Se hallan elevadas tasas de violencia de pareja entre hombres gais, bisexuales y otros HSH del Reino Unido

Marta Villar
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Los expertos subrayan la necesidad de incorporar protocolos de detección de la violencia de pareja en las clínicas de salud sexual y poder derivar a los servicios especializados en los casos que sea necesario

Una nueva revisión de los datos del estudio PROUD ha hallado que los hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres (HSH) que toman la profilaxis preexposición frente al VIH (PrEP) presentan tasas elevadas de violencia por parte de su pareja íntima. Los resultados han sido publicados recientemente en la revista BMC Public Health.

El estudio británico PROUD fue diseñado para evaluar la eficacia de la PrEP en hombres gais, bisexuales y otros HSH de Reino Unido (véase La Noticia del Día 22/10/2014 ). En el estudio se recabaron datos sobre violencia de pareja y si el ensayo había influido de alguna manera en sufrir dicha violencia. La decisión de recabar esta información se tomó tras la preocupación inicial de que el uso de la PrEP podría tener un efecto negativo entre aquellos hombres que se ven sometidos a una mayor presión para no utilizar preservativo durante las relaciones sexuales. Por lo tanto, los datos de los que se dispone no son basales sino los proporcionados por los participantes a la semana 12 y 24 del ensayo.

La violencia de pareja íntima, definida como el daño físico, sexual o psicológico ejercido por parte de una pareja actual o pasada, fue evaluada a través de 10 preguntas sobre la experiencia de violencia de pareja a lo largo de la vida o en el último año y la violencia con una pareja actual o pasada en el último año.

Por un lado, se evaluó si los participantes habían sido víctimas de violencia a partir de preguntas que exploraban si sentían temor al comportamiento de su pareja, si necesitaban permiso para realizar ciertas actividades, si habían sufrido abuso físico, si habían sido obligados a participar en actividades sexuales o si habían sido obligados a no utilizar preservativo durante las relaciones sexuales. Por otro lado, se hicieron las preguntas a la inversa para evaluar si el participante ejercía violencia sobre su pareja.

Otros datos recopilados y analizados en relación a la violencia por parte de la pareja incluyeron los síntomas depresivos clínicamente significativos, medidas sobre conductas sexuales, el uso de drogas durante las relaciones sexuales, la edad de la primera relación sexual anal y la evaluación de la homofobia interiorizada.

El presente análisis contó con la participación de 436 hombres que completaron el cuestionario a los 12 meses y/o a los 24 meses de seguimiento sumando un total de 743 cuestionarios. La gran mayoría de los participantes (96%) se identificó como gay, el 82% eran de etnia blanca y la mediana de edad fue 37 años.

Los resultados muestran una elevada prevalencia de violencia de pareja. Al mes 12 de seguimiento (n=410), un 44,9% de los participantes reportó haber sido víctima de violencia por parte de su pareja en algún momento de su vida y un 15,6, en el último año. Por otro lado, un 19,5% refirió haber ejercido violencia sobre su pareja en algún momento a lo largo de la vida y un 7,8% en el último año.

Al mes 24 de seguimiento (n=333), la prevalencia de participantes que declararon haber sido víctimas de violencia de pareja en algún momento de su vida fue del 40,2% y del 14,7% en el año anterior. Por otro lado, un 18% había ejercido violencia a su pareja en algún momento a lo largo de la vida y el 6,9% lo había hecho durante el pasado año.

Tras el análisis de los datos se observó que la violencia de pareja se asoció de manera muy estrecha al uso sexualizado de drogas, a la homofobia interiorizada y a la sintomatología actual de depresión.

Haber ejercido la violencia de pareja en algún momento de la vida o durante el último año se asoció con edades más jóvenes y el uso sexualizado de drogas. Pero, además, haber ejercido violencia de pareja se asoció también muy estrechamente con haber sido víctima en el pasado. En comparación con los hombres que no habían sido víctimas de violencia de pareja, los que sí lo habían sido tuvieron una prevalencia más de ocho veces superior de haber ejercido violencia de pareja en algún momento de su vida y casi 14 veces superior de haberla ejercido en el último año.

La prevalencia de síntomas depresivos fue casi del doble entre los hombres que habían sido víctimas de violencia por parte de su pareja , en comparación con los que no la habían sido. Mientras que para los hombres que habían experimentado la violencia y que también la habían ejercido, la prevalencia de síntomas depresivos era casi tres veces más elevada .

Las estimaciones de prevalencia obtenidas en el presente estudio son más elevadas que las obtenidas en una encuesta transversal realizada en las clínicas de salud sexual de Londres donde se estimó que el 34% de los participantes había sido víctimas de violencia de pareja y el 16,3% la había ejercido. Según los autores del presente estudio, las altas tasas registradas en el estudio PROUD podrían deberse a que los participantes del estudio se sintiesen más cómodos en un ambiente no clínico y al perfil de los participantes, motivos por los que los autores de este análisis consideran que los resultados no son extrapolables al conjunto de Reino Unido.

Los autores resaltaron que la homofobia interiorizada podría tener un impacto en la dinámica de las relaciones íntimas donde el estrés asociado con la presión social para adaptarse a conductas heteronormativas puede desempeñar algún papel en la violencia de pareja entre los hombres gais, bisexuales y otros HSH. Asimismo, también señalan la necesidad de incorporar la detección de la violencia de pareja en las clínicas de salud sexual y poder derivar a los servicios especializados en los casos que sea necesario.

Fuente: AVERT/Elaboración propia ( gTt-VIH )

Referencia: iltz, A. R., Lampe, F. C., Bacchus, L. J., et al. (2019). Intimate partner violence, depression, and sexual behaviour among gay, bisexual and other men who have sex with men in the PROUD trial. BMC public health , 19 (1), 431.

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