cuidarse
UN FILÓSOFO ALEMÁN LLAMADO SHOPENHAUER describió la vida como un péndulo que oscila entre el dolor y el aburrimiento. La alternancia repetitiva entre la tensión y la monotonía puede llevarnos a vivir en un estado de “conciencia inferior”. Fácilmente dejamos de diferenciar entre lo que ocurre fuera y lo que acontece de piel para adentro y respondemos a esos estímulos externos de una forma automática, vacía de dirección e intencionalidad humanas.
Cuando estamos tens@s, apenas percibimos la realidad de forma fragmentada y cometemos errores por falta de perspectiva. En la calma, las ideas vienen a la mente y fluyen; también percibimos con claridad nuestro cuerpo, nos distinguimos del entorno y las sensaciones, las emociones y los pensamientos aparecen enteros, nítidos como lo son los paisajes bajo la luz del otoño.
En los estados de estrés, nuestra percepción se vuelve tendenciosa. No podemos olvidar que cuando estamos tens@s nuestro SNC (sistema nervioso central) se muestra especialmente disponible a percibir todo aquello relacionado con la tensión. Y a la inversa, si dentro de nosotr@s hay calma también la hay en nuestro entorno.
Existen muchos y variados caminos para encontrar la calma. El trabajo en relajación es uno de los caminos a través del cual podemos alcanzar un mayor estado de bienestar. Un estado perfectamente natural y humano. La relajación implica volver la mirada hacía adentro con el fin de recuperar nuestro centro, nuestro equilibrio.
Tod@s hemos experimentado un estado de plenitud mental y física alguna vez, aunque nos parece no tener demasiado “control” sobre ello, viene y va y no sabemos a qué leyes responde. Las leyes que rigen en la naturaleza son las mismas que rigen para nosotr@s. La relajación nos permite afinar los filtros que existen entre nosotr@ s y la realidad, abriéndonos a una experiencia más amplia y más auténtica, si queremos.
Así pues, desde la calma podemos apreciar la relación existente entre todas las cosas. La gravitación de una galaxia afecta a la otra, la de una estrella afecta a la tierra y la de la luna nos afecta a nosotr@s. Todo está interrelacionado y nuestro ánimo también produce un efecto en el entorno. La práctica de la relajación puede ayudarnos a percibir el mundo en relación con el que vivimos.
Desde la calma percibimos también la similitud existente entre todas las cosas. Existen semejanzas entre el delta de un gran río, las conexiones neuronales y los nervios de una hoja o entre el riego de los campos y la circulación de la sangre. Así también, las leyes de la naturaleza no son distintas entre lo mayor y lo más pequeño; una montaña y una piedra se parecen en su esencia. La calma en el interior y la calma en el exterior se parecen y necesitan de condiciones similares.
El trabajo por la calma, nos permite apreciar el tránsito permanente que significa existir. Somos cambio y como ocurre con el cosmos que parece regirse por un pulso, una sístole y diástole también laten en nosotr@s, en un devenir constante.
Cuando apreciamos el permanente fluir que es la existencia, nos damos cuenta de que la inmovilidad no existe, nada permanece inmóvil; esto no ocurre ni en el cosmos ni en nosotr@s. La relajación nos permite modificar el nivel de movimiento y vibración internos. Aunque nada permanece estático, todo movimiento busca su equilibrio.
El trabajo en relajación se traduce corporalmente en la distensión de los músculos. Sin embargo, la relajación nada tiene que ver con la inmovilidad. Durante la relajación nuestro cuerpo se encuentra en reposo, en un estado general de hipoactivación, pero algunos centros de nuestro SNC se mantienen especialmente activos y se agudiza nuestra capacidad de autopercepción. La relajación es un ejercicio proactivo, pues resulta una reconcentración de la energía que nos orientará de forma eficaz hacía nuestras metas.
Existir es sentir. Solemos creer que el pensamiento es la más alta expresión de la vida. Nuestro pensamiento rige nuestras acciones integrado en un todo que somos nosotr@s, en concordancia entre el percibir, el sentir y el pensar. La relajación nos hace más sensibles a nuestro “ser entero”.
Cuando nos percibimos más conscientes y “enteros”, nos resulta más fácil mostrarnos flexibles. Para aceptarnos, necesitamos rehusar las posturas rígidas y antitéticas de todo o nada, bueno o malo.
El caos está presente en el mundo. La aceptación del caos nos libera del sufrimiento seguro que supone la búsqueda continua de seguridad. La práctica de la relajación nos permite explorar el caos y cohabitar con él sin sufrimiento. Entonces aparece un cierto orden y el caos desaparece para regresar de nuevo.
«Cada un@ de nosotr@s lleva dentro un Dios.»SÉNECA, Epístolas Morales a Lucilio. |
La relajación puede aportar grandes beneficios a nuestra salud. Cuantiosos estudios han mostrado que la relajación produce efectos y cambios fisiológicos favorables:
- Disminución de la tensión muscular.
- Disminución de la frecuencia e intensidad del ritmo cardíaco.
- Aumento y mejora de la circulación sanguínea, arterial y periférica e incremento de la oxigenación celular.
- Disminución de la frecuencia respiratoria y aumento de la intensidad y regularidad del ritmo respiratorio.
- Disminución de la actividad simpática en general (división del sistema nervioso involucrado en las actividades relacionadas con el gasto de reservas energéticas almacenadas en el cuerpo).
- Disminución de la secreción de las hormonas adrenalina y noradrenalina.
Además de estos cambios específicos, cabe señalar otros cambios generales como la disminución del metabolismo, disminución de los índices de colesterol y ácidos grasos en plasma, incremento del nivel de leucocitos con una mejora del sistema inmunológico, etc. Estos cambios favorables en el organismo tienen consecuencias tanto más importantes cuanto más regularmente y sistemáticamente se utilice la relajación.
La relajación también produce mejoras en las áreas cognitivas (capacidades relacionadas con la producción del pensamiento) e intelectuales:
- Se aprecia un aumento de la capacidad memorística (acumular y recuperar datos).
- Mejora de la concentración y de la capacidad de aprendizaje.
Los informes subjetivos de las personas en estado de relajación señalan cambios percibidos en los niveles de tensión y ansiedad, destacándose una sensación especial de confort y tranquilidad. Éste es uno de los aspectos más rápida y fácilmente percibidos, posiblemente uno de los más apreciados de la relajación (PEVELER y JOHSTON, 1986).
Recuerda que la calma es incompatible con el estrés.
Cuando practicamos la relajación de forma regular obtenemos un mayor nivel de vigor, vitalidad y energía. No es de extrañar que todos los efectos positivos que la relajación tiene sobre nuestro cuerpo y sobre nuestra mente, tengan un importante impacto también sobre nuestra autoestima. Cuando percibimos que podemos influir positivamente sobre nuestro cuerpo, mejoramos la valoración que hacemos de nosotr@s y de nuestras posibilidades.
A continuación, te ofrecemos una sencilla guía para la práctica de la relajación. Se trata de una de las múltiples técnicas de relajación existentes. Prueba si quieres, es fácil y no requiere ninguna condición especial. Tú marcas tu ritmo y tú decides hasta dónde quieres llegar.
Antes de empezar, unas recomendaciones:
- Busca un ambiente tranquilo donde nada ni nadie te moleste ni te distraiga.
- Procura que la temperatura sea agradable y si lo prefieres, atenúa la iluminación. Puedes poner una música suave.
- Usa una ropa cómoda y evita zapatos, gafas o cualquier prenda que te oprima.
- Colócate cómodamente, tumbada o sentada. Procura que en posición tumbada tu cabeza esté ligeramente elevada sobre un cojín y que tu cuerpo descanse sobre una superficie dura en la que tu cuerpo se apoye completamente. Los brazos a los lados o apoyándose cómodamente encima del cuerpo. Si te sientas, hazlo en un sillón cómodo que te permita apoyar la cabeza; los pies descansan sobre un apoyo o en el suelo, cómodamente y sin cruzar las piernas.
- Cierra los ojos.
El Entrenamiento Autógeno (EA) es una técnica que tiene como punto de partida y referencia la hipnosis. Pero a diferencia de la hipnosis el EA pretende que sea la propia persona la que autoinduzca, según su voluntad, la “desconexión” generalizada del organismo (de forma menos profunda que en la hipnosis). Este determinado estado de conciencia facilita la aparición de las sensaciones de relajación, tranquilidad y calma. Tal estado de desconexión se consigue por concentración interna, a través de la “entrega” interior a determinadas representaciones mentales progresivamente aprendidas. Esta técnica se aprende de forma progresiva, del primer al sexto paso. Lo óptimo es practicar de 2 a 3 veces al día, durante tres minutos. Cada paso puede aprenderse en 10 o 15 días aproximadamente. Sitúate cómodamente y repite la siguiente frase: «Estoy completamente tranquil@». Ejercicio 1: Peso •Repite 6 veces esta frase para tus adentros (pausadamente): «Mi brazo derecho (izquierdo si eres zurd@) pesa mucho». Ayúdate de imágenes, concéntrate. Este ejercicio facilita la relajación muscular. Es posible que después de una semana practicando este ejercicio empieces a sentir peso en otras partes de tu cuerpo. Este fenómeno se denomina generalización y significa que otros grupos musculares participan de la relajación. Vas bien. El sistema de retroceso o salida de la relajación siempre es el mismo: 1.º Flexiona y extiende los brazos varias veces. Ejercicio 2: Calor •Repite 6 veces: «Mi brazo derecho (o izquierdo si eres zurd@) pesa mucho». Ejercicio 3: Regulación del corazón •Repite 6 veces: «Mi brazo derecho pesa mucho». Ejercicio 4: Regulación de la respiración •Repite 6 veces: «Mi brazo derecho pesa mucho». Ejercicio 5: Regulación abdominal •Repite 6 veces: «Mi brazo derecho pesa mucho». Ejercicio 6: Enfriamiento de la frente •Repite seis veces: «Mi brazo derecho pesa mucho». |
Referencias
LABRADOR, F .J.; CRUZADO, J. A., y MUÑOZ, M. (2000), Manual de técnicas de modificación y terapia de conducta, Barcelona, Ediciones Pirámide.
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