Es común que los hombres seropositivos tengan una densidad mineral ósea baja

Michael Carter

Una gran proporción de varones con VIH presentan una densidad mineral ósea reducida, según informa un equipo de investigadores australianos en la edición del 1 de diciembre de Journal of Infectious Diseases.

Como factor de riesgo, se identificó el tratamiento con un inhibidor de la proteasa (IP) potenciado. Asimismo, los autores sugieren que sus resultados apuntan a que tenofovir también provoca cambios en el metabolismo óseo. En el 16% de los casos, el riesgo de fracturas fue lo suficientemente importante como para requerir tratamiento.

Se ha generado un debate considerable en torno a las causas de la baja densidad mineral ósea en pacientes seropositivos. El propio virus ha sido identificado como un factor de riesgo, al igual que también lo ha sido el tratamiento con fármacos antirretrovirales. La mayoría de los hombres del estudio tenían bien controlada la infección por VIH, lo que llevó a los autores a comentar: “Es difícil concluir que la replicación del virus y la gravedad de la infección contribuyan de forma importante a la densidad mineral ósea reducida que hemos observado en nuestra población”.

El ensayo contó con 153 pacientes seropositivos que recibieron atención rutinaria para el VIH en el Hospital St. Vicent de Sydney (Australia) en 2007. La mayoría (98%) eran hombres y la mediana de edad fue de 48 años. La carga viral era indetectable en el 83% de los pacientes y la mediana del recuento de CD4 fue normal, superior a las 500 células/mm3.

Se reunió información sobre los factores de riesgo conocidos para los problemas óseos en pacientes seropositivos, como peso corporal, índice de masa corporal (IMC), tabaco y duración de la infección por VIH.

Además, los investigadores recogieron datos sobre la terapia antirretroviral que los participantes tomaban en el momento y en el pasado. La terapia con IP potenciados y tenofovir (Viread®, también en las pastillas combinadas Truvada® y Atripla®), asimismo, ha sido relacionada con una baja densidad mineral ósea. Además, el tratamiento con tenofovir ha estado asociado con disfunción renal, que puede afectar al metabolismo óseo.

La densidad mineral ósea se determinó empleando escáneres de absorciometría dual de rayos X [DEXA, en sus siglas en inglés].

El 42% de los pacientes presentaban una densidad mineral ósea reducida y el 4% tenía osteoporosis.

El 7% de los participantes fueron diagnosticados de disfunción renal. Esta dolencia estuvo relacionada con una mayor duración de la infección por VIH (p <0,006), una mayor duración del tratamiento con tenofovir (p= 0,019), la terapia con un inhibidor de la proteasa potenciado (p= 0,009) y el tener un menor IMC (p= 0,046).

El equipo de investigadores estudió los factores de riesgo de sufrir una baja densidad ósea y descubrió los siguientes aspectos protectores: un mayor IMC, unos mayores niveles de testosterona y una mayor tasa de aclaramiento de creatinina.

Sin embargo, el tratamiento con un IP potenciado estuvo asociado de forma significativa con una baja densidad ósea (p= 0,006).

Tras tener en cuenta posibles factores de confusión, los autores descubrieron que los niveles más altos de testosterona siguieron resultando protectores frente a la baja densidad mineral ósea (p= 0,027), mientras que la terapia con un inhibidor de la proteasa potenciado siguió relacionada con una menor densidad ósea (p= 0,011).

Los responsables del estudio se sorprendieron por el hallazgo de que tenofovir no provocó reducciones de la densidad ósea. Como posible explicación, sugirieron la relativamente corta duración del tratamiento con el fármaco (promedio: dos años). Además, revelaron que se produjeron ligeros cambios en el metabolismo óseo de los pacientes que tomaban tenofovir, lo que sugiere que la terapia con el fármaco podría resultar en una pérdida ósea.

Finalmente, el equipo de investigadores examinó las posibles implicaciones que una baja densidad mineral ósea tendría para sus pacientes. Emplearon una herramienta reconocida para calcular el riesgo de fractura a diez años (la ecuación FRAX de la Organización Mundial de la Salud [OMS]).

En general, para toda la cohorte, el riesgo a diez años de rotura de cadera fue de un 1,2% y de un 5% el de sufrir una fractura relacionada con la osteoporosis.

Asimismo, un 16% presentó un riesgo de fractura a diez años superior al 7,5%, el umbral a partir del cual se considera rentable el tratamiento con bifosfonato.

“Hemos descubierto una elevada prevalencia de baja densidad mineral ósea en pacientes adultos con VIH que seguían una terapia antirretroviral combinada, especialmente entre los que tomaban un inhibidor de la proteasa potenciado”, concluye el equipo de investigadores, que añade: “El uso de una herramienta como FRAX, de la OMS, merece ser validado en estudios con pacientes infectados por VIH”.

Referencia: Calmy, A et al. Low bone mineral density, renal dysfunction, and fracture risk in HIV infection: a cross-sectional study. J Infect Dis. 2009; 200: 1.746-1.754.

Traducción: Grupo de Trabajo sobre Tratamientos del VIH (gTt).

Redes sociales

¿No quieres perderte nada?
Síguenos en todas las redes

Gilead
Janssen
MSD
ViiV
Gilead
Janssen
MSD
ViiV Healthcare
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Abbvie
Gilead
MSD