Una grave enfermedad coronaria sigue siendo más habitual en personas con VIH a pesar de los antirretrovirales

Adam Legge

La hipertensión arterial pulmonar (HAP), una relativamente rara (aunque muy grave) complicación de la infección por VIH, no es menos habitual actualmente de lo que lo fue antes de la era TARGA, según ha descubierto un grupo de investigadores franceses.

La hipertensión arterial pulmonar es una enfermedad en la cual la presión sanguínea aumenta en las arterias que transportan la sangre pobre en oxígeno del corazón para reponerlo en los pulmones. Es una enfermedad que puede ser heredada, pero también puede estar asociada con otras condiciones de salud incluyendo la infección por VIH.
 
A mediados de los años 90, antes de la llegada de la terapia de combinación de tres antirretrovirales, se estimaba que la prevalencia de la enfermedad en pacientes con VIH rondaba el 0,5% lo que equivale a que 1 de cada 200 pacientes la desarrollaba.
 
Esta incidencia es mucho mayor que la que existe en la población general, en la que se registran uno o dos casos por millón.
 
También es una enfermedad mucho más grave cuando existe infección por VIH y según un estudio español publicado en 2003, algo más de la mitad de las personas que desarrollan la enfermedad muere en el plazo de tres años.
 
Los médicos habían esperado que el éxito de TARGA en la pasada década hubiera reducido la probabilidad de desarrollar HAP.
 
El pasado año, el grupo de investigadores examinó a 7.648 personas con VIH provenientes de catorce centros de toda Francia y descubrió que 739 de ellas sufrían de dificultad para respirar, el signo precoz más habitual de HAP.
 
Estos pacientes fueron investigados en más profundidad, en primer lugar realizando un ecocardiograma y si se sospechó de la presencia de HAP, se realizó otra prueba, la cateterización del ventrículo derecho. Esto supone introducir un catéter a través de una vena en el ventrículo derecho del corazón y posteriormente en la arteria pulmonar para comprobar la presión.
 
Se descubrió que 35 de estos pacientes tenían HAP, lo que significa que la prevalencia actualmente es del 0,46%, una diferencia no significativa respecto a la de una década atrás.
 
Los datos fueron presentados en el encuentro de la Sociedad Torácica Americana realizado el pasado mes (20-24 de mayo de 2006) en San Diego (EE UU).
 
El principal autor, el doctor Olivier Sitbon, especialista respiratorio en el hospital Antoine Belclere de París (Francia), afirmó que: "Los resultados pueden ser decepcionantes, pero hemos demostrado que el método de examen que hemos empleado es útil y sirve para identificar a estos pacientes".
 
El doctor puso énfasis en que cualquier paciente con VIH que sufra dificultad para respirar sin motivo aparente debería ponerse en contacto con su médico y los propios médicos deberían establecer un umbral bajo de sospecha de HAP.
 
El doctor Sitbon afirmó que el motivo por el que el VIH provoca que las arterias pulmonares se hagan más gruesas y estrechas, lo que conduce al aumento de la presión, no es conocido.
 
"Se observó HAP en todos los grupos de personas con infección por VIH, independientemente de la causa de infección o el grado de inmunodeficiencia", afirmó.
 
Los pacientes con VIH también obtienen menos beneficio de las terapias convencionales que las personas sin VIH con HAP.
 
Pero el doctor Sitbon afirmó que los últimos tratamientos para HAP parecen funcionar mejor y los datos de seguridad a largo plazo en pacientes con VIH (también presentados en el encuentro de la Sociedad Torácica Americana), sugieren que son seguros.
 
Bosentan (Tracleer) es un fármaco oral empleado para tratar HAP y es catalogado como un antagonista dual del receptor de endotelina. Funciona mediante el bloqueo de la acción de la endotelina, una hormona que se produce en niveles más altos en personas con HAP y que daña el pulmón y las arterias pulmonares.
 
Hace dos años se publicó un ensayo del fármaco en dieciséis personas con VIH que habían desarrollado HAP.
 
El estudio demostró que el nuevo fármaco tuvo un impacto significativo sobre la capacidad de ejercicio de los pacientes (lo lejos que podían caminar) y su calidad de vida y el funcionamiento del corazón mejoró según se determinó por ecocardiografía.
 
El doctor Sitbon afirmó que: "Se trató de un ensayo corto de dieciséis semanas de tratamiento, pero demostró que este nuevo tratamiento tenía un impacto positivo sobre la enfermedad en personas con VIH".
 
Se ha informado de que las personas que reciben tratamiento a largo plazo con bosentan presentan niveles elevados de enzimas hepáticas. Los datos de los últimos dos años presentados en el encuentro de la Sociedad Torácica Americana mostraron que la frecuencia de elevación de las enzimas hepáticas fue de hecho menor en pacientes con VIH, produciéndose en el 34% de los pacientes con VIH frente al 44% de los pacientes sin VIH, a pesar del uso en el grupo de personas con VIH de medicaciones concomitantes también relacionadas con la elevación de los niveles de enzimas hepáticas.
 
Referencias:
Sitbon O et al. Prevalence of pulmonary arterial hypertension in HIV positive outpatients in the Highly Active Antiretroviral Therapy Era. American Thoracic Society International Conference, San Diego, abstract 807, 2006.
 
Humbert, MD et al. Safety profile of bosentan in patients with pulmonary arterial hypertension related to HIV: long-term results from the Tracleer PMS database. American Thoracic Society International Conference, San Diego, abstract A728, 2006.
 
Nunes H et al. Prognostic factors for survival in human immunodeficiency virus-associated pulmonary arterial hypertension. Am J Crit Care Med 2003: 167:1433-1439, 2003
 
Sitbon A et al. Bosentan for the treatment of human immunodeficiency virus-associated pulmonary arterial hypertension. Am J Resp Crit Care Med 170:1212-1217, 2004.
 
Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

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