo de tu cuerpo. Las manos deben estar abiertas. Haz un pequeño esfuerzo para estirar ligeramente los dedos dejando los pulgares un poco curvados hacia dentro. No se trata de contraer las manos. Con la experiencia, empujarás la energía interior hacia los dedos y sentirás que no necesitas hacer ningún esfuerzo muscular.
Las palmas de las manos deben estar un poco redondeadas como si tuvieras un balón y tus dedos deben estar abiertos como si tuvieras bolitas entre ellos. Luego abre los ojos y fija un punto delante de ti.
Ahora sube los antebrazos muy lentamente sin subir los hombros, e imagina que delante de ti, a unos diez centímetros del pecho, delante del plexo solar (el hueco del estómago), tienes un balón. El balón es redondo y tus manos toman la forma del balón (no te olvides de que tienes bolitas imaginarias entre los dedos). Tus hombros deben permanecer completamente relajados.
Fija un punto delante de ti y guarda esta postura.
Entrénate regularmente. Al principio 20 minutos de práctica regular, después pasa a 30 minutos y nunca por debajo de este tiempo.
Después deberás ser capaz de mantener esta postura entre 45 minutos a una hora sin relajar jamás la postura y visualizando el punto que has elegido.
El espíritu y el cuerpo deben estar relajados a pesar de la postura. Es importante tratar de permanecer concentrado en ella.
Fuente: http://www.energie-sante-nature.com/SpanishReiki
Referencia: MICHEL BRUNET.
Comentar
Nota: No serán publicados los comentarios ofensivos, los que puedan resultar inapropiados para personas de otras confesiones religiosas ni los que contengan datos personales. gTt no se hace responsable de las opiniones publicadas.
No hay comentarios aún ¡Sé el primero en dejar uno!
Enviar un comentario nuevo