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LO+POSITIVO: ¿Cuáles son tus conocimientos sobre la infección por VIH/SIDA y las vacunas preventivas para combatirla?
Carles Campuzano: Mi conocimiento es el de alguien de una generación que con 20 o 21 años, empieza a oír hablar de la amenaza de un virus, un virus que se estaba extendiendo rápidamente, principalmente por transmisión sexual y parenteral y que afectaba a personas usuarias de drogas; el (conocimiento) de una persona que a medida que va creciendo, durante los años ochenta, observa que esta amenaza se convierte en una realidad que acaba afectando a centenares de miles de personas y supone un cambio de costumbres de la población. Observo que debido al esfuerzo del gobierno, las industrias, activistas y a la medicina, la pandemia se empieza a controlar (hará unos 10 años), y que en la perfección de la opinión pública, el SIDA, hoy en día no es la misma amenaza de aquellos años.
L+P: ¿Qué piensas del gran impacto que tiene la pandemia en países en desarrollo? ¿Por qué piensas que la pobreza –estancamiento socioeconómico– es un factor que contribuye a una mayor incidencia de la enfermedad en estas sociedades?
C.C.: Pienso que en países donde las infraestructuras de salud son frágiles, arcaicas, o hasta inexistentes; países donde no existe la capacidad de impulsar estilos de vida y de conducta diferentes, que permitan responder ante los riesgos asociados con el VIH; donde el nivel de compromiso de los poderes públicos para la lucha contra el SIDA son escasos (incluso vemos países donde las autoridades niegan la existencia de la pandemia); es allí, principalmente países donde hay pobreza y un Estado débil, donde el VIH tiene más capacidad de extenderse y convertirse en una realidad peligrosa.
L+P: ¿Qué papel tienen que jugar, pues, los países industrializados?
C.C.: Tienen que tener una responsabilidad de carácter ético, pienso que no podemos ser indiferentes al hecho de que al lado de nuestra casa miles de personas se infectan y mueren cada día a causa del VIH. Pero, además, desde una concepción amplia de lo que entendemos por seguridad, es imprescindible controlar la expansión del SIDA: si queremos que el mundo occidental sea mucho más seguro, necesitamos también que pandemias como el SIDA sean erradicadas de los países pobres.
L+P: ¿Qué piensas de la política mundial para combatir el VIH/SIDA? ¿Y de las organizaciones internacionales, gobiernos, ONG y otros actores que trabajan en este campo?
C.C.: En los últimos años, la comunidad internacional ha tenido iniciativas muy importantes para movilizar recursos económicos, financieros, materiales, humanos, etc., para generar políticas públicas en los países pobres para luchar contra el VIH. Seguramente el Fondo Global sea el ejemplo más emblemático, pero existen otras iniciativas para la investigación de la vacuna del SIDA como es el caso de IAVI; por lo tanto, existe una fuerte movilización internacional. ¿Es suficiente? Seguramente no, aún falta mucho camino por hacer, y solamente hace falta observar los indicadores que demuestran el aumento del impacto de la pandemia.
L+P: ¿Y qué impresión te merece la Iniciativa Internacional por una Vacuna contra el SIDA (IAVI)?
C.C.: Bueno, IAVI es una iniciativa internacional que combina un par de cosas que son relevantes: una es la alianza entre gobiernos, industria y organizaciones sin ánimo de lucro, sin la implicación de estos actores no es posible hacer frente a ninguno de los problemas que tiene hoy la humanidad; la otra es el hecho de que no solamente es un proyecto de investigación científica en laboratorios, sino que también va acompañado de procesos para fortalecer las capacidades de los países donde actúa, en materia de salud en general y, de forma específica, en materia de prevención del VIH. Por lo tanto, esta organización contiene elementos –alianza público-privada, presencia en los países pobres, capacitación de los gobiernos y de las sociedades de estos países– suficientemente interesantes para que tanto a escala catalana como a escala española se le dé apoyo.
L+P: Siendo los resultados de la política escasos (por el avance de infectad@s y muert@s por VIH/SIDA), ¿crees que el actual modelo de desarrollo es el adecuado para combatir la pandemia?
C.C.: A ver, pienso que sin la participación del sector privado (en alianza con el sector público) los problemas de salud no tienen solución, y por lo tanto lo que es necesario es establecer alianzas con el sector privado, para que este sector movilice recursos para luchar contra las pandemias, para que movilice talentos y capacidades de investigaciones y para que vea también como una oportunidad para su negocio, la capacidad de los países empobrecidos para cubrir sus necesidades en materia de salud. Otra cosa es que la principal responsabilidad tiene que recaer en los gobiernos de estos países, y que las políticas de cooperación tienen que priorizar el fortalecimiento de sus sistemas nacionales de salud. Y esto pasa por abrir otras discusiones, por ejemplo, relacionadas con la inmigración: ¿tiene sentido que países africanos exporten médic@s a los países industrializados y que al mismo tiempo las políticas de cooperación al desarrollo intenten fortalecer estos sistemas? Esto es la fuga de cerebros, y sería interesante, como digo, abrir debates en esta dirección.
L+P: ¿Qué papel tendría que jugar el Estado español en el mismo sentido? ¿Crees que es suficiente el trabajo que ha realizado hasta el momento?
C.C.: El Estado español está incrementando de manera muy sustancial los recursos de la cooperación, y este incremento también se refleja en sus aportaciones multilaterales al sistema de las Naciones Unidas u otras, que intentan acabar con este drama que es el VIH. Mi idea es que no sólo se trata de poner más dinero, sino que se trata de tener una política; y mi sensación es que el Gobierno incrementa sus aportaciones, pero que no tiene una política, no pone este dinero al servicio de unos objetivos, de unas ideas, de un proceso de implicación de la cooperación española a las estrategias mundiales para hacer frente a la pandemia. Ésta es la cuestión, no se trata de dar más dinero, que bienvenido sea, sino que este dinero responda a una cierta idea de qué hacer con él, y por lo tanto, un mayor activismo del Gobierno español en el seno de los organismos multilaterales, una capacidad propositiva, una capacidad de implicar al sistema de investigación español, de la industria, de l@s profesionales, de l@s activistas en la respuesta frente al VIH.
L+P: ¿Hay posibilidades, a través de acciones parlamentarias, de moldear la política de cooperación española y mejorar su incidencia en esta respuesta común?
C.C.: Sí, yo creo que el Parlamento tiene la función clara de control sobre la acción del Gobierno, se pueden usar los instrumentos parlamentarios para moldear la política de cooperación. Por ejemplo, nuestro grupo ha realizado enmiendas al Plan Anual de la Cooperación Internacional 2007 para que este documento incorpore un compromiso de apoyo a las iniciativas para la investigación de vacunas preventivas contra el VIH/SIDA. Esto tiene el valor de comprometer al Gobierno en avanzar en una determinada dirección. Por lo tanto, el Parlamento tiene un peso, tiene una responsabilidad, que acaba marcando las políticas del Gobierno.
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