La tomografía computarizada de tórax permite la detección precoz del cáncer de pulmón en personas fumadoras con el VIH

Juanse Hernández
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Investigadores franceses consideran que este método de cribado podría beneficiar a pacientes a partir de los 45 años de edad y con una historia de inmunodeficiencia

De acuerdo con los resultados de un estudio publicado en la revista AIDS, la tomografía computarizada permitió detectar el cáncer de pulmón a 9 de 442 personas fumadoras con el VIH de 40 años o más de edad que se sometieron a dicha prueba diagnóstica en el contexto de un ensayo clínico multicéntrico francés.  La tomografía computarizada ayudó a detectar estos cánceres en estadios precoces de la enfermedad y a edades más tempranas que las registradas en la población general.

Es bien sabido que fumar constituye la principal causa del cáncer de pulmón tanto en población general como en personas con el VIH siendo el tabaquismo más prevalente en estos últimos (véase La Noticia del Día 22/12/2015). Además, determinadas conductas relacionadas con el hábito tabáquico en personas con el VIH hacen que el riesgo de padecer cáncer de pulmón sea mayor (edad de inicio temprana, mayor intensidad de consumo, mayor nivel de adicción…). El riesgo de desarrollar cáncer de pulmón aumenta con la edad y algunos estudios epidemiológicos han revelado una mayor incidencia de este tipo de cáncer a edades más precoces en las personas con el VIH. Al igual que sucede en la población general, la incidencia es mayor en hombres.

En población general, la tomografía computarizada de baja radicación es capaz de detectar pequeñas anomalías que pueden ser tumores en fase precoz y que no pueden ser visualizados en radiografías de tórax. El cribado del cáncer de pulmón con esta técnica permite reducir la mortalidad en personas fumadoras de edades comprendidas entre 55 y 74 años en la población general.

En personas con el VIH, el de pulmón constituye el cáncer con la mayor incidencia y mortalidad de todos los cánceres no asociados a sida. Hasta la publicación de este estudio francés, el potencial valor de la tomografía computarizada en el cribado del cáncer de pulmón no había sido establecido en personas con el VIH dado que estos pacientes presentan tasas más elevadas de otras enfermedades pulmonares que podrían conducir a falsos positivos en la detección de nódulos y al aumento del uso de otros métodos diagnósticos invasivos potencialmente más nocivos.

Con el fin de arrojar más luz sobre esta cuestión, un grupo de investigadores franceses llevaron a cabo un estudio con 442 personas con el VIH de, como mínimo, 40 años de edad que habían tenido un recuento nádir de CD4 por debajo de 350 células/mm3. Todos los participantes habían fumado alrededor de unos veinte paquetes al año aunque podían haber dejado de fumar en los tres últimos años. El estudio excluyó a personas con un cáncer activo, una enfermedad definitoria de sida o una infección pulmonar en los últimos dos años.

A todos los participantes se les realizó un seguimiento de, como mínimo, dos años tras una única tomografía computarizada del tórax de radiación de baja a moderada. Un resultado positivo en la prueba de imagen supuso la realización de pruebas diagnosticas estandarizadas. Los médicos diagnosticaron cáncer de pulmón a través de análisis histológico de las muestras de biopsia.  El criterio de valoración principal del estudio fue el número de casos de cáncer de pulmón confirmados histológicamente y que habían sido detectados por una tomografía computarizada del tórax.

Entre febrero de 2011 y junio de 2012, 442 personas se sometieron a una tomografía computarizada del tórax. Los participantes tenían una mediana de edad de 49,8 años; el 84% de los participantes eran hombres; el 98% estaba tomando tratamiento antirretroviral; y un 90% tenía la carga viral indetectable. El recuento mediano nadir y actual de CD4 fue de 168 y 574 células/mm3. La mediana de consumo de tabaco fue de unos 30 paquetes de cigarrillos al año.

De las 442 personas que se realizaron la tomografía computarizada del tórax, 94 pacientes (21%) tuvieron un resultado positivo. A un total de 54 pacientes (12%) se les realizo una segunda tomografía; a 22 (5%) una tercera; a 16 (4%) una cuarta o quinta; y a 2 pacientes, una sexta tomografía para el seguimiento de los resultados positivos.

Tras una mediana de 24,4 meses de seguimiento tras la realización de la primera tomografía computarizada del tórax, los médicos diagnosticaron 10 casos de cáncer de pulmón de los cuales 9 fueron detectados a través de la tomografía computarizada del tórax. En ocho de los 9 pacientes se confirmó histológicamente la presencia de cáncer de pulmón y la paciente restante tuvo un cáncer de pulmón altamente probable que se sospechó por la presencia de un nódulo de 10 mm. El décimo caso de cáncer de pulmón fue el de un paciente diagnosticado 88 semanas después de la primera tomografía computarizada en la que no se detectó la presencia de nódulos.

De los 9 casos de cáncer de pulmón detectados por la tomografía computarizada, cuatro se encontraban en estadio IA; uno en estadio IB; uno en estadio IIA; y tres en estadio IV. De las tres personas con cáncer de pulmón en estadio IV, dos pacientes habían retrasado la pruebas diagnósticas estandarizadas tras la detección por tomografía computarizada de un nódulo positivo.

La prevalencia de cáncer de pulmón detectado por tomografía computarizada en esta población de personas con el VIH fumadoras fue de 2,03% (intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 0,90-3,80%). Los investigadores calcularon que 49 pacientes (IC95%: 26-111) tendrían que realizarse una tomografía computarizada de tórax para detectar un caso de cáncer de pulmón.

Un hallazgo relevante de este estudio es que 8 de los 10 casos de cáncer de pulmón se produjeron en pacientes de menos de 55 años de edad. Esto significa que dichos cánceres hubieran pasado desapercibidos de haberse seguido las directrices francesas de cribado del cáncer de pulmón que recomiendan la detección a partir de los 55 años.

Se llevaron a cabo solo 18 pruebas diagnósticas invasivas en 15 pacientes tras un resultado positivo en la tomografía computarizada (lo que representa el 3,39% del total de los pacientes del estudio y el 15,96% de los pacientes que tuvieron un resultado positivo en la tomografía computarizada). Estas pruebas no causaron efectos adversos graves y permitieron el poder realizar diagnósticos histológicos alternativos en cuatro pacientes.

De entre los 404 participantes que completaron el seguimiento de dos años establecido en el protocolo del estudio, 402 tuvieron datos completos de tabaquismo, incluidos 368 (91% de los 404) que fumaban en el momento de entrada al estudio. De estos 368 participantes fumadores, 74 (20%) habían dejado de fumar en la última visita. Por lo que respecta a los fumadores activos tanto a nivel basal como en la última visita, 57 (19%) tuvieron un resultado positivo en la primera tomografía computarizada de tórax en comparación con 19 pacientes (26%) que habían dejado de fumar en la última visita; sin embargo, esta diferencia no se mostró estadísticamente significativa (p=0,23).

Los resultados de este estudio tienen importantes implicaciones en el cribado del cáncer de pulmón en personas con el VIH en situación de alto riesgo. De acuerdo con los investigadores, el diagnóstico precoz de este tipo de cáncer es viable con el uso de tomografía computarizada de tórax en personas con el VIH fumadoras. La tasa de resultados falsos positivos –uno de los motivos de preocupación en la realización de esta prueba de imagen en personas con el VIH– fue aceptabl
e y no se registraron efectos adversos. Por último, los investigadores consideran que el uso de la tomografía computarizada de tórax en el cribado del cáncer de pulmón es una estrategia que podría beneficiar a personas con el VIH fumadoras, probablemente a partir de los 45 años, y que han tenido una historia de inmunodeficiencia significativa.

A la luz de los resultados de este estudio y de otros similares, resulta fundamental implementar programas de cribado para el diagnóstico precoz del cáncer de pulmón en pacientes con el VIH en situación de alto riesgo. El uso de la tomografía computarizada torácica de baja radiación es un método viable de cribado. Asimismo, resulta prioritario integrar programas de asesoramiento y apoyo a pacientes fumadores en las visitas rutinarias de seguimiento del VIH. De este modo, las personas seropositivas podrían conocer los riesgos del tabaquismo en el contexto de la infección por VIH, así como recibir ayuda apropiada en caso de que decidan dejar el hábito de fumar.

Fuente: Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Makinson A, Eymard-Duvernay S, Raffi F, et al. Feasibility and efficacy of early lung cáncer diagnosis with chest computed tomography in HIV-infected smokers. AIDS 2016, Vol 30(4), 573-582.

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