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El asunto era bastante serio: Canadá, el país que debe acoger el año que viene la XVI Conferencia Internacional del SIDA, contaba con una política de visados que requería la declaración del estado serológico del VIH en el momento de presentar la solicitud de entrada a visitantes de corta duración. Esto significaba ni más ni menos que prácticamente tod@s l@s asistentes al encuentro de Toronto procedentes de países en desarrollo, precisamente los más afectados por la pandemia, tenían que dejar claro si vivían o no con VIH ante las autoridades canadienses al llegar a la aduana.
A nadie se le escapa el contrasentido de celebrar una Conferencia Internacional del SIDA en un país que tiene políticas relacionadas con el VIH que vulneran los derechos humanos. Pero eso no ha impedido que haya sucedido más de una vez: en Barcelona 2002, varias decenas de participantes vieron la entrada vetada por la política migratoria española, y Bangkok 2004 se celebró en un país, Tailandia, con una de las políticas más represivas del mundo hacia l@s usuari@s de drogas. Las críticas eran crecientes, y l@s organizadores internacionales y locales de Toronto 2006 sabían que no podía repetirse el fiasco.
El comité local, incluyendo una comunidad canadiense del VIH particularmente activa e influyente, ha estado presionando a su gobierno para que modificase su reglamentación de concesión de visados, sabedores que de lo contrario el acontecimiento se desplazaría a otra ciudad del mundo.
Hasta hace poco, la solicitud de visado para entrar en Canadá requería a la persona interesada que declarase si había sido tratado a causa de una enfermedad comunicable y crónica, incluyendo el VIH, y si fuese el caso, que explicara los detalles de tal circunstancia.
Puestos en contacto con el CIC, el organismo de inmigración canadiense, reconoció que este requisito iba más allá de lo contemplado en la legislación del país, no sólo en relación con el VIH, sino para todas las enfermedades.
Durante meses, miembros del CIC trabajaron conjuntamente con l@s organizadores de la conferencia, el comité local, asociaciones de VIH/SIDA, expert@s legales, médic@s, en salud pública y en inmigración, así como con representantes del Ayuntamiento de Toronto, para encontrar una solución.
El resultado final ha sido un cambio en la solicitud de visado para un residente temporal en el que las preguntas médicas se centran ahora en saber si uno, el/la solicitante tiene tuberculosis pulmonar o dos, una dolencia física o mental que exija asistencia social o sanitaria, más allá de la medicación, durante su estancia. Esta nueva fórmula asegura que el CIC no incumple la legislación canadiense sobre inmigración al tiempo que ya no obliga a l@s demandantes que revelen innecesariamente detalles sobre su estado de salud. El CIC entiende ahora que las personas con VIH que deseen un visado temporal no son pues una amenaza para la salud pública o la seguridad del país, ni van a hacer uso indebido de los servicios sociosanitarios.
Esta modificación no se limita a las solicitudes de entrada relacionadas con Toronto 2006, sino que se aplicará a todas a partir de ahora.
Más información en www.aids20026.org
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