Se observa un mayor riesgo de anomalías menstruales en mujeres con el VIH

Marta Villar
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El bajo peso corporal asociado a la infección por el VIH podría estar relacionado con la amenorrea

Las mujeres con el VIH presentan un riesgo significativamente mayor de sufrir anomalías menstruales que las mujeres sin el virus. Este es uno de los principales resultados de un metaanálisis publicado recientemente en la edición online de la revista AIDS.

La ausencia de los períodos menstruales mensuales –conocida como amenorrea– en mujeres con el VIH fue reconocida por primera vez en 1988 cuando se observó que alrededor de una cuarta parte de las mujeres recién diagnosticas en Uganda la padecían. Desde entonces esta afección ha sido descrita en mujeres con el VIH en fase premenopáusica en variedad de contextos. Entre las complicaciones que puede causar la amenorrea se encuentra la infertilidad, el deterioro del metabolismo óseo, el aumento del riesgo cardiovascular, la depresión, la ansiedad y la insatisfacción sexual.

Se desconoce si la amenorrea es una complicación de la infección por el VIH en sí misma o si se debe a otros factores de riesgo que son más comunes entre las mujeres con el VIH como el bajo peso corporal, la inmunosupresión o la elevada prevalencia de uso de opioides que se da en algunos contextos.

Con el fin de arrojar un poco más de luz sobre la relación entre amenorrea y VIH, un equipo de investigadores canadienses llevó a cabo un metaanálisis donde se incluyeron estudios observacionales de mujeres premenopáusicas que referían tener amenorrea.

En dicho análisis solamente se incluyeron aquellos estudios observacionales que comparaban mujeres con el VIH premenopáusicas con grupos controles compuestos por mujeres sin el virus. Además, se excluyeron aquellos estudios que examinaban la amenorrea en el contexto de la menopausia, de la contracepción, del embarazo, de la lactancia materna o como efecto secundario del tratamiento antirretroviral.

En total, seis estudios publicados entre 1996 y 2010 cumplieron con los criterios de inclusión. Cinco de ellos se realizaron en EE UU de los cuales tres utilizaron datos del Estudio Interagencias sobre VIH en Mujeres (WIHS, en sus siglas en inglés); el sexto estudio fue conducido en Nigeria. El número total de participantes en el metaanálisis, incluyendo a las mujeres con el VIH y a los casos controles, fue de 8.925 mujeres.

En los diferentes estudios se utilizaron distintas definiciones de amenorrea que variaban desde la ausencia de 3 periodos menstruales consecutivos hasta criterios diagnósticos más estrictos como no menstruar durante un año y tener valores de la hormona folículoestimulante inferiores a 25 mUI/mL.

A lo largo de los seis estudios, la edad mediana de las participantes osciló entre los 33 y 37 años. La prevalencia combinada de sustancias fue del 27% con tasas comparables entre las mujeres con el VIH y las del grupo de control. En cuatro de los estudios, el índice de masa corporal (IMC) fue significativamente menor que el de las mujeres sin el virus. Además, en un quinto estudio mostró tasas más altas de pérdida de peso entre las mujeres con el VIH. Aproximadamente una cuarta parte de las mujeres con el VIH tenían enfermedad avanzada (recuentos de células CD4 inferiores a 200 células/mm3).

Teniendo en cuenta todos los estudios se observó una prevalencia general de amenorrea en mujeres con el VIH del 5%.

Dos de los estudios mostraron una asociación significativa entre el VIH y la amenorrea. El primero de ellos se llevó a cabo en Nigeria entre los años 2005 y 2007 en el que el 50% de las mujeres con el VIH recibía tratamiento antirretroviral. En dicho estudio la infección por el VIH se asoció con un riesgo de más del doble de tener amenorrea (cociente de probabilidades [CP]= 2,11; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,25-3,55; p= 0,005).

El otro estudio, realizado en EE UU y con inscripción de las participantes entre 1994 y 1995, mostró que el VIH se asoció con un riesgo de más de tres veces en las probabilidades de padecer amenorrea ([CP]= 3,41; [IC95%]: 1,36-8,57; p= 0,009). Algo menos de la mitad de las participantes (47%) había tomado alguna vez tratamiento antirretroviral y, teniendo en cuenta las fechas del estudio, es muy probable que el tratamiento estuviera formado por una biterapia de análogos de nucleósido  u otros regímenes subóptimos.

El metanálisis mostró una asociación significativa entre el VIH y la amenorrea ([CP]= 1,68; [IC95%]: 1,29-2,20; p= 0,001). Esta asociación se mantuvo prácticamente igual cuando solo se incluyó uno de los estudios de WIHS.

Según los autores del presente análisis, los resultados sugieren una posible relación entre la amenorrea y el bajo IMC asociado a la infección por el VIH, cuyo mecanismo podría estar relacionado con la desregulación inmunitaria. Cabe señalar que a la hora de analizar los datos se controló la variable de uso de opioides en los cinco estudios de EE UU.

Una gran parte de los datos de este metaanálisis proceden de estudios realizados en la época anterior a la llegada de la terapia antirretroviral de gran actividad a finales de los 90; no obstante, los autores consideran que la tasa de mujeres que toman tratamiento antirretroviral en estos estudios –que oscila entre el 15 y el 50%– es similar a la observada en la población actual de mujeres con el VIH en EE UU –que oscila entre un 24 y un 37%–, incluyendo las personas no diagnosticadas. A pesar de ello, se requiere más evidencia procedente de estudios que incluyan a mujeres que toman regímenes antirretroviral modernos.

Asimismo, los autores sugieren que a todas las mujeres con el VIH se les debería realizar el cribado de amenorrea a fin de detectar los casos de diagnóstico precoz y, de esta manera, poder facilitar el tratamiento.

Fuente: Aidsmap/ Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: King EM et al. HIV and amenorrhea: a meta-analysis. AIDS, online edition, DOI: 10.1097/QAD.0000000000002084, 2018.

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