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  1. Lo+Positivo 29, otoño 2004
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De Bangkok a Toronto

en persona

UNA PERSPECTIVA CANADIENSE

ESTUVE EN LA XV CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL SIDA en Bangkok pensando que el lema “Acceso para tod@s” significaba principalmente acceso a las terapias antirretrovirales para las personas del mundo en desarrollo. Rápidamente me desengañé de esta idea simplista. El acceso significa cosas distintas para personas distintas (y para sus gobiernos). Mientras intento descifrar el lema de la conferencia de este año, espero que las impresiones y opiniones que vais a leer estimulen el debate para el trabajo de la próxima conferencia que tendrá lugar en Toronto en agosto de 2006.

Imagen: Bangkok y Toronto

El acceso al tratamiento continúa dominando la agenda política de estas conferencias, y por una buena razón. El fracaso en proporcionar los muchos tratamientos que ahora existen se hace evidente cuando sólo un 7% de los cinco o seis millones de personas que se calcula que en los países en desarrollo necesitan tratamiento lo están recibiendo. Hasta la fecha, la iniciativa global de la OMS para tratar a tres millones de personas en 2005 ha significado tratamiento tan sólo para 400.000 personas con SIDA.

Acceso al tratamiento también significa acceso a la prueba del VIH, a herramientas de diagnóstico transportables y asequibles para determinar la carga viral y los recuentos de CD4 y para controlar el desarrollo de resistencias. En muchas sesiones se oyeron las voces, a menudo subidas de tono, de activistas preocupad@s de todo el mundo. Desde miembros de ACT-UP París que destrozaron stands de las compañías farmacéuticas a usuari@s de drogas tailandeses pidiendo el derecho a recibir tratamiento del VIH, y hasta líderes mundiales de opinión como Kofi Annan y Nelson Mandela que han sumado sus voces al coro de la urgencia que exhorta a l@s investigadores, la industria y los gobiernos a actuar con la mayor rapidez y diligencia.

Una mujer de Nigeria que vive con VIH, Rolake Nwagwu, escribe en un artículo que los fármacos disponibles ahora en su país mediante la iniciativa “3x5” de la OMS, o a través del Fondo Mundial, están yendo a áreas urbanas, mientras que las personas que viven en la Nigeria rural han sido situadas, una vez más, al final de cola. En mi relativamente rico país, Canadá, continuamos viendo las dificultades que las personas de zonas rurales tienen para encontrar un especialista y servicios de apoyo.

Pero como estamos aprendiendo, la lucha mundial contra el SIDA debe avanzar de forma simultánea en frentes diferentes que, en la práctica, preparen el terreno para que más personas consigan acceso a terapias asequibles y manejables. ¿Cómo puedes tener acceso al tratamiento si vives en un país donde prácticamente no existe la atención sanitaria? ¿Cómo puedes empezar a construir un sistema de salud sin un liderazgo político sólido que lo asuma como una prioridad? Éstos son temas de acceso que superan las propias posibilidades y que la conferencia internacional hoy trata de abordar.

Bangkok es la primera conferencia que ofrece un itinerario dedicado al “liderazgo”. Fue un inicio, aunque no completamente exitoso si atendemos al hecho de que el gobierno tailandés tuvo que cancelar una cumbre sobre SIDA ya planeada porque de 10 jefes de estado invitados, sólo el presidente Musaveni de Uganda confirmó su asistencia. La capacidad de los líderes mundiales para crear conciencia sobre la epidemia es sólo uno de los aspectos del liderazgo. En Toronto me gustaría que la conferencia ampliara su visión de liderazgo para incluir el tutelaje de personas que viven con VIH como líderes en sus propias comunidades y enseñarles a ellas y a los líderes políticos cómo tender puentes en su trabajo. Esto no se puede llevar a cabo sin involucrar completamente ONG internacionales como ICASO (Consejo Internacional de Organizaciones en SIDA, en sus siglas en inglés), una de las coorganizadoras de la conferencia, cuya misión es construir la respuesta comunitaria a la epidemia en todo el mundo.

Me di cuenta, una mañana escuchando al presidente Museveni de Uganda hablar en una sesión plenaria, que podría ser que estuviéramos yendo hacia atrás en la creación de acceso a la información y mejores prácticas para prevenir la extensión del VIH. El presidente Museveni invirtió mucho más tiempo del que tenía asignado a promocionar la política reaccionaria conocida como ABC. Esta estrategia de prevención promueve la abstinencia y la monogamia mutua por encima del uso del condón. Ignora el hecho de que muchas mujeres que practican “abstinencia” o “monogamia” son infectadas por hombres que no lo hacen. Ignora el hecho de que muchos de estos hombres se han acostado con trabajadoras del sexo. Ignora la realidad de la epidemia en países donde las tasas de infección están aumentando entre gente joven, usuari@s de drogas inyectables y hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres. El presidente de Uganda debe estar preocupado por la actual ayuda exterior de la administración Bush, que también ha creído apropiado reservar los fondos de prevención a aquellos países y programas que apoyan la ideología ABC. Esto es especialmente preocupante en un momento en que las tecnologías clave en la prevención, como los microbicidas y las vacunas, se encuentran todavía a años de distancia.

Canadá ha apoyado desde hace tiempo una política de reducción de daños que basa sus programas de prevención en “CNN”: Condones, Agujas y Negociación (en sus siglas en inglés). Aunque CNN no se refiera al canal de noticias, el acceso a la información y la habilidad en comunicar son activos clave de la economía global del conocimiento y deben ser aprovechados para movilizar la sociedad civil si vamos a detener y revertir la pandemia para el año 2005, tal como ha sido propuesto por el Objetivo de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas.

“Acceso para tod@s” seguirá siendo un sueño utópico sin suficientes recursos para financiar investigación, programas y tecnologías prácticas de prevención, y atención sanitaria y tratamiento asequibles. El acceso no tiene significado a no ser que los países pobres sean capaces de adquirir o producir las medicinas que necesitan. El acceso no tiene sentido si los pobres y vulnerables, especialmente las mujeres, continúan siendo alejadas de la atención sanitaria por miedo a desvelar su estatus. Quizás la tensión dinámica entre ciencia y política en las conferencias internacionales es, de hecho, un signo de salud.

Ron Rosenes es miembro de Canadian Treatment Action Council, una organización canadiense que aboga por el acceso al tratamiento, y ahora es miembro del Comité Local que participa en la organización de la XVI Conferencia Internacional del SIDA, Toronto, 2006.

 

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