opina
EN MEMORIA 10.º ANIVERSARIO DE SU MUERTE Se acuerda que yo, Frank M. Jordan, alcalde de la ciudad de San Francisco, en reconocimiento a sus históricos y valientes esfuerzos, proclame el 25 de julio del año 1992 como día de Tomás Fábregas en San Francisco.
Lo que supuso Tomás Fábregas (nacido en A Coruña en 1958 y fallecido el 22 de septiembre de 1994 en Oakland, California) en la historia mundial del SIDA, nos llegó de mano del compañero Pedro Morlán, quien fue testigo de primera mano de su labor en EE UU Pedro se convirtió en el narrador del inmenso drama que se desarrollaba a su alrededor y en las mismas carnes de Tomás. La muerte campaba y a diario se recibía la noticia del fallecimiento de un amigo o del amigo de un amigo... No en vano, sólo en EE UU, son ya centenares de miles l@s muert@s por el SIDA.
Con estas novedades llegó el ánimo de investigar y pudimos acceder a una pequeña parte (impactante por sí misma) del currículum de Tomás. Destaca el hecho de que Tomás ha merecido el reconocimiento de la UNESCO al punto de hacerlo figurar en sus páginas con el significativo apelativo de “cruzado” de la lucha contra el SIDA y sus perniciosos efectos sociales. También que la ciudad de San Francisco dedicó un día en homenaje a su labor. O que, también a su memoria, se dedicó el manual HIV & Immigrants: A Manual for AIDS Service Providers, publicado en Estados Unidos. Fue integrante de la organización internacional ACT-UP y directivo de la Fundación Anti–SIDA de San Francisco. A día de hoy se sigue fallando un premio con su nombre, “Tomas Fabregas Award”, dedicado a aquellas personas que se distinguen en la lucha contra el SIDA.
Para Milhomes clama al cielo que un personaje tan importante en la historia de la salud humana no haya tenido el más mínimo reconocimiento en su ciudad natal (tampoco nos consta que otros puntos de la geografía española lo hayan recordado), y por eso hemos concitado la colaboración de esta publicación para que, con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento, su labor no quede en el olvido.
Podría parecer pretencioso ensalzar “los aparentemente pequeños gestos de rebeldía” de un “anodino” inmigrante en EE UU, y quizás lo fuese si no se diese la circunstancia de que se producían en el ojo de un huracán que barre la faz de la tierra, provocando una devastación equiparable a una guerra mundial (según estimaciones de la ONU, las previsiones son que en el año 2020 habrán muerto más de 70 millones de personas). Tomás fue una persona a la que la vida le abrió, delante de él, las puertas de la historia. Su valiente decisión fue traspasar esas puertas y dedicar el tiempo que inexorablemente y con celeridad le acercaba a la muerte, en dar vida a otras muchas personas.
Cualquier gesto de inconformidad y rebeldía ante la actitud pasiva de las instituciones políticas, sanitarias y religiosas ante el genocidio que se estaba perpetrando delante de sus ojos, resultó crucial en aquel momento. Por lo poco o mucho que haya podido forzar cualquiera de estas protestas (y la de Tomás la ponemos entre lo mucho) el desarrollo de la prevención e investigación del SIDA, tenemos en nuestros días una ingente cantidad de personas salvadas de la muerte.
Debo recordar aquí (de no hacerlo no sería fiel a la memoria del colectivo que represento) que la expansión del SIDA en nuestro planeta se debió en gran medida a la satisfacción que producía en poderosas instituciones (iglesias de todo tipo, grupos políticos...) el hecho de que esta enfermedad pareciese matar sólo a homosexuales. Más tarde empezarían a ser también l@s heroinóman@s y l@s haitian@ s. Más rápido que el virus fisiológico se extendió el virus ideológico que implicaba a este insignificante ser en los designios de un poder divino que venía a exterminar a l@s “pecadores”.
Lo que Milhomes pretende con el homenaje a la memoria de Tomás es que el humano conozca al humano. No podemos seguir sustentando nuestro futuro en prejuicios absurdos e infundados como la homofobia y otras fobias, porque no hay mayor aliado de la catástrofe que la ignorancia.
No estamos al margen de que esta barbarie se pueda volver a producir. La gripe asiática es un ejemplo de ello. ¿Qué hubiese sucedido si el período de incubación de una enfermedad que se propaga con tantísima facilidad fuese más largo? Y el hecho de saber que se morían sólo “chin@s”... ¿dejaría indiferente al resto del mundo hasta que fuese demasiado tarde?
En cualquier caso, la lección de las dos enfermedades es bien clara: el género humano es uno y sólo uno. Regodearnos en la desgracia del prójimo por considerarlo en términos despectivos y no conocer su verdadera realidad y valía nos pone a tod@s, literalmente, al borde de la extinción.
Puntualizar que el momento crucial, por el cual adquirió proyección mundial su trabajo, aconteció en 1992, cuando la administración del presidente George Bush disponía que ningún extranjero con SIDA pudiese entrar en el país. Por ese motivo la Conferencia Mundial del SIDA tuvo que trasladar su convocatoria a Holanda. Tomás iría a esa conferencia, lo que significaba salir del país y tener que volver a entrar en el mismo siendo “un extranjero con SIDA”. Seguramente podría haberlo hecho discretamente, avalado por la solidaridad de reputadísimos personajes públicos, pero optó por hacer la denuncia pública de una normativa altamente discriminatoria. Advirtió al presidente Bush de su salida y le retó a impedirle entrar... No fue capaz, la administración Bush, de impedir su regreso al país, con lo cual se sentó el precedente para que Tomás lograse sus objetivos de progreso social y a nadie más le fuese impedida la entrada al país por este motivo.
A Tomás, por todo, gracias.
José Carlos Alonso Sánchez Portavoz de “Milhomes”, Grupo de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales de A Coruña.
Comentar
Nota: No serán publicados los comentarios ofensivos, los que puedan resultar inapropiados para personas de otras confesiones religiosas ni los que contengan datos personales. gTt no se hace responsable de las opiniones publicadas.
No hay comentarios aún ¡Sé el primero en dejar uno!
Enviar un comentario nuevo