la cara culta
"El personaje que habita este solo, yo misma, es una ignorante; es decir, alguien que aún cree en los misterios "
Hace años que el talento y la pasión de la alicantina Sofía Asencio se pasean por los escenarios de medio mundo. Bailarina, coreógrafa y profesora; experta como poc@s en descubrirnos nuestro cuerpo dormido y recordarnos que es un canal perfecto para expresar la fragilidad y la fortaleza, la ternura y el humor.
Gracias a amig@s comunes he vivido de cerca su paso por las compañías de Vicente Sáez o Lanónima Imperial; ahí descubrí que la rebeldía y el duende encuentran su cauce, y por qué no, su armonía. He visto como crecían espectáculos más intimistas, de pequeño formato y gran encanto, como llegaban los viajes, los bolos, hoy aquí mañana no sé, como llegaban premios, nuevas coreografías, nuevas ideas, ensayos y más ensayos, y el cuerpo cada vez más sabio.
Con Tomás Aragay de aliado –que fue codirector de la inquieta compañía teatral General Elèctrica– firma una serie de espectáculos más complejos en lecturas, tal vez más arriesgados y desde luego menos complacientes con el espectador. Inicia un viraje hacia piezas más teatrales y Sofía ya no sólo expresará con su cuerpo, ahora también recita, habla, interpela al público o como en su última creación bendice a su audiencia –con unos consejos cargados de ironía como «ten piedad de l@s inteligentes, no saben lo que hacen» o «ten fe en la estupidez»–.
En este Solo de una ignorante la estructura narrativa se apoya en los Misterios del Rosario; nada mejor para esta experiencia jodorowskiana de revisitación a los orígenes, a papá y a mamá, que acudir a una tradición que en lugares como Elche parece estar desde siempre. Lo que ya no es tradición sino una actualización en toda regla de un posible ‘calvario’ llega cuando vemos a una serie de peluches a los que la artista va coronando delicadamente y les administra una pastilla; ella misma ingiere una y tras un trago de agua nos lee un prospecto. Ritornavad, efectos secundarios: náuseas, vómitos, dolor de estómago, diarrea, alteraciones musculares, dolor de cabeza, fiebre, cansancio, pérdida de cabello... las risas nerviosas o incrédulas del público se hacen presentes, pero ella insiste: neutropenia, acidosis láctica, cambios en la silueta corporal... acaba la retahíla de efectos indeseables que conocemos de sobra con un sarcástico y lacónico «me siento reconfortada cuando estoy informada».
Nos solemos quejar de la invisibilidad social del VIH/SIDA, por no hablar de su escasa presencia en las artes plásticas en general y en las escénicas en particular, quizás tengamos aquí la excepción que confirma la regla.
Los días 19 y 20 de marzo puede verse Santa Sofía, el solo de una ignorante en la Casa Encendida en Madrid y el 29 de abril en Ontinyent (Valencia), ya para octubre aunque sin fecha concreta en Terrassa y Marsella. Su teléfono de contacto 972 79 31 21 y para asuntos de contratación podéis escribir a tomasaragay@hotmail.com
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