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Estamos en 1995 y Lluís utiliza el nombre artístico de Álex Egea. Es un muchacho que empieza en la incipiente industria del cine pornográfico español, por entonces dominada por José María Ponce, director y productor madrileño afincado en Barcelona, y su pareja, María Bianco, actriz. Ha sido una pareja muy conocida en estos ambientes, aunque las opiniones no son en general muy halagadoras.
Lluís se estrenó como casi meritorio actor secundario, cobrando unas 10.000 pesetas (60 euros) de las de entonces por escena de Club Privado, aunque ya en el 96 le subieron a 25.000 (150 euros) por Solas en la madrugada y Rito sexual, su único gang bang (sexo con múltiples personas a un tiempo). La diferencia no sólo estaba en el precio, también en los niveles de protección frente al VIH: en Club Privado hubo condones porque se iba a pasar en Canal+ el 1 de diciembre, pero no así en Rito sexual, mientras que en Solas en la madrugada no hay menos en la última parte: «Pasó algo extraño –explica Lluís– que me dio qué pensar. Rodamos la prueba de la última escena, en que se simulaba que la actriz me violaba; cuando pregunté por su prueba de VIH, no me la dejaron ver, pero antes de empezar la grabación definitiva me dijeron que se haría con preservativo ». Se daba la circunstancia de que la actriz era María Bianco, la pareja de Ponce. Lluís recuerda: «A mí el porno me gustaba. Creo que, modestia aparte, lo hacía bien, y me hubiera labrado un futuro en esta profesión. Pero estaba el tema del VIH.
Nos obligaban a hacernos la prueba del SIDA cada tres meses. Había que ir a la farmacia, sacarse sangre, pagar, recoger los resultados y presentarlos. Si no, no se podía trabajar. Parece que sigue siendo así. A mí no me parecía suficiente: tod@s sabemos que hay un periodo ventana de tres meses [actualmente hay pruebas que reducen el lapso a 15 días], por lo que se seguía corriendo el riesgo. Así que le dije a Ponce, con quien tampoco tenía una buena relación, que lo quería hacer con condón. Me dio largas sobre el asunto y yo acabé por dejarlo».
Había actores que se adaptaban a las exigencias pero otros que no. «Esta actriz –señala Lluís en una carátula– se negaba en rotundo si no era con condón y por este asunto trabajaba poquísimo». Para nuestro ex actor porno se daba y se da mucha hipocresía en esa industria, y muy floreciente: «José María afirmaba que había que recuperar la inversión, vender, y que el mercado quería ver sexo sin preservativo, pero luego no tenía ningún empacho para pasearse por el Festival de Cine Erótico de Barcelona con un lazo rojo en la solapa».
Preguntado por el ahora archifamoso Nacho Vidal, Lluís cree que participa del mismo doble lenguaje: «Cuando supe que donaba los derechos de su libro autobiográfico a la lucha contra el SIDA no lo entendí. Nacho Vidal empezaba cuando yo me retiré, y presume de no ponerse nunca condón». De hecho, Vidal ha afirmado reiteradamente que a su entender los actores porno no adquieren el VIH durante los rodajes, sino «fuera», porque buscan experiencias más fuertes que no tienen en las películas, es decir que después de tener a las mujeres más atractivas del mundo, optan por tener relaciones homosexuales. Le pregunto a Lluís si le parecen unas declaraciones homófobas, y me dice que sí, y añade: «Si esto fuera así, ¿por qué hay tantas mujeres que están cogiendo el SIDA?».
Para él, debería haber una ley que obligara a que las películas porno utilizaran preservativo. «Las personas tendemos a imitar el mundo virtual. Si todas las películas tuvieran preservativo, la gente se acostumbraría y se educaría, cambiaría su comportamiento. De la misma manera que te pueden detener por producir, distribuir o tener imágenes pedófilas, deberían prohibirse filmar sin protección». Una medida drástica, sin duda, pero que ya aplican algunas cadenas de televisión.
Lluís estudia ahora para convertirse en actor a secas, sin la etiqueta porno, tras intentarlo con Ciencias Físicas: «Me aburría y busqué algo más movido». Mientras espera su gran oportunidad, participa en cortos de estudiantes y se ofrece para contar su experiencia a quien quiera escucharla: «Es muy importante educar sobre este asunto, y tod@s nos tenemos que implicar».
Así sea.
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