a debate
Con motivo de la instalación de una granja de cría de monos para su uso en experimentación científica en el municipio de Camarles, en la provincia de Tarragona, se ha suscitado una fuerte polémica social sobre la ética de dichas prácticas. Os ofrecemos dos puntos de vista: uno en contra a partir de las noticias recogidas en prensa y otro a favor extraído del manifiesto de activistas del SIDA.
La humanidad necesita investigar con animales para que avance la medicinaEn 2001 murieron 2.300 personas de SIDA en España: los tratamientos actualmente disponibles no les funcionaron. Para evitar que esto siga sucediendo necesitamos nuevos medicamentos más eficaces y tolerables. Esos medicamentos sólo pueden desarrollarse utilizando animales en el proceso de experimentación, como ha sucedido hasta ahora. Las medicinas para el SIDA por las que luchamos no existirían si no hubiéramos contado con animales para experimentarlas. Antes de que lleguen a los seres humanos, los medicamentos pasan por diversas etapas de investigación, incluyendo su prueba en animales. Eso es imprescindible para saber si la sustancia podría ser nociva para las personas: si no se pudiera experimentar con animales, o bien habría que renunciar a la investigación en medicina (en el SIDA, el cáncer, el alzheimer y tantas otras), o bien habría que hacer pruebas inseguras en humanos, lo que resulta éticamente inaceptable. En realidad, la gran esperanza para los 40 millones de personas que viven con VIH/SIDA, en especial la de países en desarrollo, es encontrar una vacuna cuyo desarrollo previo sólo es posible en animales. En concreto, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que causa el SIDA tiene dos equivalentes en el mundo animal: el virus de inmunodeficiencia simia (VIS) y el virus de inmunodeficiencia felina (VIF). Cualquier sustancia candidata a ser una vacuna humana para el SIDA debe pasar antes la prueba en monos a los que se inocula el VIS. Pero uno de los escollos con el que se está encontrando la investigación en vacunas para el SIDA es la creciente escasez de monos rhesus criados para investigación y la consiguiente elevación de su precio. Ello encarece y retrasa más los programas de investigación de vacunas para el SIDA. Estas prácticas con animales, cuando se hacen correctamente, están sometidas a regulaciones internacionales muy estrictas sobre condiciones de vida y mitigación del dolor. Sería ideal no tener que recurrir a animales, pero es sencillamente imposible si queremos avanzar en medicina. Por ello, las personas y organizaciones que se oponen a la cría de animales para investigación -y sólo para investigación- deben saber que con su actitud están condenado a millones de seres humanos al sufrimiento, la enfermedad y la muerte. Entendemos que la oposición al establecimiento de una granja de cría de monos para investigación -siempre que ésta cumpla con todas las normativas, incluida la de impacto ambiental- en la población de Camarles, en la provincia de Tarragona, es éticamente condenable y políticamente rechazable. Montse Tafalla por las ONG SIDA de apoyo |
No a la granja de monos en CamarlesLa instalación en Camarles (Baix Ebre) de una granja de monos destinados a la investigación ha topado con la oposición de la población, que ha constituido la plataforma Aturem el Centre de Primats para alertar de los peligros sanitarios y ecológicos de la existencia de un centro de estas características en el municipio. Los primeros en oponerse al proyecto fueron algunas organizaciones contrarias al empleo de animales en proyectos de investigación, como Ecologistas en Acción y la Fundación Altarriba. Alicia Prades, portavoz de Animal Help -integrada en Ecologistas en Acción-, afirma que la empresa solicitó permisos para instalar el centro en otros países europeos, que denegaron su solicitud, ‘pero parece que aquí se dan permisos para todo’. La construcción se ha visto postergada con la puesta en marcha de contenciosos por parte de la fundación Altarriba por supuesto incumplimiento de la ley urbanística, dado que al lado de la granja se construía la vivienda del guarda. Los departamentos de Medio Ambiente y Política Territorial también mostraron una actitud dubitativa tras la concesión de las licencias y contribuyeron al retraso de la puesta en marcha del centro, que finalmente, por vía judicial, ha obtenido todos los permisos. Una vez que la construcción parece imparable, ha sido parte de la población de Camarles, de unos 3.000 habitantes, la que se ha unido contra el proyecto. En una asamblea a la que asistieron 200 personas, se decidió la constitución de la plataforma Aturem el Centre de Primats, que ha hecho suyos los argumentos de los ecologistas. Según explica Tomàs Queralt, el centro se sitúa en suelo rústico, que sólo puede albergar granjas agropecuarias, ‘y los monos no son gallinas o cerdos’. Además, la granja estará a tan sólo siete kilómetros de la zona del delta del Ebro incluida en el Plan de Espacios de Interés Natural (PEIN). Una de las cuestiones que más preocupan de la instalación de la empresa es que los monos, bien mediante sus excrementos, bien en caso de que alguno se escapara, podrían alterar la ecología del delta mediante la transmisión de algún agente nocivo, ‘y ésta es una zona plagada de mosquitos y conejos salvajes’, de manera que cabe la posibilidad de que se viera afectada la salud de las personas, según explica Queralt. L@s contrari@s al proyecto esgrimen diferentes informes técnicos, uno de ellos de la veterinaria del zoo de Barcelona, sobre el peligro que comporta albergar la granja. La plataforma, que está dispuesta a llegar al Parlamento europeo, ha recogido ya 1.000 firmas entre l@s ciudadan@s de Camarles. El País Edición de Catalunya, 29 de julio de 2002. |
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