CROI 2010: Nuevos datos sobre la infección por VIH en el intestino

Francesc Martínez
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Al contrario que en la sangre, se observa una relación inversa entre la presencia de material genético del VIH y la activación de las células T

Desde las primeras fases de la infección, el VIH daña las membranas intestinales, ya que infecta a muchos de los linfocitos CD4+ presentes en dicho tejido. Estos daños pueden permitir que los microorganismos intestinales puedan pasar al torrente sanguíneo.

En este proceso, conocido como translocación microbiana, las bacterias y las endotoxinas de éstas –tales como el lipopolisacárido (LPS)– pasan a la sangre y pueden desencadenar una activación inmunitaria que puede conllevar una respuesta inflamatoria patológica.

Durante la pasada XVII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas [CROI], celebrada del 16 al 19 de febrero en San Francisco (EE UU), investigadores estadounidenses del grupo de estudio PLUS midieron los niveles de ARN y ADN del VIH –además del grado de activación de las células T– tanto en diferentes partes del tracto intestinal como en las células mononucleares de la sangre periférica (CMSP, tales como linfocitos, monocitos y macrófagos).

Según los investigadores, “el intestino es el mayor reservorio que permite la persistencia del VIH en personas bajo tratamiento antirretroviral”, ya que “diferentes entornos inmunitarios intestinales pueden permitir niveles de virus variables”.

Un total de 8 personas con VIH bajo tratamiento antirretroviral con un recuento de CD4 superiror a 200 células/mm3 y una carga viral inferior a 40 copias/mL durante un período entre 3 y 12 años participaron en el estudio.

Los investigadores tomaron muestras de plasma sanguíneo, de CMSP y biopsias endoscópicas del duodeno, íleo terminal, colon derecho y recto. Además, se midieron los niveles de diferentes marcadores de activación (tales como el CD38 y el HLA-DR) tanto en células periféricas como en las células intestinales por medio de citometría de flujo.

Por medio de un ensayo de alta sensibilidad, se hallaron niveles plasmáticos de ARN del VIH de baja intensidad (una mediana de 2,3 copias/mL).

Por medio de una técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en tiempo real, en las diferentes partes del intestino evaluadas de la mayoría de los participantes (entre el 63 y el 88% de ellos, según la parte evaluada) se halló ARN del VIH no sometido a corte y empalme (proceso conocido como splicing), un tipo de material genético que, entre otras posibles funciones, se utiliza para la formación de nuevos viriones.

Los niveles de ADN del VIH fueron mayores a medida que se descendía por el intestino (con  valores máximos en el recto). Además, los niveles de ADN del VIH por linfocito T CD4 fueron mayores en cualquiera de las 4 partes del intestino evaluadas al compararlos con los hallados en las CMSP (coeficientes de 2,8 en el duodeno, 6,5 en el íleo, 6,3 en el colon y 9,1 en el recto).

La mediana de copias de ARN del VIH no sometido a splicing  por célula CD4 fue también superior en las partes evaluadas del intestino al compararse con las CMSP, con un valor máximo en el íleo (coeficiente de 10,2).

La presencia de ADN del VIH concordó positivamente con los marcadores de activación de las células T presentes en las CMSP, pero de forma negativa con la activación de células T en el intestino.

La proporción entre ARN del VIH no sometido a splicing y el ADN del VIH (actividad transcripcional por célula infectada) fue menor en el intestino delgado que en el grueso.

El ARN del VIH sometido a múltiples procesos de splicing (relacionado con la síntesis de proteínas virales) estuvo más presente en las CMSP (50%) que a nivel intestinal (entre el 0 y el 16,7%, según la parte del intestino evaluada).

El cociente ARN/ADN fue menor en el colon y en el recto (mediana de 0,01 en ambas partes) que en las CMSP (mediana de 0,06), lo que refleja una baja transcripción del VIH a nivel intestinal a pesar de la elevada activación de las células T del intestino.

Los autores del estudio señalaron que “tanto el ADN como el ARN del VIH presentan una mayor concentración a nivel intestinal que en la sangre, pero los niveles de ARN del VIH son máximos en el íleo y los de ADN viral son máximos en el recto”. Así, concluyeron que “la relación inversa observada entre el ADN del VIH y la activación de las células T en el intestino y los bajos niveles de expresión del VIH en el intestino grueso sugieren que los mecanismos de persistencia del VIH a nivel sanguíneo son diferentes a los observados a nivel intestinal”.

Fuente: HIVandHepatitis
Referencia: S Yukl, S Gianella, Q Li, and others (PLUS Study Group). Differences in HIV Burden throughout the Gut of Patients on Suppressive ART: Implications for HIV Persistence. 17th Conference on Retroviruses & Opportunistic Infections (CROI 2010). San Francisco. February 16-19, 2010. Abstract 97.

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