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Hola chic@s:
Con mucha frecuencia estas páginas se han utilizado para hablar sobre los efectos secundarios de las medicaciones, lo cual me parece muy bien y muy razonable pues a tod@s nos afectan en mayor o menor medida. Sin embargo, a mí me gusta escribir más acerca de asuntos agradables, aunque quizás por ello se me pueda tachar de optimista por aquell@s a l@s que no les sucede lo mismo. No obstante, desearía que tod@s sintieseis como yo me siento en estos momentos y creo que la proximidad de las Navidades es la ocasión idónea para contarlo.
Aunque pueda parecer una pedantería por mi parte soy feliz, muy feliz y decir eso cuando un@ es seropositiv@, es bastante difícil; por eso, quiero expresarlo aquí, para compartirlo con vosotr@s y al mismo tiempo agradecer a las personas que han conseguido que yo esté sintiendo de este modo, cuando resulta tan complicado lograrlo en nuestra situación. No quiero que se me haga tarde (como me sucedió con mi padre) para dar las gracias a toda mi familia materna por el amor, generosidad y afecto sin límites que han demostrado hacia mí y que ha hecho posible que al estar con ell@s, se me olvide totalmente que soy seropositiva. Con su forma de actuar, con todos esos pequeños detalles que cualquier otra persona no valoraría, pero que en nuestro caso son importantísimos, hacen que me encuentre como una más, que jamás me sienta diferente y eso es más beneficioso para la salud que todos los antirretrovirales de este mundo; si yo tuviera que optar por la química o el amor de mis seres queridos, sin dudarlo un instante me quedaría con lo segundo, pues sus efectos secundarios positivos compensarían con creces la falta de medicinas. Y es que, amig@s, el amor es la mejor terapia.
Soy enormemente afortunada por ello y quería contarlo. Lo lamento por tod@s l@s compañer@s que no están en la misma situación ya que no hay nada más injusto que la negación del cariño y del amor familiar a alguien por el simple hecho de vivir con el VIH. Quizá esas personas tampoco merezcan que l@s rechazad@s sufran por ellas, pues es bastante dudoso que a estos elementos se les pueda definir como seres humanos.
Bueno, querida familia gracias por todo. Os quiero un montón. En cuanto a l@s demás, os deseo las mejores fiestas posibles. Ojalá para el año nuevo se cumpliese un deseo que much@s tenemos: el fin de la discriminación y el rechazo social y familiar.
Besos
Zaragoza, 6 de diciembre de 2001
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