Aumentan los casos de diagnóstico tardío del VIH en personas mayores 50 años en prácticamente todas las regiones del mundo

Miguel Vázquez
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Entre las medidas para promover el diagnóstico precoz entre las personas de mayor edad, se incluye la oferta de la prueba guiada por enfermedades indicadoras, el autotest de VIH o hablar de salud sexual y uso de drogas en la consulta médica

La proporción de diagnósticos tardíos del VIH entre las personas mayores de 50 años es mayor que el porcentaje registrado entre las más jóvenes, en prácticamente todas las regiones del mundo examinadas en un estudio estadounidense que contó con datos procedentes de siete grandes cohortes de personas con el VIH. Además, se comprobó que las tasas de diagnósticos tardíos habían disminuido entre las personas jóvenes en muchas regiones en los últimos años, pero este progreso no había sido igual entre las personas de más edad. Este estudio ha sido publicado recientemente en The Lancet HIV

El diagnóstico tardío del VIH se define como aquel que se produce cuando la persona tiene un recuento de CD4 de 350 células/mm3 o inferior y, en general, se debe a que la persona ya lleva un tiempo considerable con la infección. El hecho de tener un diagnóstico tardío es un problema para la salud individual (ya que aumenta el riesgo de enfermedad) como para la salud poblacional (ya que aumenta el riesgo de transmisión)

En este estudio, los investigadores analizaron los datos a partir del año 2000 –dándole especial relevancia a los más recientes disponibles (2017 a 2019, según la región mundial) – procedentes de International Epidemiology Databases to Evaluate AIDS (IeDEA) que agrupa siete grandes cohortes de personas con el VIH.

Los datos más recientes reflejan que un porcentaje significativo de personas tenían más de 50 años cuando fueron diagnosticadas del VIH: el 24% en América del Norte, el 19% en África occidental, el 15% en la región Asia-Pacífico, el 13% en África central, el 12% en África oriental, el 11% en América Latina y el Caribe y el 8% en África meridional. Se observó la peculiaridad de que en las cohortes africanas la proporción de hombres diagnosticados del VIH cuando tenían más de 50 años fue superior a la de mujeres, mientras que en las cohortes de América sucedió al revés.

A pesar de que, en todas las cohortes, el diagnóstico tardío fue relativamente común, dichas tasas fueron más elevadas entre las personas de 50 a 64 años que entre las personas de menos de 50 años. Esta diferencia resultó más evidente en regiones como África oriental (54% de diagnósticos tardíos en la franja de menos de 50 años, frente al 67% entre los mayores de 50 años), América Latina y el Caribe (49% frente a 61%) y la región de Asia-Pacífico (69% frente a 81%).

Por otro lado, también se observó que la mencionada disparidad en las tasas de diagnósticos tardíos según la edad ha ido incrementándose con el tiempo. Así, en África oriental y América Latina, hasta aproximadamente 2004, la media del recuento de CD4 en el momento del diagnóstico del VIH era bastante similar en ambos grupos de edad, pero desde entonces esta cifra ha aumentado de forma más rápida en el grupo de edad más joven. En cuanto a la región Asia-Pacífico, la diferencia no comenzó a aparecer hasta 2008.

Este fenómeno podría deberse a que en la mayoría de los casos las estrategias de prueba y tratamiento se dirigen de forma predominante a personas adultas jóvenes y no consideran a las personas mayores como personas en situación de riesgo frente al VIH. Por este motivo, los autores del estudio recomiendan ampliar los programas de cribado para tener en cuenta a estas personas.

No obstante, apuntan que también deberían aumentar los esfuerzos por ofrecer la prueba guiada por enfermedades indicadoras de VIH entre las estrategias de cribado. Uno de los problemas observados es que algunas de estas enfermedades o condiciones pueden presentarse de forma más habitual en las personas mayores, algo que podría llevar a que el personal sanitario las consideren algo esperable y no ofrezca la realización de la prueba del VIH como harían en el caso de personas más jóvenes. Sin embargo, tanto las estrategias de cribado universal como la oferta de la prueba guiada por enfermedades indicadoras de VIH requieren que el personal sanitario no especializado en el VIH sea el que valore la existencia de una posible infección. Por este motivo se propone implementar medidas para instarles a ofrecer la realización de la prueba a las personas que atienden. Al mismo tiempo, postulan que se promueva la autorrealización de pruebas, una opción que puede resultar atractiva para algunas personas preocupadas por su privacidad, especialmente en entornos donde se enfrentan al doble estigma de la edad y la condición de minoría sexual.

Los autores recomiendan que en las consultas clínicas se trate de forma rutinaria aspectos relacionados con la salud sexual y el posible consumo de sustancias. En el caso de las personas en situación de riesgo de adquirir el VIH, también debería hablarse sobre la profilaxis preexposición (PrEP), poniendo sobre la mesa tanto sus ventajas preventivas como sus posibles efectos secundarios sobre la salud renal o su uso por parte de personas que ya toman más medicación por otras enfermedades (polifarmacia), algo que resulta especialmente relevante a medida que las personas envejecen.

Para progresar en la lucha contra la pandemia del VIH será preciso implementar de forma adecuada programas de prevención y realización de pruebas del VIH dirigidos de forma específica a las personas en situación de riesgo de diagnóstico tardío, entre las cuales las personas mayores constituyen una proporción.

Fuente: Aidsmap/Elaboración propia (gTt-VIH)
Referencia: Justice AC et al. Delayed presentation of HIV among older individuals: a growing problem. The Lancet HIV, published online 23 February 2022. DOI: https://doi.org/10.1016/S2352-3018(22)00003-0

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