al margen
Hay un suplemento nutricional en el horizonte que puede ser una buena noticia para nuestras mitocondrias.
Probablemente no hayas pensado que tienes que preocuparte por ello, pero entre las muchas toxicidades a las que hacen frente las personas que llevan mucho tiempo tomando terapia antirretroviral (TAR) está el daño en las mitocondrias o fábricas de energía de las células. Se sabe desde hace tiempo que la clase de fármacos de los inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido (ITIN) causan daño en las mitocondrias de las células. La fatiga es un síntoma conocido de toxicidad mitocondrial pero raramente es extrema. Si lo es, puede suponer un riesgo para la vida. Un ejemplo es la acidosis láctica que puede ocurrir debido a la acumulación de lactato, un bioproducto de la actividad mitocondrial. L@s investigadores continúan preguntándose qué papel debe jugar el daño en la mitocondria en el desarrollo de lipodistrofia junto con la alteración del metabolismo del azúcar (resistencia a la insulina) y niveles de lípidos (o grasas) elevados en la sangre. En la edición de este año de la Conferencia sobre Retrovirus (CROI) se presentaron datos que muestran que las personas que llevan mucho tiempo tomando TAR reciben más diagnósticos de diabetes y enfermedad cardiovascular.
El doctor Ulrich Walker, de la Universidad de Freiburg en Alemania, está estudiando un suplemento nutricional que contiene uridina, una sustancia que se encuentra en el organismo de forma natural. La uridina es en sí mismo un nucleósido que nuestro cuerpo usa para producir ADN, pero ello sólo puede ocurrir si las mitocondrias están intactas. Su investigación apoya la teoría de que los actuales ITIN son, de hecho, malos nucleósidos tóxicos para la mitocondria, porque inhiben la gamma polimerasa, una enzima esencial para la replicación del ADN mitocondrial. Según esta teoría, el ADN mitocondrial es necesario para que las células sean capaces de “respirar internamente”, lo que produce energía y crea productos de desecho como el lactato. Cuando esta cadena respiratoria se estropea, el cuerpo no puede producir otros nucleósidos naturales como la uridina (los “nucleósidos buenos”). Aunque no existe todavía una prueba sencilla de laboratorio para determinar la extensión del daño mitocondrial en personas que llevan tiempo tomando TAR, tu doctor puede pedir una prueba para comprobar si tienes niveles altos de lactacto en sangre.
Los estudios de uridina in vitro (en el tubo de ensayo) y en células del hígado de ratones que han estado expuestas a d4T, ddC, AZT y 3TC llevados a cabo por el doctor Walker y su equipo, mostraron resultados prometedores en la reversión del daño en el ADN mitocondrial. Un estudio mostró la capacidad de la uridina para prevenir la anemia y la leucopenia (niveles bajos de glóbulos blancos) inducida por AZT. En estos estudios se usó la uridina en forma de NucleomaxX®, un suplemento nutricional que viene en sobres y cuyo contenido se disuelve en leche, zumo o agua. NucelomaxX® contiene Mitocnol®, un extracto de caña de azúcar con grandes cantidades de nucleósidos “buenos”. NucleomaxX® se puede conseguir en internet, pero es caro. Sugeriría que antes de correr al teclado, esperáramos los resultados de nuevos estudios en humanos. Se han desarrollado protocolos de investigación para estudiar los efectos de la uridina en humanos y en otros tipos de células, incluidas las células grasas, nerviosas y de los músculos. Uno de los estudios, que se desarrollará en Estados Unidos, observará la lipodistrofia en personas que toman d4T.
Hay varios aspectos que vale la pena comentar. No todos los nucleósidos son iguales a la hora de causar toxicidad mitocondrial y sólo los nucleósidos de una clase química llamada “pirimidinas”, mencionados arriba (d4T, ddC, AZT y 3TC), responden a la uridina. Los fármacos de la clase de las “purinas”, como ddI, no lo hacen. Esto probablemente se deba a que la uridina por sí misma pertenece al grupo de las pirimidinas. Además se necesitan estudios para descartar las dudas sobre si la uridina puede afectar negativamente las concentraciones en sangre de los análogos de nucleósido. En estudios iniciales en los que se usaron altas concentraciones de uridina intravenosa, unos cuantos ratones desarrollaron diarrea moderada que desapareció tan pronto como la uridina fue interrumpida. Hasta ahora esto no se ha observado en personas que toman NucleomaX® a la dosis recomendada. Aunque uno siente simpatía por los ratones.
Hablando de cosas más agradables, tenemos que decir que hay un novedoso nucleósido en desarrollo que parece no inhibir la formación del ADN mitocondrial sano. Pero esto será para un nuevo artículo.
Puedes averiguar más sobre NucleomaxX® en www.nucleomaxX.com.
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