gTt-VIH

  1. Lo+Positivo 31, verano 2005
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Activismo

en persona

A diferencia de otras enfermedades, desde los inicios de la pandemia del VIH/SIDA la participación de laspersonas infectadas y afectadas en el desarrollo y acceso a los fármacos anti-VIH ha tenido un papel relevante. El hecho de que se tratara de una enfermedad mortal, con una esperanza de vida muy corta, sin medicamentos, con confusión sobre las vías de transmisión pero apuntando a colectivos concretos como los hombres homosexuales, generó el nacimiento de una novedosa respuesta ciudadana a la crisis. Respuesta que en el campo de la investigación médica, a día de hoy se traduce en la progresiva participación de grupos comunitarios en el debate científico internacional. Lo que sigue es un muy breve resumen histórico del papel del activismo en tratamientos del VIH en la investigación clínica.

EE UU, finales de los 80:La ira

Todo empezó en EE UU. A finales de la década de los 80 del siglo XX, el movimiento de liberación gay y lésbico, cuyas estructuras de lucha política estaban ya creadas, aglutinó la respuesta a la pandemia. Líderes de clase media alta educad@s en las mejores universidades empezaron a aprender la ciencia del VIH para entender lo que sucedía y concretar las demandas que dirigirían a las autoridades sanitarias y a las compañías farmacéuticas. Había que hacerlo de tú a tú, usando el mismo lenguaje, el científico.

La falta de tratamiento, y las escasas expectativas de que los fármacos que estaban en investigación pudieran estar disponibles en un plazo corto de tiempo, llevó a la calle para mostrar su ira a cientos de personas principalmente en Nueva York y San Francisco, dos ciudades donde la crisis tuvo un gran impacto. Fue entonces también cuando muchas personas que participaban en los ensayos de AZT, movidas por la desesperación, abrían las cápsulas para saber si estaban tomando el antirretroviral o sólo placebo. Esta rebelión sirvió para que en ensayos posteriores se restringiera el uso de placebo y más personas pudieran acceder al fármaco experimental.

La organización neoyorquina ACT UP (siglas en inglés de Coalición del SIDA para Desatar el Poder) estuvo a la cabeza de las reivindicaciones, con acciones llamativas y protestas multitudinarias. En poco tiempo se conocían ya por sus característicos ataúdes negros que, todavía hoy, usan en algunas de sus acciones para denunciar la falta de acceso a los fármacos antirretrovirales.

En su primera acción, el 24 de marzo de 1987, pidieron que la administración Reagan tomara cartas en el asunto y que la FDA (Agencia de la Alimentación y del Medicamento de EE UU) facilitara el acceso a fármacos que estaban en desarrollo y potencialmente podían salvar sus vidas. Esta protesta en Wall Street, el corazón financiero del país, se recuerda por las acusaciones a la compañía Burroughs Wellcome de beneficios excesivos con su fármaco AZT. Diecisiete personas fueron arrestadas. Poco después de esta acción la FDA anunció que reduciría el proceso de aprobación de fármacos a dos años. Ante la urgente necesidad de tratamiento, se asumió que se aprobarían fármacos cuyos efectos secundarios a largo plazo no se conocerían hasta que llevaran un tiempo siendo consumidos. Eran momentos de desesperación.

Al año siguiente ya había grupos ACT UP en muchas otras ciudades de EE UU (unos años más tarde también se crearon grupos 'hermanos' en Europa como ACT UP París, todavía activo, o ACT UP Barcelona, ya desaparecido).

Éstos son algunos de los hechos que marcaron el principio de la participación de las personas infectadas y afectadas por el VIH/SIDA en la ciencia del VIH y en concreto en el diseño de estudios y en la elaboración de políticas y documentos oficiales.

Los 90:La respuesta europea

En 1991 se fundaba en Alemania una estructura cooperativa de personas de distintas nacionalidades, el Grupo Europeo de Tratamientos del SIDA (EATG, en sus siglas en inglés), un grupo creciente de activistas en tratamientos que en nuestros días tiene unos cien miembros de más de treinta países de la Unión Europea, de Europa central y de los Nuevos Estados Independientes. Esta ONG se propone reflejar la diversidad de personas que viven con VIH/SIDA en Europa. El centenar de miembros tiene afiliación con otras casi sesenta organizaciones de VIH locales y cerca de cuarenta redes y/o organizaciones a lo largo de toda Europa. Su misión es conseguir el más rápido acceso a productos médicos y pruebas diagnósticas que prevengan o traten la infección por VIH o mejoren la calidad de vida de las personas que viven con VIH y de aquéllas en riesgo de adquirir la infección.

En el seno de EATG, nació en 1997 un grupo llamado European Community Advisory Board (ECAB, Comité Asesor Comunitario Europeo) para facilitar una mejor y más productiva interacción con la investigación y el desarrollo de nuevos agentes para tratar el VIH y sus complicaciones. Los objetivos del ECAB, grupo que ahora cuenta con más de cuarenta miembros, pueden resumirse en dos: contribuir activamente al debate científico entorno al tratamiento del VIH y a su prevención (intervenir en el diseño de estudios independientes o promovidos por las compañías farmacéuticas, en la información a l@s pacientes/participantes, en la seguridad, toxicidad, etc.); y ofrecer una estructura para que las personas infectadas y afectadas por el VIH/SIDA puedan recibir formación y adquirir mayores conocimientos en el campo de los tratamientos y de las nuevas tecnologías de la prevención (vacunas, microbicidas).

Para ello este grupo revisa y ejerce control sobre el diseño de los ensayos clínicos durante el proceso de desarrollo de productos farmacéuticos; revisa el contenido y el lenguaje de los procedimientos de consentimiento informado; pide ser informado de los resultados preliminares e interactúa con otras partes implicadas como l@s investigadores y los comités independientes que controlan la seguridad y los datos que generan los ensayos en curso y que tras sus análisis emiten informes dando luz verde a la continuación del ensayo o pidiendo su detención por razones de seguridad o falta de eficacia. Estos comités, conocidos en inglés como DSMB (Data Safety Monitory Board), actualmente cuentan también con la participación de activistas en tratamientos del VIH tanto europeos, franceses e ingleses de momento, como norteamericanos.

Acceso a fármacos experimentales

El papel del ECAB pasa también por hacerse visible ante todas las partes implicadas y en particular ante las personas con VIH que participan en los estudios; y abogar por el acceso temprano a fármacos experimentales, especialmente para personas que necesitan nuevas opciones de tratamiento. En este sentido el ECAB ha contribuido recientemente a acelerar el acceso a fármacos novedosos como el inhibidor de la entrada T-20 (Fuzeon®), el inhibidor de la proteasa (IP) tipranavir y el próximo acceso este otoño al también nuevo IP TMC114. También ha contribuido a detener un estudio del gigante farmacéutico Pfizer por considerarlo éticamente cuestionable (véase página 36).

Ahora ECAB/EATG colaboran con la Agencia Europea del Medicamento (EMEA, en sus siglas en inglés) para elaborar unas directrices sobre la realización de ensayos clínicos.

De vuelta a América, esta vez fueron l@s estadounidenses quienes se inspiraron en el trabajo europeo. Después de décadas de ejercer el activismo desde grupos concretos o de forma individual, se crea en 2003 AIDS Treatment Activists Coalition (ATAC, Coalición de Activistas en Tratamientos del SIDA) y un comité con funciones similares al ECAB, el Drug Development Committee (DDC, Comité de Desarrollo de Fármacos) impulsado por activistas veteran@s. DDC y ECAB mantienen una continua comunicación; y aunque no siempre comparten los mismos puntos de vista, trabajan para acercar posiciones y reforzar la respuesta comunitaria internacional. Una de las acciones conjuntas que más repercusión tuvo fue la protesta por el incremento de un 400% en el precio de ritonavir (Norvir®) en EE UU.

En Europa, además del ECAB, se han formando con el tiempo coaliciones similares a escala local, que comparten objetivos, elevan temas nacionales al ámbito europeo y, al contrario, se aseguran de que las decisiones tomadas en Europa se implementen localmente, mediante el trabajo en red que facilitan las nuevas tecnologías. El colectivo interasociativo francés TRT-5 creado cinco años antes que el ECAB, en 1992, ha sido la vanguardia de este movimiento. Más recientemente, otros comités asesores comunitarios (CAB, en sus siglas en inglés) se han creado en países como Italia (ICAB), Portugual (GAT), Reino Unido (UKCAB), Alemania, Bélgica y España (FEAT y CACSIDA. Véase a continuación).

Un grupo de psicólog@s sociales de la Universidad Autónoma de Barcelona presentaron en 2003 un trabajo que explica, desde su perspectiva, este nuevo movimiento social [1]. Según ell@s, “l@s activistas se han constituido a sí mism@s como participantes creíbles en el proceso de construcción del conocimiento, ejemplificando, una vez más, el poder inherente de los movimientos sociales en la búsqueda de la 'democratización' de la ciencia y la tecnología”.

 

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