un hombre seropositivo
En el anterior número de LO+POSITIVO dedicábamos el reportaje a nuevos diagnósticos de VIH/SIDA en España. En el apartado dedicado a los nuevos diagnósticos en prisiones (‘Entre rejas’) queríamos incluir el testimonio de Miguel Ángel, un lector de esta revista recluido en un centro penitenciario de la Comunidad de Madrid. A continuación, os reproducimos su carta que no llegó a tiempo al cierre de la edición anterior.
Aquí las pruebas de detección del VIH son voluntarias, sólo son obligatorias las pruebas de Mantús1, las cuales se realizan periódicamente. Hay muchos compañeros que entran en prisión con un programa de tratamiento con metadona que aquí se convierte en mantenimiento con metadona, pues no hay ningún tipo de programa (bajo mi criterio y no siendo facultativo, con dosis muy elevadas sobrepasando los 200mg en muchos casos), ayudando a su destrucción a fin de que no opongan resistencia, potenciándolos con el cóctel de metadona y psicotrópicos.
De tod@s es sabido que lo que oímos, olemos, saboreamos y tocamos despierta recuerdos y puede afectar a nuestro ánimo y pensamiento. Cuanto más despierto, cuanto más consciente, más posibilidades tienes de alterarte. Si no te das cuenta del engaño, la explotación, la injusticia, etc., es más fácil mantener la calma (ser un ‘tonto feliz’).
Volviendo al tema, se puede solicitar al médico del módulo la prueba del VIH, pero en su inmensa mayoría no lo hacen. Sólo cabe esperar que contraigan una enfermedad oportunista y así se enteran de que su sistema inmunológico está debilitado a consecuencia del VIH.
Tengo un amigo que se infectó de su compañera en los vis à vis (no tomaban precauciones). Durante algunos años no quiso afrontarlo, no se hacía analíticas, no quería ni hablar del tema. A los cuatro años tuvo una neumonía y le hicieron una analítica para saber la cantidad de CD4 y la carga viral. Cuando el médico recibió los resultados tan sólo le dijo: «Está usted muy mal, debe tomar un tratamiento antirretroviral» y este mismo médico se lo pautó (no le atendió un médico internista). Este amigo está en el CP Botafuegos (Algeciras). En sus cartas siempre me pregunta sobre sus dudas: «¿me puedo reinfectar con mi novia?, ¿qué es la carga viral?». Como podéis observar, la información es inexistente.
Otro compañero se infectó con el VIH jugando un partido de fútbol. Se dio un encontronazo con otro compañero seropositivo que le clavó los dientes en la rodilla. Ambos se hicieron sangre, con tan mala suerte que el seronegativo a los seis meses se hizo las pruebas y dio VIH+. Tras el golpe se lo comunicó a los médicos que se encontraban en la enfermería y no hicieron nada al respecto. ¿Es posible que no esté informado un médico de que existe la posibilidad de someter a una persona a un tratamiento farmacológico que puede reducir de forma muy significativa el riesgo de desarrollar la infección por VIH, lo que se llama profilaxis postexposición?
El apoyo psicológico es nulo. L@s psicólog@ s sólo te entrevistan cuando pasas por revisión de grado (cada seis meses) o cuando solicitas un permiso, en cualquiera de los casos se limitan a rellenar un cuestionario. En una entrevista que tuve con la psicóloga pregunté si había algún tipo de apoyo psicológico ya que me sentía preocupado por mi situación de seropositivo y el reciente fallecimiento de mi compañero de celda, a lo que respondió: «Aquí ahí un alto porcentaje de internos con SIDA por lo que es lógico que os vayáis muriendo». Aunque os pueda parecer increíble, así sucedió.
Referente a la implantación del Programa de Intercambio de Jeringuillas (PIJ) os diré que la administración sigue empecinada en no cambiar su máquina de sufrimiento y represión. No lo tendrían tan difícil para normalizar la situación de los enfermos, pero qué más da si para ellos el VIH es una pesadilla que ya pasó y los supervivientes una mera anécdota.
Por lo que anteriormente he narrado, pienso que es de extrema importancia instar a la comunidad médica a estudiar con detenimiento la manera eficaz de intervenir en estos hechos que se dan dentro de las prisiones de forma habitual, buscando una solución a los problemas actuales en estos temas, en especial, la potencialidad de las transmisiones en estas condiciones restringidas y su difusión más que posible debido a la alta fluctuación de la población reclusa.
Agradecer la atención e interés que me prestáis y envío un cordial y afectuoso saludo a l@s profesionales de LO+POSITIVO y a sus lectores.
1Pruebas para la detección de la tuberculosis
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