lo mas negativo
Es un fenómeno que ha acompañado al VIH desde su nacimiento: el de los remedios milagrosos. Oscuros personajes que pretenden haber encontrado la solución a la enfermedad a partir de una teoría simple cualquiera y que se declaran acosados por el establishment científico y el lobby farmacéutico.
En los países industrializados hicieron especial fortuna desde los ochenta hasta el año 1996, cuando los incontestables datos sobre el beneficioso impacto de los primeros inhibidores de la proteasa apagaron su brillo. Aún queda alguno por aquí que ante la falta de clientela ha tenido que enmascarar o reciclar su chiringuito en academia de los más diversos cursillos, pero son sólo un patético estertor de épocas pasadas.

Pero en los países en desarrollo donde no hay acceso a tratamiento antirretroviral, estos falsos profetas de la solución instantánea siguen causando estragos. Es comprensible: si la terapia de alta eficacia estuviera generalizada, a estos sanadores exprés se les acabaría el chollo.
El último en hacerse famoso (vendrán otr@s) ha sido del Dr. Matthias Rath, un alemán que dice curarlo prácticamente todo con sus micronutrientes. En el diario El País, John Carlin lo definía así:
«Se llama Matthias Rath. En su página web se define así: ‘El doctor Rath es el mundialmente conocido científico y médico que ha liderado el hito científico para el control natural de la enfermedad cardiovascular, el cáncer, deficiencias del sistema inmune [como el VIH] y otros problemas comunes de la salud’. Y además es multimillonario. Ha ganado su fortuna aprovechándose, en la opinión de una amplia gama de expert@s médic@s internacionales, de la credulidad de la gente. Como se puede constatar en su megalómana página web, dice tener la respuesta a todos los males que afligen a la humanidad. Las multivitaminas (“la solución natural”, él las llama) que vende su empresa son efectivas no sólo contra el SIDA, sino, como insisten sus anuncios, contra el cáncer, la diabetes y las enfermedades del corazón.
Rath pretende ser más que un vendedor. Dice ser un gran científico, avalado por investigaciones clínicas que dice haber dirigido. Por eso ha estado llevando a cabo experimentos con seres humanos en los barrios pobres y negros en los alrededores de Ciudad del Cabo.»
La única forma de combatir a éste y otr@s vampiros de la desesperación es ofreciendo fármacos a tod@s l@s que los necesitan,
Fuente: Elaboración propia / El País
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