Cambios conductuales tras el diagnóstico de hepatitis C en usuarios de drogas inyectables

Juanse Hernández
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Un estudio apoya la generalización de la prueba del VHC y el counselling sobre prácticas de consumo seguro en este colectivo

Según los resultados de un estudio publicado en la edición electrónica de la revista Clinical Infectious Diseases, el diagnóstico de hepatitis C en personas usuarias de drogas inyectables se asocia con una disminución sostenida en el modo de consumir este tipo de sustancias. Cada tres meses adicionales de seguimiento de los participantes se relacionó con una reducción de un 10% de la probabilidad de inyectarse cocaína o heroína. El cribado rutinario del virus de la hepatitis C (VHC) se asoció asimismo con una disminución de la probabilidad de compartir jeringuillas tanto en pacientes diagnosticados de hepatitis C como en personas seronegativas al VHC.

Es bien sabido que, a escala global, el uso de drogas por vía intravenosa es la principal vía de transmisión del VHC. Canadá es un buen ejemplo de ello donde se puede observar cómo el 83% de los nuevos casos de hepatitis C afectan a usuarios de drogas inyectables. Los programas de reducción de riesgos que proporcionan jeringuillas, agujas limpias, counselling sobre prácticas de consumo seguro y cribado del VHC y el VIH se han convertido en el pilar fundamental para la prevención de la hepatitis C en Canadá y en algunos otros países.

Con el fin de evaluar si la detección del VHC podía tener un impacto sostenido sobre las conductas de riesgo relacionadas con la inyección de drogas y sobre el uso de alcohol, un equipo de investigadores de Montreal (Canadá) diseñó un estudio longitudinal que incluyó a 208 usuarios de drogas inyectables que no tenían hepatitis C en el momento de entrar al estudio. Cada seis meses los participantes se realizaron la prueba de detección del VHC y respondieron un cuestionario sobre sus conductas recientes relacionadas con la inyección de drogas y el uso de alcohol. Además, se proporcionó consejo asistido tras la realización de la prueba y se derivó a los participantes a los dispositivos sanitarios apropiados en los casos en los que fue necesario.

La mayoría de los participantes fueron varones (83%), con una media de edad de 34 años. La media de seguimiento de los pacientes fue de 30 meses lo que proporcionó un total de 528 persona-años de seguimiento.  La seroconversión al VHC se produjo en una tercera parte de los participantes, lo que supuso una tasa de incidencia de 14,4 casos por 100 persona-años. En comparación con los participantes que no se infectaron, aquellos a los que se detectaron los anticuerpos del VHC tuvieron más probabilidades de haberse inyectado opiáceos (51 frente a 22%; p<0,001); cocaína (87 frente a 63%; p=0,004) y de compartir jeringuillas (39 frente a 24%; p= 0,021) los seis meses anteriores.

Durante el período de seguimiento del estudio, la tasa de individuos que comunicaron que compartían jeringuillas fue cayendo a niveles muy bajos independientemente de si la persona estaba infectada o no por VHC.

La notificación de un resultado positivo en la prueba del VHC se asoció también con descensos significativos y sostenidos en la probabilidad de informar a los investigadores sobre el consumo de heroína o cocaína inyectadas. Cada tres meses adicionales de seguimiento se relacionó con una disminución de un 10% en la tasa de las personas que comunicaron alguno de estos comportamientos de inyección de drogas. Sin embargo, el consumo de heroína y cocaína inyectadas permaneció invariable entre los participantes seronegativos al VHC.

Sin embargo, el estudio no halló indicios de que el cribado del VHC tuviese un impacto sobre el uso del alcohol en el colectivo de usuarios de drogas inyectables. Los autores creen que este hallazgo debería ser motivo de preocupación ya que el alcohol se asocia con una mayor progresión de la enfermedad hepática.

En sus conclusiones, los investigadores señalan: “Nuestros resultados sugieren que la disminución de las conductas de riesgo en la inyección de drogas se debe principalmente a la notificación del diagnóstico de hepatitis C en usuarios de drogas inyectables”. Sin embargo, el estudio no fue capaz de hallar un cambio sostenido similar en el consumo de drogas inyectables entre aquellas personas que no se infectaron por VHC.

Con todo, los autores de este estudio consideran que el cambio observado en las conductas de riesgo tras un diagnóstico positivo al VHC apoya de manera firma la generalización del cribado de la hepatitis C en este colectivo, y que la investigación requerirá dilucidar en el futuro cuáles son las intervenciones más apropiadas que promuevan el uso seguro, o incluso menor, de drogas inyectables en personas seropositivas al VHC.

Fuente:
Infohep
Referencia: Bruneau J, Zang G, Abrahamowicz M, et al. Sustained drug use changes following hepatitis C screening and counseling among recently infected persons who inject drugs. Clin Infect Dis, online edition, 2013.

Beckwith CG, Larney S, Flanigan TP, et al. HCV testing and drug use in North America; is there more than meets the eye? Clin Infect Dis, online edition, 2013.

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