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EL ITINERARIO O TRACK D destacó tres áreas de investigación científica relativas a la dimensión social y económica de la epidemia del VIH/SIDA y su impacto. La mayor parte de las sesiones estuvieron dirigidas a una mejor comprensión del riesgo y la vulnerabilidad de las personas y del modo de prevenirlos; de las estrategias para mantener la calidad de vida de las personas que viven con VIH/SIDA; y de las formas de desviar el impacto de la epidemia de personas, familias, comunidades y de la sociedad en general. El resto de sesiones se centraron en temas metodológicos y en la transformación de la investigación en acciones.
El tema principal de este itinerario fue sin duda mejorar nuestro conocimiento del contexto en el que grupos de personas son vulnerables a la infección, y muchas sesiones estuvieron dedicadas a grupos concretos de personas en situación de riesgo. Sin embargo, la epidemia no sólo ha incrementado el número de personas en situación de riesgo, también ha reducido y atenuado la barrera entre grupos en situación de alto y bajo riesgo.
Algunas presentaciones fueron más allá de la simple descripción de los factores contextuales que aumentan la vulnerabilidad, e intentaron explicar las razones estructurales que subyacen en esta vulnerabilidad, como por ejemplo la pobreza, la ausencia de derechos, el estigma y la discriminación asociados y el infortunio de aquell@s que tradicionalmente no han sido activ@s a la hora de promover sus necesidades, como l@s mayores y l@s más jóvenes. Estas mismas presentaciones identificaron posibles respuestas que pueden reducir esta vulnerabilidad, entre ellas la concesión de microcréditos o los programas de alfabetización.
El binomio SIDA y pobreza ha hecho descender en picado el nivel de vida de muchos países. Según datos de ONUSIDA, numerosos estados han experimentado un retroceso sin precedentes en su desarrollo y en especial países de la zona subsahariana, donde los índices de pobreza y hambre han aumentado como consecuencia del SIDA en las últimas dos décadas.
La epidemia del VIH/SIDA no sólo representa una gran crisis humana, sino también una amenaza creciente para el desarrollo sostenible global, social y económico. Durante la XV CIS de Bangkok se presentó un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre la influencia de la epidemia en el trabajo, que alerta sobre la inminente desaparición de un enorme capital humano. Según este informe, 50 millones de trabajadores habrán fallecido en 2010 y unos 74 millones en 2015, si no mejora la atención y el acceso a los medicamentos antirretrovirales. Esta pérdida de capital humano podría tener repercusiones en el crecimiento económico y “constituye una amenaza directa para los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir la pobreza y promover el desarrollo sostenible”, señaló Franklyn Lisk, director del Programa de la OIT sobre VIH/SIDA y el Mundo del Trabajo.
Todavía hay grupos concretos de población cuya situación requiere ser examinada con urgencia, sobre todo las mujeres, y especialmente las jóvenes casadas en contextos de recursos limitados. A pesar de que el 50% de las nuevas infecciones se producen entre mujeres jóvenes, todavía hoy se las excluye de muchos programas de VIH/SIDA y de la toma de decisiones. Las jóvenes necesitan más información sobre sus derechos y los servicios que necesitan, y urge abordar la violencia sexual, socialmente aceptada en algunas culturas, contra las mujeres y las jóvenes (y también, por supuesto, la violencia de hombres contra hombres jóvenes). El papel de los sistemas de educación tiene en este sentido una importancia crucial. Y una forma de incrementar el acceso a la información y a los servicios sobre VIH/SIDA entre las mujeres y las jóvenes pasa por potenciar los servicios de salud reproductiva.
También los hombres que practican sexo con hombres (HSH) son un grupo en situación de riesgo en aumento no sólo por su propia vulnerabilidad personal, sino también porque desempeñan un papel “de puente” con la población femenina. Varias presentaciones de África, Asia y América Latina pusieron de relieve el hecho de que muchos HSH no se definen a sí mismos como homosexuales. La gran variedad de contextos y comportamientos relacionados con los HSH en países en desarrollo necesitan abordarse con mucha más atención para reducir el estigma y ofrecer respuestas y mecanismos de apoyo apropiados.
Por último, las poblaciones móviles y desplazadas son también vulnerables a la infección por VIH tanto por las presiones sociales y económicas como por nuestra limitada comprensión sobre cómo proporcionarles prevención, cuidados y tratamiento. Algunas presentaciones enfatizaron los obstáculos principales a los que se enfrentan las poblaciones migradas: estigma, ausencia de derechos básicos, acceso limitado a servicios y recursos económicos y restricciones fronterizas para las personas positivas.
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