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Hola chic@s,
Ésta es la segunda vez que os escribo. En otra ocasión os mandé una carta-denuncia allá por 2001, que publicasteis con el título "Porque no se me nota".
En esta ocasión quisiera referirme a la atención sanitaria que reciben las personas seropositivas en las islas pequeñas: es precaria.
Os cuento, un poco por encima; después de dos meses en coma en el hospital de Fuerteventura, anunciaron a mi familia que en dos días a lo sumo moriría por lo que me iban a quitar todo cuanto tenía puesto. Al parecer, eso fue mi salvación, aunque me quedé inmóvil y en opinión de l@s facultativ@s no iba a poder andar nunca, ni tampoco hablar (pues me hicieron una traqueotomía).
A mi madre no le dieron ninguna ayuda para trasladarme, así es que empecé por esforzarme. Conseguí ponerme de pie y con una cánula fenestrada hablar; finalmente me dieron el alta y ya en Madrid, a los dos meses de rehabilitación y con un pronóstico de invalidez, yo iba por mi cuenta a un gimnasio (actualmente hago dos horas de aeróbic).
Con esto os quiero decir que he sido yo quien ha luchado por mi vida. Y mi "denuncia" es que tendría que haber más orientación para l@s facultativ@s de medicina interna de sitios pequeños, porque se limitan a quitarse el marrón de encima; si eres toxicóman@, que no es mi caso, a ponerte metadona y fuera. No hace falta irse muy lejos para saber que en este aspecto sanitario el nivel de algunos centros es todavía precario y eso que estamos en el siglo XXI, ¿no? Un besote de una seguidora fiel a vuestra-nuestra revista.
Parla, 1 de diciembre de 2004.
Juana.
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