editoriales
Ser mayor no está de moda. Las virtudes de la senectud alabadas en otras civilizaciones parecen no tener cabida en nuestra sociedad que se regocija en la idea de la eterna juventud. Las personas que superan los cincuenta años experimentan una doble exclusión por ser mayores y por tener VIH. Con una rica trayectoria a sus espaldas, la infección por VIH supone todo un reto a su horizonte vital, pero la sociedad difícilmente les deja encontrar su propio espacio. No hay trabajo para ell@s, las escasas prestaciones sociales limitan los proyectos de vida y en ocasiones las familias, incluso l@s propi@s hij@s, se sienten incapaces de afrontar esta nueva situación.
En este camino sienten sobre todo soledad. Han sido ignorad@s en programas educativos, preventivos y de ayuda. Se supone que las personas mayores no están interesadas en el sexo, por lo que l@s profesionales de la salud siguen siendo reaci@s a hablar de sexualidad con sus pacientes mayores. También se supone que no se inyectan drogas y si lo han hecho debe haber sido en un pasado lejano, lo que l@s mantendría fuera de riesgo. Con frecuencia su diagnóstico llega en fases avanzadas de la infección -algunos síntomas pueden confundirse con achaques propios de la edad-, lo que añadido a un sistema inmunitario debilitado, puede acarrear más y más graves complicaciones que en una persona joven. La invisibilidad de las personas mayores con VIH es un grave factor de riesgo para su salud y su vida.
El segmento de la población mayor de cincuenta años con VIH está aumentando, no tan sólo por las nuevas infecciones sino también por la mayor supervivencia de las personas con VIH en general. Esto supone que será imprescindible acometer reformas y refuerzos en nuestro sistema público de salud y de protección social que garanticen la atención a las personas con VIH de edad avanzada. Para que esa reforma sea factible, urge que se lleven a cabo más y más amplias investigaciones sobre la evolución de la infección por VIH y la eficacia y seguridad de los tratamientos en las personas que superan la cincuentena.
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Estuve en riesgo en mitad de septiembre me sentía mal en noviembre me hicieron la prueba de electroquimiolumiscencia con anticuerpo p24 y salió negativo 0.15. Seguía preocupado y nuevamente el 11 de enero me la realizaron y salió negativo 0.16 ap 24 mi pregunta es tarde o temprano se volverá 1 positivo sin tener más relaciones con nadie
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