en persona
Aunque no existen datos oficiales sobre el número de transexuales que hay en España, algunos estudios lo cifran entre 7.000 y 9.000. Tampoco hay confirmación oficial de ese porcentaje del 22% que, según la tesina de María José Belza, son seropositivos. Sin embargo, según el COGAM, ésta es una cifra que se aproxima bastante a las que ell@s manejan, por su experiencia en atender a l@s transexuales que acuden en busca de ayuda a la sede del colectivo.

Mónica Martín, coordinadora del Área Transexual de esta organización junto con Lizethe Álvarez, destacan un dato, en parte, más esperanzador: la evolución del número de transexuales en el mundo de la prostitución y la transmisión del VIH. «Según estadísticas del Parlamente Europeo, en 1989 más de un 60% de los transexuales en toda la Comunidad Europea ejercía la prostitución. En España, ese índice era muchísimo mayor. Durante años, descendió mucho el porcentaje, se produjo una normalización de la situación, con una mayor integración, impulsada con medidas legislativas como la Ley 3/2007 reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas. Ahora mismo, la prostitución la ejerce una minoría de transexuales españolas y prácticamente un 90% o más de las mujeres latinas».
Esta misma evolución se refleja en las cifras de transexuales seropositivas: «El porcentaje de gente infectada en el mundo del trabajo sexual es del 22%, un poco alto. Pero hay que tener en cuenta que muchas personas vienen de sitios donde la sanidad pública es peor que la española y en donde los controles de VIH no se hacen. Por eso los datos han cambiado. Anteriormente el porcentaje de prevalencia del VIH era menor, y ahora sí que ha aumentado, porque much@s no se habían hecho las pruebas en su vida».
La evolución positiva en España ha estado ligada, para Mónica y Lizethe, al aumento de las posibilidades laborales y a la mejor integración. Antes, «la gente se veía abocada a la prostitución, a veces, para poder costearse las operaciones de reasignación de sexo, que para las mujeres superaba los 12.000 euros y para los hombres llegaba a los 24.000».
Pero Mónica también diferencia la situación entre hombres y mujeres transexuales, ya que la «integración de los primeros es más fácil, tienen menos problemas sociales y laborales; mientras que las mujeres aún están rompiendo estereotipos relacionados con el reclamo sexual». Los hombres transexuales permanecen más ocultos: el proceso transexualizador provoca unos cambios físicos que, en el caso de los hombres transexuales (reasignación de mujer a hombre) tienen una mayor similitud fenotípica a los hombres biológicos que en el caso inverso, provocando una mayor visibilidad de las mujeres transexuales y, por tanto, una mayor exposición a la discriminación. Además, «la transexualidad masculina está mejor vista, porque se considera una especie de ascenso en el escalafón social de los sexos», en esta sociedad patriarcal y machista.
En este panorama de cifras, también han influido las medidas que comunidades autónomas como Andalucía han llevado a cabo. Andalucía fue la primera comunidad en crear una unidad de género, integrada por un equipo multidisciplinar, y en incluir en la sanidad pública las operaciones de reasignación. Al no ser una medida estatal, se produjo una saturación de la unidad y una lista de espera que actualmente alcanza el año. A esto también ha contribuido el que Extremadura, con una unidad de género pero que no realiza operaciones, los derive a Andalucía. La Comunidad de Madrid tiene previsto poner en marcha en las próximas semanas su propia unidad de género.
LO+POSITIVO: ¿Se discrimina a l@s transexuales seropositiv@s a la hora de las operaciones de reasignación de sexo, como en algunos países latinoamericanos?
Mónica: Que yo sepa, en España sí han hecho intervenciones en clínicas privadas. Y en la sanidad pública no es causa de exclusión. Solamente hay que tener en cuenta el momento del tratamiento del VIH, cómo se encuentra, cómo se está realizando. Pero si en ese momento puede hacerse una operación quirúrgica, seguramente lo harán. No es la primera vez.
LO+POSITIVO: ¿Cubrirá también la sanidad pública los arreglos de otras operaciones ya realizadas?
Mónica: En la sanidad pública va a estar incluido todo: el proceso desde un primer momento hasta el final y también aquell@s situaciones anómalas en que se pueda buscar una solución. Pero esto depende de lo que el médico cirujano encuentre en esa cirugía ya hecha por otro médico, de que pueda encontrar la posibilidad de darle una solución al problema que se plantea. Los retoques son difíciles y los médicos tienden a no intervenir nuevamente si no saben qué pueden encontrar dentro.
LO+POSITIVO: ¿Cómo interactúan los tratamientos hormonales con los antirretrovirales? En caso de que se empiece un tratamiento antirretroviral, ¿podría dejarse el hormonal?
Mónica: Personalmente no conocemos ningún caso, pero en unos talleres que hicimos dijeron que no tenían ninguna relación, aunque depende de en qué momento del proceso transexualizador se encuentra la persona. Porque, claro, hay que partir de que el control hormonal puede variar, el médico lo puede disminuir o aumentar, de acuerdo a la respuesta endocrina hormonal que cada cuerpo da. De acuerdo a esos estados, también el tratamiento antirretroviral tendrá que ver. Pero yo recuerdo que no tenía influencia. Se pueden combinar.
Mónica insiste en la importancia del mantenimiento del tratamiento hormonal y los problemas que puede conllevar una hormonación descontrolada: «La hipófisis y la prolactina se disparan, lo que puede ser peligroso y también provoca a largo plazo la osteoporosis. La autohormonación es peligrosa». En este punto, es fundamental el papel del endocrino que lleva el proceso y que puede bajar las dosis en determinados momentos, o subirla cuando se va a someter a la cirugía «ya que prácticamente lo que se produce es la castración química».
Lizethe Álvarez también apunta otro aspecto y es si ha habido o no extracción de las gónadas: «En la cirugía de la reasignación la persona no va a tener más este tipo de sustancia hormonal natural dentro de su cuerpo, por lo que tendrá que tomar hormonas para el resto de su vida. Por tanto requiere un tratamiento hormonal para siempre y controlado. Las personas que no han sido sometidas a la extirpación, pueden llevar un control hormonal y en algún momento determinado pueden dejar de tomar hormonas, porque al ser sustancias químicas, el cuerpo las puede eliminar». Por eso «es importantísimo compatibilizar el tratamiento antirretroviral y el hormonal».
LO+POSITIVO: ¿Cómo es la atención a las personas transexuales en el ámbito de la sanidad? ¿Se han sentido discriminadas alguna vez?
Mónica: Yo que llevo el proceso desde 1982, nunca he notado discriminación. La experiencia que hemos tenido ha sido muy positiva. En los hospitales de referencia, normalmente el Clínico, al que derivan a muchas personas, la gente es encantadora, l@s profesionales majísim@s, nos han atendido fenomenal, con gente seropositiva e incluso con gente sin papeles. Hace poco he ido con una chiquita argentina, que no tiene ni papeles y tenía un problema en un pecho de la silicona que se le había salido, y tenía una infección crónica que había estado medio año supurando, y le han hecho una cirugía impresionante para limpiarla. Y todo el mundo muy amable. En ese sentido la sanidad pública es excelente. En ocasiones, han conseguido incluso una habitación individual, por las características de la persona, para que esté mejor. L@s médic@s en Madrid han venido tratando a la población antes de que se creara esta unidad en todos los ámbitos, menos la cirugía. A veces podías encontrarte a algún profesional que te dijera que como esos tratamientos no estaban en la sanidad, no te podían atender, pero en general ha habido una asistencia muy buena.
Lizethe: A lo mejor, en otros grupos que trabajan con el profesional ha podido haber roces, pero es por falta de información. Igualmente, yo, aunque llevo poco, nunca he tenido ningún problema al respecto. Y tengo que hacer visible mi situación de transexual, por los tratamientos. Y no, en ningún aspecto he sentido discriminación. Ahora, con la creación de la unidad de género se va a repartir un informe a tod@s l@s médic@s de cabecera y centros de salud.
Mónica, sin embargo, recuerda que «hace años, donde sí encontrábamos más pegas era en buscar alojamiento a las personas seropositivas, ahí si que era difícil. Hablo de casas de acogida. En los servicios sociales no sabían donde situarlas, por el DNI no las podía llevar a un centro de mujeres, pero tampoco a uno de hombres». Ahora, con la nueva ley que permite cambiar el nombre sin necesidad de operación, estos problemas desaparecerán.
Otro cambio que se aprecia en la sociedad se produce dentro de las familias. Aunque la reacción es mejor en las de los chicos que en las de las chicas, han cambiado mucho las cosas. En tiempos de Mónica, hace 20 años, «nos íbamos todas de casa, teníamos que buscarnos la vida. Hoy, ya estamos viendo que les acompañan los padres y les interesa todo el proceso, ayudan a sus hijos o hijas y eso es muy importante. Porque si una persona joven se encuentra con un problema de identidad, y si encima no cuenta con el apoyo familiar, pues de allí a la exclusión es un paso».
Esto lleva a que se expongan y se arriesguen. Lo hemos encontrado también cuando hacen las negociaciones con sus parejas sexo-afectivas: piensan que entregan un amor personal, y que eso es entregarse abiertamente y es creerlo todo, y esa pareja sexo-afectiva ha tenido también otras relaciones. En la población transexual, la gente se pone gomas, pero bajan la guardia en sus vidas privadas… y en este ámbito es donde se está produciendo la conducta de riesgo, que la pareja lleva el VIH a la otra persona».
LO+POSITIVO: ¿Dónde puede acudir una persona que se encuentra en esta situación, que busque ayuda o información?
Mónica: Los colectivos de gays y lesbianas. En Madrid, en Cogam (c. / Puebla nº 9) hay un área sobre salud muy buena y competente que lleva trabajando muchos años. Y lógicamente engloba la población transexual. También en Transexualia, el Hombre Transexual y la Fundación Triángulo.
LO+POSITIVO: ¿Qué ofrece Cogam?
Mónica: Para empezar, nosotras nos hemos ofrecido a trabajar con la unidad de género de la Comunidad de Madrid, para que vincule o enlace nuestro servicio dentro del proceso. Por ejemplo, de apoyo terapéutico, que les podemos dar como grupo de autoapoyo dentro de todo el tratamiento transexualizador, con el tratamiento endocrino y el tratamiento psicoterapeuta; nosotr@s como ONG podemos servir de apoyo a la unidad. En este sentido tenemos que extender la invitación a Transexualia y al Hombre Transexual, que serían los tres ejes en Madrid para poder ofrecerlo. Ése sería el plan, nuestra actividad directa en pleno, en función de la unidad de género.
A lo largo de la entrevista, queda patente continuamente la distinta situación de las mujeres transexuales españolas y de las extranjeras. Según cuenta Lizethe, «la situación social de la que vienen muchas de estas chicas se caracteriza por una tendencia aún a la discriminación y al asesinato. En estos casos, las chicas migran y vienen con la mentalidad de allá, es decir, ellas cuando llegan aquí están excluidas socialmente de allá. La sociedad las excluye y ellas se autoexcluyen».
De ahí que, entre los retos más inmediatos de esta asociación, esté el de incorporarlas a la sociedad, lograr también su integración social. «Tenemos que hacerlas sensibilizar a una nueva postura, a una nueva visión, que ya la han hecho las españolas, que han salido más y se han integrado socialmente, consiguiendo puestos de trabajo. Si se logra sensibilizarlas de que hay unos derechos, que ellas pueden acceder a esos derechos y pueden proyectar sus vidas de forma distinta, entonces va a ser mejor», sentencia esta colombiana asentada en España.
LO+POSITIVO: ¿Cuáles son los retos más cercanos?
Mónica: Queda mucho por hacer. En primer lugar, tenemos que seguir trabajando, porque hay muchas mujeres transexuales que van a seguir sufriendo la exclusión social y laboral. Desde el punto de vista sanitario, vamos a seguir informando, porque hay unas lagunas tremendas, muchas mujeres vienen con una desinformación tremenda. Pero vienen de sitios donde no han recibido información ninguna, con lo cual es normal. Y luego, el tema de las extranjeras, hay que ver de qué manera podemos lograr que esta ley las cubra. Hay una población flotante, que son las personas con residencia, para quienes el cambio de identidad es mucho más complejo, porque sería un documento que sólo tendría valor para España. Mientras que el que le acredita la nacionalidad, es su identidad, por lo que vamos a intentar trabajar buscando fórmulas a través de la ley de inmigración, para que esta población pueda tener la posibilidad a un cambio de identidad.

Mónica Martín, coordinadora del Área Transexual de esta organización junto con Lizethe Álvarez, destacan un dato, en parte, más esperanzador: la evolución del número de transexuales en el mundo de la prostitución y la transmisión del VIH. «Según estadísticas del Parlamente Europeo, en 1989 más de un 60% de los transexuales en toda la Comunidad Europea ejercía la prostitución. En España, ese índice era muchísimo mayor. Durante años, descendió mucho el porcentaje, se produjo una normalización de la situación, con una mayor integración, impulsada con medidas legislativas como la Ley 3/2007 reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas. Ahora mismo, la prostitución la ejerce una minoría de transexuales españolas y prácticamente un 90% o más de las mujeres latinas».
Esta misma evolución se refleja en las cifras de transexuales seropositivas: «El porcentaje de gente infectada en el mundo del trabajo sexual es del 22%, un poco alto. Pero hay que tener en cuenta que muchas personas vienen de sitios donde la sanidad pública es peor que la española y en donde los controles de VIH no se hacen. Por eso los datos han cambiado. Anteriormente el porcentaje de prevalencia del VIH era menor, y ahora sí que ha aumentado, porque much@s no se habían hecho las pruebas en su vida».
La evolución positiva en España ha estado ligada, para Mónica y Lizethe, al aumento de las posibilidades laborales y a la mejor integración. Antes, «la gente se veía abocada a la prostitución, a veces, para poder costearse las operaciones de reasignación de sexo, que para las mujeres superaba los 12.000 euros y para los hombres llegaba a los 24.000».
Pero Mónica también diferencia la situación entre hombres y mujeres transexuales, ya que la «integración de los primeros es más fácil, tienen menos problemas sociales y laborales; mientras que las mujeres aún están rompiendo estereotipos relacionados con el reclamo sexual». Los hombres transexuales permanecen más ocultos: el proceso transexualizador provoca unos cambios físicos que, en el caso de los hombres transexuales (reasignación de mujer a hombre) tienen una mayor similitud fenotípica a los hombres biológicos que en el caso inverso, provocando una mayor visibilidad de las mujeres transexuales y, por tanto, una mayor exposición a la discriminación. Además, «la transexualidad masculina está mejor vista, porque se considera una especie de ascenso en el escalafón social de los sexos», en esta sociedad patriarcal y machista.
En este panorama de cifras, también han influido las medidas que comunidades autónomas como Andalucía han llevado a cabo. Andalucía fue la primera comunidad en crear una unidad de género, integrada por un equipo multidisciplinar, y en incluir en la sanidad pública las operaciones de reasignación. Al no ser una medida estatal, se produjo una saturación de la unidad y una lista de espera que actualmente alcanza el año. A esto también ha contribuido el que Extremadura, con una unidad de género pero que no realiza operaciones, los derive a Andalucía. La Comunidad de Madrid tiene previsto poner en marcha en las próximas semanas su propia unidad de género.
LO+POSITIVO: ¿Se discrimina a l@s transexuales seropositiv@s a la hora de las operaciones de reasignación de sexo, como en algunos países latinoamericanos?
Mónica: Que yo sepa, en España sí han hecho intervenciones en clínicas privadas. Y en la sanidad pública no es causa de exclusión. Solamente hay que tener en cuenta el momento del tratamiento del VIH, cómo se encuentra, cómo se está realizando. Pero si en ese momento puede hacerse una operación quirúrgica, seguramente lo harán. No es la primera vez.
LO+POSITIVO: ¿Cubrirá también la sanidad pública los arreglos de otras operaciones ya realizadas?
Mónica: En la sanidad pública va a estar incluido todo: el proceso desde un primer momento hasta el final y también aquell@s situaciones anómalas en que se pueda buscar una solución. Pero esto depende de lo que el médico cirujano encuentre en esa cirugía ya hecha por otro médico, de que pueda encontrar la posibilidad de darle una solución al problema que se plantea. Los retoques son difíciles y los médicos tienden a no intervenir nuevamente si no saben qué pueden encontrar dentro.
LO+POSITIVO: ¿Cómo interactúan los tratamientos hormonales con los antirretrovirales? En caso de que se empiece un tratamiento antirretroviral, ¿podría dejarse el hormonal?
Mónica: Personalmente no conocemos ningún caso, pero en unos talleres que hicimos dijeron que no tenían ninguna relación, aunque depende de en qué momento del proceso transexualizador se encuentra la persona. Porque, claro, hay que partir de que el control hormonal puede variar, el médico lo puede disminuir o aumentar, de acuerdo a la respuesta endocrina hormonal que cada cuerpo da. De acuerdo a esos estados, también el tratamiento antirretroviral tendrá que ver. Pero yo recuerdo que no tenía influencia. Se pueden combinar.
Mónica insiste en la importancia del mantenimiento del tratamiento hormonal y los problemas que puede conllevar una hormonación descontrolada: «La hipófisis y la prolactina se disparan, lo que puede ser peligroso y también provoca a largo plazo la osteoporosis. La autohormonación es peligrosa». En este punto, es fundamental el papel del endocrino que lleva el proceso y que puede bajar las dosis en determinados momentos, o subirla cuando se va a someter a la cirugía «ya que prácticamente lo que se produce es la castración química».

LO+POSITIVO: ¿Cómo es la atención a las personas transexuales en el ámbito de la sanidad? ¿Se han sentido discriminadas alguna vez?
Mónica: Yo que llevo el proceso desde 1982, nunca he notado discriminación. La experiencia que hemos tenido ha sido muy positiva. En los hospitales de referencia, normalmente el Clínico, al que derivan a muchas personas, la gente es encantadora, l@s profesionales majísim@s, nos han atendido fenomenal, con gente seropositiva e incluso con gente sin papeles. Hace poco he ido con una chiquita argentina, que no tiene ni papeles y tenía un problema en un pecho de la silicona que se le había salido, y tenía una infección crónica que había estado medio año supurando, y le han hecho una cirugía impresionante para limpiarla. Y todo el mundo muy amable. En ese sentido la sanidad pública es excelente. En ocasiones, han conseguido incluso una habitación individual, por las características de la persona, para que esté mejor. L@s médic@s en Madrid han venido tratando a la población antes de que se creara esta unidad en todos los ámbitos, menos la cirugía. A veces podías encontrarte a algún profesional que te dijera que como esos tratamientos no estaban en la sanidad, no te podían atender, pero en general ha habido una asistencia muy buena.
Lizethe: A lo mejor, en otros grupos que trabajan con el profesional ha podido haber roces, pero es por falta de información. Igualmente, yo, aunque llevo poco, nunca he tenido ningún problema al respecto. Y tengo que hacer visible mi situación de transexual, por los tratamientos. Y no, en ningún aspecto he sentido discriminación. Ahora, con la creación de la unidad de género se va a repartir un informe a tod@s l@s médic@s de cabecera y centros de salud.
Mónica, sin embargo, recuerda que «hace años, donde sí encontrábamos más pegas era en buscar alojamiento a las personas seropositivas, ahí si que era difícil. Hablo de casas de acogida. En los servicios sociales no sabían donde situarlas, por el DNI no las podía llevar a un centro de mujeres, pero tampoco a uno de hombres». Ahora, con la nueva ley que permite cambiar el nombre sin necesidad de operación, estos problemas desaparecerán.
Otro cambio que se aprecia en la sociedad se produce dentro de las familias. Aunque la reacción es mejor en las de los chicos que en las de las chicas, han cambiado mucho las cosas. En tiempos de Mónica, hace 20 años, «nos íbamos todas de casa, teníamos que buscarnos la vida. Hoy, ya estamos viendo que les acompañan los padres y les interesa todo el proceso, ayudan a sus hijos o hijas y eso es muy importante. Porque si una persona joven se encuentra con un problema de identidad, y si encima no cuenta con el apoyo familiar, pues de allí a la exclusión es un paso».
Aumento de la transmisión del VIH
Este escenario de evolución positiva y logros cambia al hablar de las políticas de prevención del SIDA, ya que la transmisión por la pareja está aumentando también en este colectivo. Para Lizethe, falla el mecanismo de negociación: «Hablar de la población transexual en riesgo de adquirir el VIH, es hablar del mecanismo de negociación dentro de su sexualidad. Sobre todo cuando están ejerciendo una actividad como el trabajo sexual, el mecanismo de negociación es erróneo y tiene un fundamento. Si estas personas no llevan un proceso transexualizador controlado con una terapia y un tratamiento hormonal, su sexualidad está desestructurada, no está fuertemente afianzada para enfrentar una negociación con diferentes personas cuando hay dinero de por medio.Esto lleva a que se expongan y se arriesguen. Lo hemos encontrado también cuando hacen las negociaciones con sus parejas sexo-afectivas: piensan que entregan un amor personal, y que eso es entregarse abiertamente y es creerlo todo, y esa pareja sexo-afectiva ha tenido también otras relaciones. En la población transexual, la gente se pone gomas, pero bajan la guardia en sus vidas privadas… y en este ámbito es donde se está produciendo la conducta de riesgo, que la pareja lleva el VIH a la otra persona».
LO+POSITIVO: ¿Dónde puede acudir una persona que se encuentra en esta situación, que busque ayuda o información?
Mónica: Los colectivos de gays y lesbianas. En Madrid, en Cogam (c. / Puebla nº 9) hay un área sobre salud muy buena y competente que lleva trabajando muchos años. Y lógicamente engloba la población transexual. También en Transexualia, el Hombre Transexual y la Fundación Triángulo.
LO+POSITIVO: ¿Qué ofrece Cogam?
Mónica: Para empezar, nosotras nos hemos ofrecido a trabajar con la unidad de género de la Comunidad de Madrid, para que vincule o enlace nuestro servicio dentro del proceso. Por ejemplo, de apoyo terapéutico, que les podemos dar como grupo de autoapoyo dentro de todo el tratamiento transexualizador, con el tratamiento endocrino y el tratamiento psicoterapeuta; nosotr@s como ONG podemos servir de apoyo a la unidad. En este sentido tenemos que extender la invitación a Transexualia y al Hombre Transexual, que serían los tres ejes en Madrid para poder ofrecerlo. Ése sería el plan, nuestra actividad directa en pleno, en función de la unidad de género.
A lo largo de la entrevista, queda patente continuamente la distinta situación de las mujeres transexuales españolas y de las extranjeras. Según cuenta Lizethe, «la situación social de la que vienen muchas de estas chicas se caracteriza por una tendencia aún a la discriminación y al asesinato. En estos casos, las chicas migran y vienen con la mentalidad de allá, es decir, ellas cuando llegan aquí están excluidas socialmente de allá. La sociedad las excluye y ellas se autoexcluyen».
De ahí que, entre los retos más inmediatos de esta asociación, esté el de incorporarlas a la sociedad, lograr también su integración social. «Tenemos que hacerlas sensibilizar a una nueva postura, a una nueva visión, que ya la han hecho las españolas, que han salido más y se han integrado socialmente, consiguiendo puestos de trabajo. Si se logra sensibilizarlas de que hay unos derechos, que ellas pueden acceder a esos derechos y pueden proyectar sus vidas de forma distinta, entonces va a ser mejor», sentencia esta colombiana asentada en España.
LO+POSITIVO: ¿Cuáles son los retos más cercanos?
Mónica: Queda mucho por hacer. En primer lugar, tenemos que seguir trabajando, porque hay muchas mujeres transexuales que van a seguir sufriendo la exclusión social y laboral. Desde el punto de vista sanitario, vamos a seguir informando, porque hay unas lagunas tremendas, muchas mujeres vienen con una desinformación tremenda. Pero vienen de sitios donde no han recibido información ninguna, con lo cual es normal. Y luego, el tema de las extranjeras, hay que ver de qué manera podemos lograr que esta ley las cubra. Hay una población flotante, que son las personas con residencia, para quienes el cambio de identidad es mucho más complejo, porque sería un documento que sólo tendría valor para España. Mientras que el que le acredita la nacionalidad, es su identidad, por lo que vamos a intentar trabajar buscando fórmulas a través de la ley de inmigración, para que esta población pueda tener la posibilidad a un cambio de identidad.
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