La pérdida de densidad ósea no sería la única responsable del mayor riesgo de fracturas observado en personas con el VIH

Francesc Martínez
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Son necesarias guías clínicas dirigidas a prevenir fracturas en personas con el VIH más proactivas que las existentes

Un estudio danés publicado en Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes ha concluido que la pérdida de densidad mineral ósea (DMO) no explicaría, por sí sola, por qué las personas con el VIH presentan una tasa de fracturas óseas superior a la observada en la población general. Por ello, recomiendan que, además de las estrategias ya bastante implementadas –tales como el control de la DMO, el cambio de antirretrovirales relacionados con la pérdida de DMO cuando se observe una disminución de la misma o los tratamientos para prevenir la osteoporosis– se editen guías más proactivas y específicas dirigidas a la prevención de la pérdida de la DMO y las fracturas óseas en personas con el VIH.

Junto a la enfermedad cardiovascular, el deterioro cognitivo y el cáncer, la pérdida de DMO se encuentra entre los principales retos clínicos para la población con el VIH que envejece. En los últimos años se han publicado diversos estudios al respecto y se ha detectado que las fracturas óseas por fragilidad son más frecuentes y aparecen a edades más tempranas en personas con el VIH (véase La Noticia del Día 21/06/2017 ).

Para arrojar un poco más de luz sobre este asunto, los investigadores realizaron una revisión sistemática de 142 estudios que compararon el riesgo de fracturas de personas con el VIH con el de la población general. Posteriormente, llevaron a cabo un metaanálisis de 87 de dichos estudios.

En dicho metaanálisis, se observó que el riesgo de fractura por fragilidad (cociente de probabilidades [CP]: 1,51; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,41-1,63) y el de fractura de cadera (CP: 4,05; IC95%: 2,99-5,49) eran significativamente superiores en personas con el VIH.

Al evaluar los datos de DMO, los investigadores observaron diferencias significativas en cadera (puntuación Z de personas con el VIH: -0,31; IC95%: -0,46 – -0,27) y columna vertebral (puntuación Z de personas con el VIH: -0,36; IC95%: -0,39 – -0,15).

Al establecer un modelo que incluyera los datos de DMO y los de riesgo de fracturas, los investigadores concluyeron que la DMO no explicaría, por sí sola, el mayor riesgo de fracturas observado en personas con el VIH .

El manejo actual de la osteoporosis en personas con el VIH sigue las guías de práctica clínica utilizadas para la población general. Los investigadores, a partir de sus resultados, concluyeron que deberían realizarse guías de práctica clínica específicas para personas con el VIH, ya que podrían beneficiarse de intervenciones más precoces que las utilizadas en la población general , puesto que muchas de las fracturas observadas se darían a niveles de DMO que en la población general se consideran seguros.

Este último punto llevó a los autores del estudio a inspirarse en otra circunstancia que –como la infección por el VIH– se relaciona con un mayor riesgo de fracturas que el indicado por la DMO: el uso de glucocorticoides. Las guías de práctica clínica establecen que en personas que usan glucocorticoides de forma crónica, los tratamientos preventivos con bisfosfonatos se inician a niveles de DMO superiores a los tenidos en cuenta en la población general, una aproximación que podría ser útil también en personas con el VIH.

Entre los posibles factores que podrían explicar el mayor riesgo de fracturas se encontrarían la inflamación asociada a la infección crónica por el VIH (que también se ha relacionado con el envejecimiento prematuro), el uso de tenofovir disoproxil fumarato (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Viread®, también en Truvada® y otras combinaciones a dosis fijas) y las hepatitis virales (que son mucho más frecuentes en personas con el VIH que en la población general por presentar vías de transmisión compartidas y que se asocian a una pérdida de DMO).

Los investigadores, además, proponen un factor adicional que no se relacionaría con la DMO: la reducción de la masa muscular causada por la infección por el VIH. Dicho factor aumentaría el riesgo de caídas y, en consecuencia, el de padecer fracturas óseas.

Fuente: POZ / Elaboración propia ( gTt-VIH).
Referencia:
Starup-Linde J, Rosendahl SB, Storgaard M, Langdahl B. Management of Osteoporosis in Patients Living With HIV-A Systematic Review and Meta-analysis. J Acquir Immune Defic Syndr. 2020 Jan 1;83(1):1-8. doi: 10.1097/QAI.0000000000002207.

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