La adquisición del VIH con resistencia a antirretrovirales sería menos problemática que años atrás

Francesc Martínez
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A pesar de que las resistencias a fármacos van en aumento, en general no afectan a los fármacos más nuevos, por lo que sería poco probable que condicionara la eficacia de los actuales tratamientos de primera línea

Un amplio estudio llevado a cabo en EE UU y publicado en Clinical Infectious Diseases ha concluido que, aunque la adquisición del VIH con mutaciones de resistencia a antirretrovirales estaría en aumento, la probabilidad de que ello afecte a la efectividad de los tratamientos de primera línea sería baja, ya que se trataría de resistencias vinculadas a fracasos terapéuticos de años atrás que difícilmente afectarían a los nuevos antirretrovirales.

Como consecuencia del aumento de la prevalencia de la transmisión de VIH con mutaciones de resistencia a antirretrovirales detectado a inicios de la década del 2000, en EE UU se instauró la prueba de resistencia genotípica rutinaria antes de iniciar por primera vez tratamiento antirretroviral en muchos centros médicos. Aunque algunos estudios han apuntado que la prevalencia de virus con resistencia a antirretrovirales ha ido en aumento en EE UU, no hay muchos datos sobre cómo ello ha afectado a la transmisión de virus con resistencias y/o a la efectividad de los tratamientos de primera línea –basados, principalmente, en inhibidores de la integrasa- en personas que han adquirido virus con resistencias.

Para cubrir dicha falta de datos, el presente estudio incluyó a 4.253 personas sin experiencia en tratamientos atendidas entre 2003 y 2015 en centros médicos pertenecientes al grupo Kaiser Permanente Northern California, que atienden al 25% de las personas con seguro médico privado del norte de California (EE UU). Todos los participantes realizaron pruebas de resistencia genotípica antes de iniciar el tratamiento antirretroviral.

El 14% de los participantes había adquirido virus con mutaciones de resistencia. La vía de transmisión preponderante fueron las relaciones sexuales entre hombres gais, bisexuales, transexuales y otros hombres que practican sexo con hombres (HSH) (60% de los casos).

Las mutaciones de resistencia más frecuentes lo fueron a inhibidores de la transcriptasa inversa no análogos de nucleósido (ITINN) (7,2% de los participantes), seguidas por las relacionadas con inhibidores de la transcriptasa inversa análogos de nucleósido (ITIN) (5,8% de los participantes). El 3,2% presentaban mutaciones de resistencia a inhibidores de la proteasa (IP) y el 1,9% presentaban mutaciones de resistencia a más de una familia.

Una mediana de 305 personas fueron cribadas cada año y el análisis mostró que la prevalencia de adquisición de VIH con mutaciones de resistencia se incrementó en un 5% anual (cociente de probabilidades [CP]: 1,05; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 1,03-1,08; p <0,0001).

Las mutaciones de resistencia a ITINN se incrementaron en un 11% anual (CP: 1,11; IC95%: 1,08-1,15; p <0,001), mientras que las mutaciones de resistencia a ITIN no aumentaron significativamente durante el estudio y las asociadas a IP o a múltiples familias aumentaron de forma modesta.

Las mutaciones de resistencia más frecuentes se relacionaron con efavirenz (especialidad farmacéutica genérica [EFG], Sustiva®, también en Atripla®) y nevirapina (EFG, Viramune®) (348 casos). Del total de la población del estudio, el 8% tenían mutaciones de resistencia a efavirenz y el 5% las tenían a nevirapina.

Las principales mutaciones relacionadas con ITIN reducían la susceptibilidad a zidovudina (AZT, Retrovir®, EFG). Además, un 2,8% de los participantes tenían mutaciones que reducían la susceptibilidad a abacavir (EFG, Ziagen®, también en Kivexa® y Triumeq®) y el 2,2% a tenofovir (como TDF en Viread®, Truvada®, Stribild®, Eviplera®, Atripla® y EFG y como TAF en Descovy®, Genvoya®, Symtuza®, Odefsey® y Biktarvy®). La mutación M184V (que confiere resistencia a lamivudina (que suele estar en las mismas coformulaciones que abacavir) o emtricitabina (que suele estar en las mismas coformulaciones que tenofovir) fue extremadamente rara.

Las poco frecuentes mutaciones de resistencia a IP lo eran a fármacos ya en desuso. Aun así, el 2% de los participantes tenían algún grado de resistencia a atazanavir (Reyataz®) y el 0,3% a darunavir (Prezista®, también en Rezolsta® y Symtuza®).

En el estudio no se detectaron mutaciones de resistencia a inhibidores de la integrasa.

Los investigadores concluyeron que el hecho de que aun estando la prevalencia de adquirir VIH con mutaciones de resistencia en aumento, el hecho de que las mutaciones detectadas sean mayoritariamente a fármacos antiguos podría estar indicando que la persona que transmite el virus ya lo adquirió con dichas mutaciones. Solo el 14% de los virus transmitidos se pudieron relacionar con la base de datos del grupo Kaiser Permanente Northern California de personas en tratamiento.

De hecho, los investigadores detectaron numerosos grupos de personas con las mismas mutaciones de resistencia antes de iniciar el tratamiento.

Por ello, no es de esperar que, a pesar de ir en aumento, las mutaciones de resistencia comprometan la efectividad de los tratamientos antirretrovirales de primera línea, basados, mayoritariamente, en inhibidores de la integrasa.

Fuente: Aidsmap / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Rhee SY et al. Trends in the molecular epidemiology and genetic mechanisms of transmitted HIV-1 drug resistance in a large US clinic population. Clin Infect Dis, advance online publication, 2018.

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